A pesar de las campañas sobre el cortometraje realizadas durante los Premios Goya, a pesar que el cine español ha ganado en la última década una Palma de Oro en Cannes (“Timecode” / Juanjo GimÉnez) y un Óscar de Hollywood (“The Windshield Wipe” / Alberto Mielgo y Leo Sánchez) parece que ni las autoridades culturales españolas, ni la propia Academia de Cine como la gran representante de nuestro cine se han tomado en serio el cortometraje, y a los hechos me remito:
En los últimos TRES años hemos sufrido TRES reglamentos distintos para la presentación de los cortometrajes en los Premios Goya. Las normas en estos tres años no han cambiado de manera estética o superficial. Los bandazos dados por la Academia de Cine respecto a la normativa de la presentación y selección de los cortometrajes han sido radicales, decididos sin debate, sin conocimiento del sector e incluso de los miembros de Academia, y han sido implementados de manera unilateral por la directiva de la Academia sin más explicaciones.
Hace tres años se decidían por un sistema mixto de calificación por festivales y decisión de Comisión (como en la mayoría de las Academias de Cine) una “shortlist o lista corta” de proyectos calificados. El año pasado se eliminó la “lista corta” y se nominaron directamente 5 cortometrajes por parte de votación abierta a todos los académicos. Finalmente este último año se ha recuperado la “lista corta” pero sin saber a día de hoy como se conformará dicha lista. O sea en tres años se ha eliminado la lista corta, y después de las unánimes protestas del sector, se vuelve a recuperar improvisando un sistema que desconocemos quienes hemos presentado nuestros cortometrajes a dichos Premios Goya. Algo inaudito y esperpéntico: presentarte a unos premios sin saber la normativa por la que se regirán, pero aceptando y cumpliendo la normativa misteriosa y desconocida.
No me voy a poner a analizar los motivos que han llevado a la directiva de la Academia de Cine de España a realizar todos estos vaivenes y cambios de opinión en sus decisiones en estos años, ni siquiera voy a criticar por qué en esta edición se ha pasado al oscurantismo, secretismo y a la ocultación abierta de la normativa. Todos estos cambios podrían estar justificados por la búsqueda de un sistema “justo” o perfeccionado de la normativa. Pero por desgracia debo de afirmar que no existe esa búsqueda de la normativa más justa, sino una mezcla de miedo, irresponsabilidad y querer escurrir el bulto frente a las críticas o las posibles responsabilidades que estos procesos sobrellevan. La Academia de Cine Español lleva intentando “externalizar” las decisiones sobre los cortometrajes en los Premios Goya desde hace tiempo, pasando esa responsabilidad a los festivales de cine especializados o genéricos. Y voy a exponer los datos que sustenta una opinión tan dura y contundente:
La Academia de Cine de España ha solicitado en estos años hasta la cantidad de 6 calificaciones en festivales para poder participar en los Premios Goya. Comparemos esta cifra con la solicitada en Inglaterra por los BAFTA (2 festivales calificadores o incluso ser excluido de esa necesidad por el Comité de los BAFTA), en los Premios David di Donatello de Italia o Sophia de Portugal (ningún festival necesario para participar), los Premios Oscar (1 Premio en un festival calificador o ninguno con estreno en L.A.) o incluso en los César franceses donde están los festivales de cortometraje más importantes del mundo (Clermont, Annecy, etc) donde es un Comité de la Academia Francesa la que escoge la “lista corta” y no hace falta participar en ningún festival para calificar y participar en la selección de la lista corta de los Premios César.
La importancia de los festivales como primera criba para participar en los Premios Goya comparando con los premios de otras Academias ya nos proporciona una primera evidencia. Pero si no fuera suficiente esta primera prueba para demostrar que la Academia de Cine no quiere asumir su responsabilidad, y quiere “externalizar” el Premio Goya del Cortometraje a otras instituciones o eventos, parece que este sistema se extenderá a la selección de la “lista corta” donde se realizará una valoración “objetiva” de puntos obtenidos en festivales para confeccionar la selección final, y por ese motivo en la actual normativa se ha tomado una decisión tan curiosa como la de extender a 2 presentaciones la posibilidad de participar en los Premios Goya. O sea, este año y el próximo un cortometraje se podrá presentarse 2 años seguidos a los Premios Goya para que pueda acumular los suficientes “méritos” para acceder a la “lista corta”. Algo que objetivamente desprestigia, degrada y hasta parece una burla contra los Premios Goya que deberían ser los más reputados del sistema de premios del País. Esta afirmación no es una opinión mía sino un hecho certificado por todos los eventos del mundo: Festivales de primera categoría, Premios Oscar o BAFTA, excluyen expresamente que ninguna película o cortometraje se pueda presentar dos veces a dichos premios en ninguna de las circunstancias, es inconcebible que un evento de prestigio admita la misma película 2 años seguidos. Los Premios Goya han inaugurada una nueva categoría de premio en el cual te puedes presentar hasta dos veces para intentar ganarlo, todo un hito en el mundo del cine.
De manera además intencionada por parte de la Academia de Cine se ha ocultado el reglamento de elección de la lista corta a todos los que nos vamos a presentar con cortometrajes calificados en festivales este 5 de septiembre del 2024 (fecha limite de presentación a los Premios Goya). Hasta ahora no se ha dado ninguna información de cómo se va a elaborar la lista corta, y estamos participando “a ciegas” en estos premios, aceptando una normativa que los directores y productores ni conocemos. Algo que por una parte me parece muy original, esto es como la película sorpresa en un festival de cine, los premios Goya a mejor cortometraje deben de ser eso para la Junta Directiva.
Excluyendo la ironía, todo este proceso de los últimos años por parte de la Academia de Cine me parece una burla, y un desprecio absoluto al cortometraje y a los propios cineastas, tanto veteranos como jóvenes, que realizamos este tipo de trabajos, que no son ni trabajos menores, ni cortometrajes de escuela, sino que son CINE, y no juguetes con los que la Junta Directiva de la Academia de Cine de España pueda jugar todos los años con su normativa.
Pero todo este esperpento perpetrado en estos tres años, por desgracia, no me sorprende, y terminaré con una anécdota que lo puede en parte explicar. Yo fui miembro hace tres años de la última comisión que se formó en la Academia de Cine, como ganador del Goya del corto de animación del año anterior, para seleccionar la “lista corta”. La comisión formada por más de una decena de académicos harían la última selección de 15 o 10 cortos de unos 90, 40 o 30 dependiendo de la categoría. Mi perplejidad fue absoluta cuando un miembro de la comisión que formaba parte de la misma por ser miembro de la Junta Directiva de la Academia de Cine, afirmó que no iba a participar en la votación de la selección de la “lista corta” porque no estaba de acuerdo con la normativa. Mi primera reacción fue preguntarle a este miembro de la Junta Directiva de la Academia de Cine por qué estaba entonces participando en la comisión si no estaba de acuerdo con su existencia?. La respuesta de esta persona me dejó helado: “estaba en la Comisión de Selección de Cortometrajes de los Premios Goya para observar y vigilar que no se cometía ninguna irregularidad, pero que no iba a votar ni a participar en la selección de la lista corta” (y así lo hizo sin que fuera expulsada o excluida de la reunión, esta persona observó y no participó en las votaciones que concluyeron hace tres años con la lista corta de cortometrajes de los premios Goya). O sea, un miembro de la Junta Directiva de la Academia ponía en duda los procedimientos de selección de los premios Goya y ponía en duda la honorabilidad y profesionalidad de todos los académicos que de buena fé y respetando las normas estábamos participando en el Comité, y hasta la labor de los miembros de la Academia que moderaban como secretarios y notarios dicha reunión (Comité, por cierto, que existe en TODAS las Academias de Cine del Mundo y nadie lo pone en duda como en España). Alucinante.
Por eso no me sorprendió que el año pasado se eliminara la “lista corta” de cortometrajes y este año se vuelva a retomar con un sistema tan original y que pretende ser “objetivo”, con unos puntos otorgados “objetivamente” dentro de un listado de festivales nacionales o internacionales, que si alguno tiene preocupaciones por la justicia social y la igualdad de oportunidades ante el gasto de promoción que existe en el cine, les informo que el coste de participación en la totalidad de dichos festivales por cuotas de inscripción puede suponer entre 3000 a 6000 euros. Ese es el coste medio de distribución de un cortometraje en festivales en todo el mundo, y así conseguir entrar primero en la calificación de los premios Goya gracias a esa distribución, y después conseguir los puntos de la short list que a día de la publicación de este artículo ni sabemos como se configurará.
Quería precisamente publicar mi opinión sobre todo esta tragicomedia que se ha escrito por parte de la Academia de Cine de España alrededor de los cortometrajes en estos años, para que no se juzgue mi opinión contaminada por haber sido o no haber sido beneficiado en mis producciones por la normativa. Aunque ésta sea una opinión de los hechos, creo que mi exposición contiene la suficiente información para poder afirmar que la normativa de los Premios Goya para los años 2025 y previsiblemente 2026 es un absoluto despropósito, aunque sigamos sin saber cual es a día de hoy.
Curioso procedimiento el que nos obliga a debatir sobre lo desconocido, y a asumir los hechos consumados cuando se produzcan, y a posteriori poder acusar de conflicto de interés a cualquiera que se manifieste. Yo por desgracia me niego a admitir esta realidad, que se ha probado después de tres años de completa tomadura de pelo al sector del cortometraje por parte de la Academia de Cine con sus “normativas mutantes”. Totalmente intolerable para los que producimos y dirigimos cortometrajes de manera habitual y nos encontramos con esta realidad año tras año.
Se lavará las manos la Academia de Cine, como el Poncio Pilato de los péplum clásicos, y dejará en manos de los festivales de cine la elaboración de la “short list” de los Premios Goya?. Como se decía en los seriales televisivos “continuará…”
Para más información estos son los enlaces de las normativas de los distintos premios a mejor cortometraje de las academias de cine más importantes, y como decía el famoso slogan publicitario: Spanish is difFerent y parece que en los Premios Goya se lo han tomado al pie de la letra.
Premios Oscar: https://www.oscars.org/oscars/rules-eligibility
Premios BAFTA: https://awards.bafta.org/entry
Premios David di Donatello: https://www.daviddidonatello.it/istruzioni-iscrizioni-film.php
Premios César: https://www.academie-cinema.org/le-vote/
Advertencia: A consecuencia de que a día de hoy, y antes del final de la inscripción en los Premios Goya, no exista ninguna normativa respecto a los cortometrajes, todo lo dicho puede ser impreciso. Gracias y perdonen la pÉrdida de tiempo con este esperpento.
Xosé Zapata
Miembro de la Academia de Cine de España en la especialidad de animación
Miembro de la Acadèmia del Cinema Català
Miembro de la Independent Film de Los Angeles
Director y Productor Ganador del Goya a Mejor Cortometraje de Animación 2022
https://www.linkedin.com/in/xosezapata/
A la hora de cobrar los envíos a las cartas para académicos (2.500 euros mínimo) y los pases en la academia de cine (350 euros mínimo, si eres académico), SÍ SOMOS CORTOMETRAJISTAS… ay, ay, ay, que me da la risa!!!!!!
Hola Xosé, en mi caso no estoy muy conforme con parte de tu carta, creo que el actual sistema clasificador es mejor que el antiguo, aunque tenemos que insistir más transparencia, si te parece comienzo por comentarte la parte en la que difiero.
1) Por fin tienen su sitio los mediometrajes aunque se les llame corto, por que las películas que superaban los 30´ y no llegaban a la hora estaban en tierra de nadie.
2) Por fin los festivales clasificadores tienen su peso. Yo soy un defensor a ultranza de los festivales por lo que si la Short List se hace con un criterio claro de los festivales clasificadores para mi mejor, además de quitar suspicacias de jurados o comités (por simpatías o antipatías) le damos un peso importante a todos esos festivales que llevan años trabajando bien para hacerse oficiales.
3) Los requisitos me parecen ajustados. Aunque en ficción que hay una producción enorme, se pide ganar en un festival clasificador, estar seleccionado en 6 o estar seleccionado en tres festivales referenciados. En animación ni eso, con estar seleccionado en un festival ya entras en la Short List el caso es que hay menos cantidad.
En que estoy deacuerdo contigo.
Se necesita más claridad, ¿Cual es la puntuación que recibe el corto cuando es seleccionado?, ¿Que pasa en caso de empate?. ¿Cómo se valora cada festival?
Si se es más claro en ese punto, producciones pequeñas pueden enfocarse en la distribución personal de los festivales que le interesen quitándote el coste de distribución o por lo menos limitarla.
Pero con la necesidad de mejorar el sistema me parece mejor que el anterior, una Short List por meritos en festivales clasificadores.
Un abrazo compañero
Alberto Cano
Lo siento pero es demasiado largo el articulo para leerlo. A veces menos es más.
El corto es un trampolín para pasar de los experimental a lo mainstream.