José Luis Estañ (Callosa de Segura, Alicante, 1990) ha debutado en la dirección de largometrajes con A diente de perro, thriller escrito junto a Miguel Angel Puro, su protagonista, e Iván Emery, el director de fotografía de la película, los tres socios en su productora Trilita Films.
“Cuando tuvimos la película al 100%, con toda su postproducción hecha”, cuenta Estañ, “se la pasamos a Eduardo Villanueva, uno de los socios de Caballo Films. Le gustó mucho y se la recomendó a Rodrigo Sorogoyen, la vio también y en ese momento nos ofrecieron apadrinarnos. Personalmente, es uno de los momentos más increíbles de mi vida”.
Un gran apasionado del cine y cinéfilo, Estañ estudió cine en la Ciudad de la Luz y, antes de A diente de perro, tras otros trabajos en el mundo audiovisual, dirigió los cortometrajes Cuatrocientas caladas (2013) y Perversión (2014).
En A diente de perro, coproducida con Twin Freaks Studio y Mordisco Films, su protagonista, Darío Manzano (Miguel Angel Puro), es un treintañero en crisis y sin rumbo que, tras una atípica jornada laboral como mozo de almacén, se ve inmerso en una trama que hará cambiar radicalmente su vida y la de su familia.
Os dejamos con nuestra entrevista al director José Luis Estañ:
· ¿Por qué decidisteis que tu primer largometraje como director, escrito junto a Miguel Angel Puro e Iván “Oggi” Emery, fuese esta historia?
Siempre he tenido claro que mi primera película tenía que hablar de la lucha de la clase trabajadora. De la lucha de estas familias por llegar a fin de mes, que a veces es algo totalmente épico de conseguir. A mi familia, la crisis del 2008 le pegó muy fuerte y eso produjo una serie de cambios en mi vida y mi alrededor que marcaron mi rumbo para siempre. Era un tema que conocía de primera mano, que podía hablar de él de forma honesta, me representa mucho y quería aportar mi visión de una de estas familias y sus realidades. También teníamos claro que no queríamos únicamente drama y debíamos dotar a la película de otro tipo de tensiones y emociones que al espectador le resultaran interesantes y que para el equipo y para mí, como cineasta, supusiese un gran desafío.
· En una de las críticas se dice que “A diente de perro es una muesca más de thriller actual que nos está dejando grandes películas españolas”. ¿Es el thriller un buen género para dirigir una primera película?
Por nuestra parte era algo que queríamos que tuviese, no sabíamos en qué medida porque estábamos muy condicionados por el escaso presupuesto, pero estudiando y analizando todos nuestros recursos y posibilidades, pudimos construir un guion que combinase el drama social que queríamos contar, integrado en una pequeña trama criminal, que nos quedase lo más realista, veraz y equilibrada posible.
· El realizar un largometraje de bajo presupuesto, ¿obliga a narrar con una economía que potencia lo cinematográfico?
Es mejor tener mayor presupuesto, claro, pero creo que no es clave para hacer una película. El hecho de tener poquito te hace agudizar el ingenio para resolver ciertos tipos de problemas que pienso que dotan a este tipo de películas de un rollo más crudo y veraz. En nuestro caso, creo que potencia la historia que queríamos contar.
· ¿Cómo ha sido el trabajo con Miguel Ángel Puro, tanto como productores como director y actor?
Miguel Ángel para mí es como un hermano mayor, al igual que mi otro socio Iván Emery. Juntos fundamos Trilita Films para poder producir A diente de perro y si toda va bien muchas más. A Miguel Ángel lo conocí en la universidad viendo un corto de un compañero y sentí un flechazo. Ese actor desconocido que estaba viendo en la pantalla tenía una potencia de primer nivel y, automáticamente, quise conocerlo para que fuese el protagonista de mi siguiente cortometraje. Contacté con él, que se encontraba a punto de acabar la carrera de arte dramático en la ESAD de Murcia, nos reunimos y surgió “el amor” hasta el día de hoy, casi 10 años, dos cortometrajes y un largometraje después. Después de esta década, nuestra comunicación trasciende a las palabras, con una simple mirada o gesto nos entendemos.
Como coguionista, capitaneó la reescritura junto con Iván Emery de una primera versión de un guion que hice junto a otro compañero, dotando a la historia de una frescura y potencia increíbles. Y ya como actor, que es para mí donde está en su elemento, es apasionado y comprometidísimo con su trabajo, de una inteligencia e instinto increíbles. Verlo trabajar me resulta inspirador y apasionante.
· ¿Qué resumen haces –o te has hecho o, con el tiempo, estás haciendo- de tu experiencia dirigiendo tu primer largometraje?
Sobre todo, que me queda todavía mucho por aprender. Que siento que vamos por el buen camino, pero que tengo que luchar todavía más duro para la siguiente.
· ¿En qué día de rodaje disfrutaste más por lo que teníais por delante?
Rodar mi primera película siempre había sido el sueño que tenía desde niño y el hecho de ir cada uno de los días a rodar, era mágico, increíble… Evitaba pensarlo en esos días para quitarme presión, pero era consciente de que cada día se estaba cumpliendo mi sueño, por lo que disfruté y también padecí (risas) cada día, cada minuto, cada segundo.
· ¿Qué secuencias de A diente de perro son aquellas que, cuando las ves, te hacen sentir muy satisfecho?
Orgulloso y satisfecho me hace estarlo todo el conjunto. En todas y cada una de ellas nos hemos dejado la vida, el corazón y el alma. Daba igual que fuese una escena súper dramática entre alguno de los protagonistas, una secuencia de acción o simplemente un plano recurso. Y creo que eso es importante, darle el mismo mimo a cada una de ellas.
· Guionista, productor, director… ¿Cómo se sobrelleva todo?, aunque es verdad que cada especialidad tiene su tiempo y sus características.
Principalmente, soy director. Cuando estoy escribiendo ya pienso en imágenes, aunque éstas luego evolucionen y cambien, pero ya me sirve para ir acercándome al estilo de la película.
Y cuando estoy rodando, lo hago de tal forma que ya sé más o menos el tipo de montaje que necesito, pero luego siempre surgen ideas nuevas que mejoran lo que tenías pensado. Hay que tener la mente abierta para dejar la entrada a otras ideas que no vienen de ti, que puedan enriquecer y mejorar la película que escribiste hace mucho tiempo en un papel. Es algo que, en mi caso, sigue una evolución continua desde el momento que te pones a escribir hasta que finalizas el montaje y postproducción. Lo suyo es ir cambiando el chip según la fase en la que te encuentres. Cuando escribo, intento no pensar en cómo voy a rodar, pero es inevitable. Pienso en imágenes y, aunque éstas luego van evolucionando, me sirve porque ya empiezo a sentir el pulso de la película.
Cuando ruedo, intento que todo esté vivo e ir a favor de las interpretaciones de los actores, fijando el plano el propio día de rodaje, ya en el set con mi director de fotografía Iván Emery e intentando darles la mayor libertad posible, dentro de un cierto límite, a los actores y actrices, para que no se sientan encorsetados y puedan fluir libremente. Luego el montaje es algo natural, las escenas se ruedan de una determinada manera que ya marca un poco el estilo que va a tener.
He de decir que mi parte favorita es el rodaje, luego montaje y la que más sufro y padezco es la construcción del guion.
· ¿Cuáles son tus ídolos, los directores que más ves, con los que más crees que has aprendido o te has visto influenciado?
En activo, cineastas como Martin Scorsese, Paul Thomas Anderson, Darren Aronofsky, Steve McQueen, los hermanos Dardenne, Lars Von Trier, Pedro Almodóvar, Rodrigo Sorogoyen, Carlos Vermut… Pero luego están los maestros de mis maestros como son Godard, Kubrick, Buñuel, Bresson, Renoir, Fellini, Bergman…
Estos y muchos directores más siguen siendo mi fuente de inspiración y son los que, gracias a ver una y otra vez sus películas, me han enseñado, y siguen haciéndolo, cómo se hace cine. Todavía me queda muchísimo por ver, maestros por descubrir y muchísimo que aprender…y eso me encanta.
· ¿Qué ideas tienes para próximos largometrajes?
Lo más inminente, es levantar Lunático, la ópera prima de Iván Emery, el director de foto y coguionista de A Diente de Perro, la segunda película que queremos producir desde Trilita Film. Y para dirigir tengo ya escrito el tratamiento de una historia de la que estoy enamorado, que se convertirá, si todo va bien, en mi segunda película. Ahora me toca sentarme junto a mis socios Miguel Ángel Puro e Iván Emery para construir el guion y empezar su desarrollo. Una película con una envergadura más grande y la ambición de hacer algo muy potente y cañero, que intentaremos levantar cuando tengamos algo más desarrollado el proyecto.