Seguimos con nuestras entrevistas a los cortometrajistas preseleccionados a los Premios Goya y aquí os vamos a dejar con una charla muy interesante con Rafa Arroyo, preseleccionado a los Goya en la categoría de mejor cortometraje documental por “Trazos del alma”.
“Trazos del alma” nos cuenta una historia muy íntima de María José Arroyo, madre de Rafa, que muy pocas personas son tan valientes de hablar sobre ellas.
Os dejo con nuestra entrevista a Rafa Arroyo y nos perdáis su cortometraje “Trazos del alma”:
– Para empezar, ¿cómo acaba un ingeniero de telecomunicaciones dedicándose al cine?
– Era mi sueño desde muy joven, pero por aquella época mi familia no me apoyaba. Cuando terminé la carrera y empecé a trabajar, comencé a invertir en equipo audiovisual y en proyectos personales. Me hice una bobina y empezaron a llamarme para pequeños trabajos los fines de semana. Incluso pedía días libres para poder trabajar en algunos proyectos que me salían entre semana.
Hubo un momento en el que no podía seguir manteniendo los dos trabajos. Así que tuve que elegir: continuar con un trabajo de oficina como ingeniero, que no me hacía feliz, o empezar de cero y abrirme camino en el mundo del cine. Fue una decisión muy dura, pero quería luchar por mis sueños. Mi madre fue un apoyo fundamental en esta etapa, me dijo: “Busca tu felicidad, y aprende a equivocarte.” Hace cuatro años de todo aquello.
– Como otro “extraño” que vive del cine sin vivir en Cataluña o Madrid, ¿cómo llevas tú esto siendo castellano-manchego?
– Como manchego no me quedó más remedio que moverme a Madrid. En Ciudad Real las productoras del cine son casi inexistentes y al final no te queda más remedio que hacer las maletas y buscar más oportunidades. Es increíble la cantidad de manchegos que me he encontrado en rodajes este año.
Realmente es una pena porque Ciudad Real tiene unos escenarios para rodar espectaculares pero que son desconocidos. Hace poco se puso en marcha la Film Office de Ciudad Real, y la verdad es que están haciendo un trabajo muy bueno.
– “Trazos del alma” es un cortometraje documental muy íntimo. Cuenta una historia muy personal de tu madre que en muchas familias se oculta, queda en secreto, ¿no?
– Trazos del Alma es una oda al coraje que demostró mi madre, María José Arroyo, al exponer los abusos y violaciones que sufrió en su juventud, y cómo convirtió este dolor en amor, vida y esperanza. Su historia, años más tarde, ayudó a Maria Luisa, su mejor amiga, con quien pudo sincerarse por primera vez. No sólo muestra las heridas del pasado, si no su sanación a través del arte desde una mirada optimista que transforma un dolor profundo en algo tan bello como su obra artística.
Cuando mi madre contó por primera vez a sus padres los abusos y violaciones que había sufrido, ellos la culparon y estigmatizaron. Recibío todo tipo de vejaciones por parte de sus vecinos y personas más cercanas. Así que lo ocultó durante mucho tiempo, como tantas otras víctimas. Un día mi madre se abrió y compartió su historia conmigo por primera vez. Yo, como hijo, sabía que tenía el deber de contarla, pero ella no quería volver a exponerse – y respeté su decisión -.
Un trágico suceso lo cambió todo: María Luisa falleció durante la pandemia. Fue la primera persona que comprendió a mi madre, su confidente. Mi madre se quedó desolada, ya que no pudo despedirse de ella – como tantos otros, murió sola en el hospital. Aunque estaba en un momento delicado, sentí la necesidad de acercarme de nuevo a mi madre para contar sus vivencias y que ayudaran a aliviar el sufrimiento de otras personas que, como Maria Luisa, también pasaron por episodios trágicos.
“No le cuentes la historia a tu hijo. Cuéntasela a Maria Luisa, como si fuera la primera vez”, le dije. Así nació Trazos del Alma.
– Sorprende saber que estuviste rodando durante todo un año, ¿por qué se alargó tanto el rodaje?
– Tuve que hacer un intenso trabajo de constancia y perseverancia para que mi madre no me sintiera como un elemento extraño cuando sacaba la cámara. Así que tuve que rodar durante casi un año para encontrar esa cotidianidad y naturalidad, que al principio estaban ausentes, pero que con el paso del tiempo se hicieron constantes.
“Trazos del alma” me enseñó a ser paciente con la cámara, a cocinar la historia a fuego lento y a no buscar el momento, si no a “encontrarme con él”. Sabía que tenía que ser muy cuidadoso y dejar que las cosas fluyeran por si solas. Por eso no me puse fechas. Hasta que no sintiera que tenía grabado el material que buscaba, no terminaría de rodar. Creo que documentar a mi madre es una de las cosas más bellas que he vivido y que difícilmente pueda volver a repetir.
– Imagino que grabar la voz en off de tu madre también sería un proceso complicado.
– Grabar la voz en off fue un proceso terrible. Yo tenía escrita toda la historia de mi madre e hice una guía con las preguntas y las respuestas que me había dicho mi madre, por si nos quedábamos atascados. Los nervios juegan malas pasadas y mi madre nunca se había enfrentado a una grabación de voz.
Cuando le di al rec de la grabadora, mi madre no era capaz de articular una palabra. Comenzó a llorar. Yo intenté tranquilizarla y le dije que si quería lo dejáramos. Estaba volviendo a revivir heridas del pasado y yo no podía verla así. Me dijo que si podíamos tomar un descanso. Yo le dije que si volvía a pasar lo mismo, cortaba y lo dejábamos. La salud de mi madre estaba por encima de todo. Cuando retomamos, mi madre sacó todo el coraje y valentía y soltó todo el discurso. Fue un momento indescriptible.
– Háblanos un poco del uso del color en “Trazos del alma” porque creo que es interesante.
– El color era una parte clave de “Trazos del Alma”, y fue una de las razones por las que decidí rodar durante tanto tiempo. Para mi madre la naturaleza es algo que vive dentro de ella, y yo quería mostrar todo el espectro de emociones que tiene el corto documental con las estaciones del año. Así que rodé desde otoño del 2020 hasta el verano de 2021. “Trazos del alma” empieza con esos paisajes fríos y gélidos del invierno para acentuar la perturbadora historia que vivió mi madre en juventud. Y, según se va desarrollando la historia, las heridas del pasado van sanando y empezamos a ver luz dentro del agujero negro. La imagen va cogiendo unos colores más saturados y cálidos de la primera y del verano.
– “Trazos del alma” ha ganado varios festivales pero imagino que estar en la short list en la categoría de los Premios Goya habrá sido todo un bombazo, ¿cómo viviste el momento tras conocer esta noticia?
– Tuve que leer varias veces el mail de la Academia de Cine porque no me creía que estábamos en la shortlist de los Premios Goya. Ha sido un año de muchísimo trabajo y poder llegar hasta aquí es un sueño.
Lo que tenga que pasar, pasará, pero estoy viviendo todo este proceso con la ilusión de ese niño interior que quiso estudiar cine.
– Y, por último, ¿en qué estás trabajando ahora?
– Sigo trabajando en mis proyectos de publicidad y cine como director de fotografía, conociendo a gente con una visión humana increíble. Y, mientras tanto, planeo mi próximo proyecto como director (también documental) que girará en torno a los desahucios y las familias que lo sufren. Me parece un tema muy invisible y bastante sensible y ya estoy dándole vueltas a qué documental, qué tipo de historia podemos contar.