Hoy entrevistamos a Elena Cid, directora del largometraje documental “Ullate. La danza de la vida”, que nos sorprendió gratamente con su película “Bécquer y las brujas”. Ahora la cineasta aragonesa nos sumerge en el mundo de la danza bajo la figura de Víctor Ullate, un pionero de la danza prácticamente desconocido fuera del mundo del ballet.
Os dejamos con nuestra entrevista a Elena Cid:
– Para empezar, como el propio protagonista se pregunta en tu película, ¿quién es
Víctor Ullate?
– Ullate es un Quijote del Arte. Una persona que se ha dedicado en cuerpo y alma al arte de la danza. No sólo ha vivido la historia de la danza, conociendo y aprendiendo de las figuras internacionales más importantes, como Rudolf Nuréyev, Maurice Béjart, María de Ávila o Antonio Ruiz Soler, sino que él se empeñó en crear un discurso y un estilo artístico propio. Poca gente recuerda que él fue el creador de la actual Compañía Nacional de Danza en circunstancias muy adversas, creó una escuela que ha sido la escuela de los bailarines españoles más importantes a nivel internacional, pero es que, además, él creó su propia compañía de danza en España, lo cual viéndolo en la retrospectiva es realmente una tarea quijotesca. Además, tiene otro valor que no sé si se le reconoce. Ha sido y es un gran comunicador de danza. La ha contado, le ha dado presencia en los medios de forma constante, es un gran valedor y transmite todo su amor por ella de manera única. Entiende perfectamente el valor que tenéis los profesionales de la comunicación y eso pocos artistas lo han trabajado como él.
– ¿Cómo surge la idea de realizar un largometraje documental sobre Ullate?
– Cosa de brujas. La productora de mi anterior documental “Bécquer y las Brujas” Leticia Iserte fue compañera de universidad de Sonia Martín, a su vez, directora de comunicación del Ballet de Víctor Ullate. Casualidad total o brujería. Sonia me propuso que me leyera la biografía de Ullate de Carmen Guaita y me entusiasmé. Su vida me pareció un peliculón.
¡Le había pasado de todo! Ullate fue casi pop culture en los 80-90, un personaje muy mediático, pero yo no tenía ni idea de ballet, así que lo que decidí fue intentar trabajarlo como un guion de cine y luego ver qué nos encontrábamos en el camino. Muy duro, pero fascinante.
– En la película vemos muchas fotos y vídeos de Víctor Ullate de niño y de joven, ¿cómo las conseguiste?
– Lo que queríamos era ver a Ullate bailar y ese privilegio muy poca gente lo había tenido, así es que ese era el gran reto. Estamos en un entorno cinematográfico y la banda sonora original junto con tanto material inédito era clave para conseguir el propósito de que todo el documental bailara. Con Sonia Martín nos enfrentamos a la muy desgastante búsqueda del archivo. RTVE entró al final del proceso y permitió reflejar visualmente muchas cosas como queríamos, pero la verdadera clave fue descubrir que Víctor Ullate regaló de adolescente una cámara de Súper 8 a su padre Julián y éste le había grabado bailando. Cuando conseguimos el material y vimos al Ullate bailarín y cómo giraba… fue una locura, nos emocionamos muchísimo y entendimos porqué fue quien fue.
– María de Ávila resultó ser muy importante en los inicios de Ullate, ¿no?
– Es la gran maestra del clásico en España. Para mí María de Ávila era la escuela por la que pasaba al ir al colegio en Zaragoza, me parecía un sitio súper misterioso con niñas en tutú en posiciones rarísimas. No era consciente de su espectacular valor en la danza en España y mucho menos sabía que antes a los niños no les dejaban bailar. Víctor Ullate fue el primer niño que pisó su escuela; al principio no le dejaban estar con las niñas, hasta que María de Ávila le vio bailar y comenzó a enseñarle personalmente. Una relación que ha tenido su propia danza, sobre todo cuando echaron a Víctor de la dirección del Ballet Nacional Clásico y ella le sustituyó. Hay muchas subtramas dentro del documental, pero esa al final acabó con mucho cariño.
– ¿Cuánto tiempo has estado rodando imágenes para este documental?
– Empezamos hace más cuatro años, en época de pandemia. Rodamos entre olas de Covid, por lo que tratamos de improvisar cuando subía la ola y cuando bajaba, para ajustar el rodaje y las disponibilidades de los entrevistados. Hasta tuvimos que tener en cuenta los tiempos de vacunación porque había entrevistados que sin vacuna no se exponían. Fuimos a Berlín a rodar con el Staatsballett Berlin, que justo estaba poniendo en escena el Quijote de Ullate, y de repente al llegar, se había disparado de nuevo el Covid en Alemania y estuvimos a punto de no poder grabar. También nos hizo ser muy conscientes de los problemas de la danza. Si la pandemia afectó a trabajos, imagínate al mundo de la danza. Una locura.
– ¿Cómo ha ido la película por festivales? Creo que este documental perdurará en el tiempo y será una película que verán todos los amantes de la danza, del ballet.
– Es una película hecha para todos los públicos, muy pensada para el espectador no interesado en danza y eso ha ayudado en los festivales y salas de cine. Las líneas editoriales de muchos festivales, en cuanto encasillan a los documentales como culturales y/o biográficos, no les dan una oportunidad. Yo no sabía nada de danza hasta que comencé este viaje y ese punto de vista neófito ha sido una guía que hibrida tanto con lo vida de Ullate, como con la del resto de entrevistados que también tienen su protagonismo. No deja de ser una película sobre la pasión y el esfuerzo, llena de amores y desamores, como en las grandes historias, y así lo han entendido afortunadamente festivales como el de Málaga, donde fue el estreno en sección oficial, y luego en Huesca, Zaragoza, Fuentes de Ebro y Madrid. También ha sido seleccionada en festivales internacionales como el de Georgia recientemente. En el Festival de Málaga, precisamente, fue la primera vez que vio Víctor Ullate el documental y estábamos muy nerviosas. Cuando acabó hubo una gran ovación, estaba medio cine llorando y Víctor emocionadísimo. Fue un momento precioso. No es fácil emocionar al maestro, así que respiramos mucho más tranquilas. No sabemos qué pasará, pero de momento en su Zaragoza natal le han hecho un homenaje maravilloso y le han otorgado la Medalla al Mérito Cultural. Que tenga un final un poco más bonito después de tantos años peleando por el Arte, ha sido estupendo. Ojalá se consiga más.
El tráiler: