El cortometraje documental “Don Benjamín”, disponible en FILMIN y VEOMAC, se ha consolidado como una de las mejores obras del año tal y como demuestra su excelente recorrido en festivales de Asia, América Latina y Europa.
Con un lenguaje cinematográfico novedoso que conjuga crudeza y poesía visual, Iván Zahínos nos acerca a la épica y extraordinaria vida de su sabio protagonista. De su mano viajaremos por la Amazonía boliviana para descubrir cómo una región llena de vida y magia se transforma en un infierno inerte y devastado. Es en esa destrucción en la que descubrimos la humanidad y capacidad de lucha y perdón de un personaje que, sin duda, pasará a la historia por su grandeza y sabiduría.
Iván Zahínos, reflexiona sobre la dramática situación del pulmón del planeta, así como la entrañable relación que forjó con “Don Benjamín”:
“Llegamos a Riberalta premeditadamente en plena temporada de incendios. Aquí, el humano ha creado una nueva estación meteorológica a fuerza de prenderle fuego a los bosques: la temporada de incendios. Humanos que juegan a ser dioses o, mejor dicho, demonios, con sus gestos pirómanos que han devorado casi 55 millones de hectáreas en los últimos 20 años. Es la fiebre del ganado que, a diferencia de otras que han azotado la región, no necesita de la selva para sobrevivir.
No exagero si digo que he soñado con el dolor de los bosques en llamas y que un mundo absolutamente vital está desapareciendo. Esa urgencia me llevó a dirigir un documental que sueño con que emocione y abra un camino de esperanza, todo un reto hallarla entre las llamas.
“Yo he nacido para el amor”, repite Don Benjamín en cada uno de los encuentros con la prensa. No es pose. Recuerdo una tarde de rodaje, cuando le pregunté cuántas veces le habían quemado las tierras. “Diecisiete”, me dijo. Desde que inició su batalla contra la deforestación, le han quemado las tierras cada año. “A todos les perdono de corazón y le pido a Dios que los perdone también. No saben lo que hacen”, dice.
Una noche, después de apagar el incendio con apenas unas mochilas de veinte litros de agua, ramas y las propias botas me senté con Don Benjamín. Él en su hamaca, yo en una silla mirando el firmamento: “Don Benjamín, ¿cree que hay vida en otros planetas?, le pregunté. “Mire, Don Iván, he oído que podría haberla pero, si es así, no tengo dudas de que nosotros vivimos en el más bello”.
Antes de ir a dormir, siento que vivo un tiempo que está a punto de desaparecer. Me pregunto cuál será el futuro de las imágenes que con tanto cariño y pasión grabamos. ¿Serán reminiscencias de un pasado que no volverá? Don Benjamín es el testimonio de una batalla. ¿Recordaremos el tiempo en el que estuvimos a punto de perderlo todo? ¿O recordaremos, entre cenizas, lo mucho que perdimos?”
Un documental necesario que desde la belleza nos devuelve la esperanza en la humanidad.
El tráiler: