CRÍTICA DE LA PELÍCULA “AMANECIDOS”, DE YONAY BOIX Y POL AREGALL, MOSAICO DE DESCONOCIDOS

Un amanecer, un grupo escuchando música dentro de una furgoneta, un texto citado en medio de una clase, un masaje en un teleférico, un concierto de cuerda en un diminuto bar… Escenas de vidas desconocidas, y que sin embargo podrían tener en común tanto como nuestros seres más cercanos y la suerte y el dilema de cualquier persona que habita este mundo afrontando el tiempo y el lugar en el que ha nacido. Básicamente eso es “Amanecidos”, un mosaico de fragmentos inconexos pero con sentido propio por el mero hecho de representar un momento, una situación, un extracto de existencia.

“Cosas que les pasan a unos amigos escogidas al azar”, así define este planteamiento el subtexto elegido en esta película que muestra (casi documenta) el aburrimiento, la soledad, los altibajos, los deseos, las emociones y las incertidumbres de diez jóvenes, con una reticente y anciana adolescencia que pone en duda su etapa final, que viven en una misma ciudad alternando, seleccionando, probando y disfrutando de la volátil (y rara vez estancada) compañía que les rodea en sus años de juventud.

La estructura y la técnica que propone la película está completamente alejada de la narrativa convencional, puesto que no utiliza ese truco o tipo de manipulación de inconexión y desorientación como herramienta, para adoptarlo como forma. Muchos son los cineastas (entre los que estarían Iñarritu o Tarantino) que emplean momentáneamente el desorden de la línea cronológica de la película, pero pocos (Gus Van Sant en “Elephant”, Lynch en la mayoría de su filmografía o Nolan con “Memento”), independientemente de la magnitud de la producción, son los que emplean esa herramienta como la idea principal para llegar expresar aquello que se pretende transmitir. Aun con todo eso presente tiene de su favor el contar situaciones cercanas a cualquier espectador: un chico que desea a la chica que no consigue tener y que no siente atracción por las chicas con las que sí que podría tener algo; una pareja en la que él se siente en inferioridad; un pluriempleado; una persona mística, vacía y sedentaria; una conversación íntima y común, pero anómala dentro del contexto habitual que marca la monotonía; y otro largo recorrido de situaciones cercanas. Quizá lo que más llame la atención durante el visionado de la película sea la sensación de desigualdad o desproporción que se palpa a la hora de comparar al azar varias de las piezas que componen el largometraje, puesto que técnicamente la calidad de la película varía de forma alarmante al pasar de una escena de tres amigos en un parque nevado mostrada con el acabado que posee la cámara de un teléfono móvil a, por ejemplo, otra escena íntima, más planificada (a juzgar por el resultado final), con una iluminación minimalista pero útil y dramática en concordia con esa pieza. Esa desigualdad se podría también atribuir a los intérpretes, donde resalta lo mucho que pueden llegar a expresar unos con muy poco (en los que estaría claramente Javier Pereira, donde ya demostró su valía en “Tu vida en 65 minutos”) a diferencia de la escasez (sin tener en cuenta al personaje) que parecen poder exteriorizar otros. No obstante, el caso de las interpretaciones no llega a suponer un gran problema en conjunto, es más un pequeño borrón puesto que en conjunto cumplen bastante bien

“Amanecidos” se estrenó en salas comerciales el pasado 27 de julio con tan sólo tres copias, aunque, y al estar planteada para ser distribuida a través de Internet, se ha podido ver durante todo el mes de julio en la segunda edición del “Festival de Cine Online”.

Yonay Boix y Pol Aregall han reafirmado la postura y el principio que mostraron todos los autores independientes en sus inicios, siendo conscientes de que se puede hacer algo con muy poco siempre y cuando se tenga presente las enormes dificultades que suponen la falta de presupuesto, y ahí es donde entra en juego el factor humano el cual determina la buena o la mala ejecución de la creación. Si se carece de interés común y no se posee la capacidad de concentrar esfuerzos de forma altruista resulta inmensamente costoso realizar un trabajo de bajo presupuesto. A veces tan sólo es necesario lo mismo que necesitaron los creadores de “Amanecidos”: un equipo reducido que reúna a un grupo de actores y un técnico de sonido. En ese sentido el equipo que ha participado en esta obra puede sentirse orgulloso. Es cierto que una vez decides ir por la vía de las limitaciones y la bondad y voluntad ajena no puedes “aspirar” a la mayoría de los proyectos que a uno le gustaría desarrollar, y ahí entra en juego dar en el clavo con la historia para poder llevarla al camino elegido.

De cara al público considero que inconscientemente cuando recibe una de estas propuestas de “película menor” no la capta o cree que no merece la misma atención que cualquier otra película con un presupuesto medio-alto. Echando la vista atrás está más que claro que el cine independiente (y para definir “cine independiente” necesitaríamos un artículo entero) nunca será (ni debe serlo) apetitoso para el gran público, aunque, no obstante, muchos de los autores más respetados de la historia del cine empezaron por esta senda, puesto que normalmente en los comienzos todos somos iguales.

A la hora de pensar en el conjunto se tiene una imagen general sorprendentemente bastante compacta en la que, aun no queriendo contar de forma prolongada una misma historia, el espectador es capaz de unir lo que transmiten las independientes piezas sin importar todos esos inmensos huecos que no se han visto.

Amanecidos” decentemente muestra, a su modo, esa sensación de confusión, furia postadolescente, pasión y deriva que se respira en los tiempos actuales, componiendo así el reflejo de la juventud (diríamos que la generación nacida a mediados de los ochenta) que vive en cualquier ciudad española en el siglo XXI.

Carlos Ena

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