ENTREVISTA A CARLO D´URSI: FINANCIÓN DE CORTOMETRAJES CON IMPACTO COMO “EVANESCENTE” Y “CIAO BAMBINA”

Conectar historias sociales y personales con audiencias amplias es posible gracias a la creatividad, talento y, sobre todo, a los esquemas de financiación que sostienen estos proyectos. En una entrevista exclusiva, Carlo D’Ursi explica cómo los cortometrajes “Evanescente” y “Ciao Bambina” fueron posibles gracias a modelos de financiación colaborativos, apoyos públicos y alianzas estratégicas entre asociaciones, productoras e incluso iniciativas internacionales. Estos proyectos reflejan el poder de las colaboraciones y la importancia de encontrar vías de apoyo para historias únicas que merecen ser contadas.

Empecemos con *Ciao Bambina*. ¿Cómo ha sido el esquema de financiación de este proyecto?

“Ciao Bambina” nació gracias al impulso de sus autores Afioco Gnecco y Carolina Yuste. En cuanto a la financiación, Afioco llevaba ya trabajando en varios cortometrajes con el apoyo económico de la asociación Apoyo Positivo. En este caso, ellos dieron el primer paso para abordar el tema del género y la transexualidad, y nosotros, desde Potenza Producciones, aportamos nuestra experiencia como productores. Fue una colaboración clave, donde combinamos su capacidad de aglutinar talento e iniciativas con nuestra estructura para organizar el proyecto y estructurar los instrumentos financieros necesarios. El cortometraje había ganado la convocatoria de producciones del Festival de Málaga, y nosotros logramos acceder a otras ayudas públicas, como la de la Comunidad de Madrid, y desarrollar un plan de distribución articulado en colaboración con la iniciativa de distribución Madrid en corto, para que la película alcanzara una audiencia más amplia. Este esquema nos ha permitido llevar “Ciao Bambina” no solo a festivales, sino también a plataformas y a espacios no convencionales de difusión cultural.

Es interesante cómo se combina la iniciativa social con una estructura de producción. ¿Cómo se trasladó esto al caso de Evanescente?

En “Evanescente” el enfoque fue algo distinto. Este cortometraje forma parte de un diálogo que estamos desarrollando con la directora Gala Gracia, con quien también trabajamos en su primer largometraje, “Lo que queda de ti”, que se estrenará en 2025. Desde Potenza Producciones queríamos apoyar a la directora no solo en un formato largo, sino también en el corto para que pudiera expresar su visión en diversas plataformas y formatos. Este proyecto fue más colaborativo, uniendo a empresas como The Other Side Films, Drax, 39 Escalones y The Point of View, y también con el apoyo de la Comunidad de Madrid. Además, logramos una cooperación internacional con una empresa de Estonia, que aportó fondos internacionales, lo que fue fundamental para llevar “Evanescente” a una escala más amplia. Este tipo de alianzas permiten que una historia personal pueda alcanzar un impacto mayor, resonando con el público de una manera profunda y universal.

Es interesante ver como en ambos casos se ha logrado combinar el apoyo local e internacional. ¿Qué importancia tienen estos esquemas de financiación para los cortometrajes?

Son esenciales. Los cortometrajes muchas veces pueden surgir de iniciativas distintas, y lo importante es saber adaptar la estructura financiera a cada proyecto. En “Ciao Bambina”, por ejemplo, contar con el respaldo de Apoyo Positivo fue clave para darle el empuje inicial, y luego poder construir a partir de ahí con los recursos de Potenza Producciones y ayudas públicas. En “Evanescente”, en cambio, la cooperación internacional y el respaldo de empresas diversas nos permitió darle una proyección mucho mayor, alcanzando una audiencia global. Estas estructuras no solo hacen posible la producción, sino que también aseguran que el proyecto tenga un recorrido, alcance festivales y llegue a espacios donde el público pueda conectar con la historia.

¿Qué aprendizajes destacarías de estos modelos de financiación para otros productores interesados en realizar cortometrajes con un enfoque social o personal?

Creo que lo primero es entender que cada proyecto es único, y el esquema de financiación debe reflejar esa singularidad. En “Ciao Bambina” trabajamos desde un enfoque social con el apoyo de una asociación, mientras que en “Evanescente” la colaboración se basó en alianzas con productoras nacionales e internacionales y en la visión a largo plazo con la directora. Es fundamental ser flexible y estar abierto a diferentes fuentes de apoyo, ya sean locales o internacionales, públicas o privadas. Además, para que el cortometraje llegue al público, hay que invertir mucho tiempo y recursos en un plan de distribución que permita aprovechar tanto los festivales como otras plataformas de difusión.

¿Consideras que este tipo de esquemas de financiación son sostenibles a largo plazo para la producción de cortometrajes?

Sí, siempre que se enfoquen desde la colaboración y el apoyo mutuo, entre todas las partes interesadas, especialmente entre productores y autores, porque es una apuesta a largo plazo. Estos modelos permiten una sostenibilidad que va más allá del cortometraje en sí y crean una red de relaciones y apoyos que beneficia a todos los involucrados. Cada cortometraje es una inversión en talento y en historias que merecen ser contadas, y estas colaboraciones permiten que esas historias lleguen a donde deben estar. Con “Evanescente” y “Ciao Bambina” hemos visto que combinar esfuerzos es clave para construir un proyecto sólido, y creo que estos modelos son el futuro para hacer posible un cine que conecte con el público en todos los niveles.

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