Retrato intimista de una chica que desea amar y que la amen. La nueva película de Adrián Silvestre, ‘Mi vacío y yo’ visibiliza con acierto un tema como la transexualidad; y esto la convierte, más que en imprescindible, en necesaria.
¿De qué va?: Raphi fantasea con romances con príncipes y con formar una familia tradicional. Pero, en realidad, las cosas no son así. Trabaja en un centro de llamadas en Barcelona, lucha con citas a veces embarazosas y su terapeuta le diagnostica disforia de género. Durante este período confuso pero valioso, seguimos a esta mujer trans en su transición; así como en su vida cotidiana. Habla con franqueza con sus colegas, amigos queer y los hombres que conoce a través de las aplicaciones. A pesar de todos los consejos que recibe, resulta que es principalmente el tiempo y la experiencia lo que la ayudará a aceptar su lugar en este mundo.
Independientemente de la calidad final como producto cinematográfico, hay que valorar (y muy positivamente) la existencia de esta película; además de aplaudir su coraje y sinceridad.
La coguionista y actriz protagonista, Raphaëlle Pérez, se expone con valentía y abre su alma al público. Es cierto que quizá al principio se aprecian las costuras de su interpretación, pero integra sus posibles limitaciones actorales con la timidez del personaje y, finalmente, todo casa bien, muy bien.
El guion, escrito a seis manos, es el elemento que más brilla del film; juega muy bien las distintas caras del personaje, tiene variedad de situaciones (todas reconocibles y verídicas), y además configura un arco de personaje convincente y con garra.
La dirección de Adrián Silvestre cumple con su cometido y defiende la historia. Aunque es cierto que se hace patente el tamaño ‘low cost’ de la producción, y esto encorseta al cineasta, limitándole tanto en el uso del lenguaje audiovisual como de la puesta en escena.
El inicio de la película es torpe, pero a los pocos minutos (muy pocos, en realidad) el espectador se zambulle en la historia y se adecúa a la frecuencia de la película. Esto da como resultado un visionado satisfactorio e interesante.
‘Mi vacío y yo’ se ha de ver, contribuye a que la sociedad avance un pasito más; y esto ya es mucho. Se agradece que existan películas así.
Nota El Blog de Cine Español: 6
Una crítica de Toni Sánchez Bernal
Pase privado o ya se ha estrenado?
Pase de prensa.
necesaria? en que te basas para que sea “necesaria”? A mi personalmente no me interesa un pimiento todo aquella pelicula que trate sobre los trans. Pero de que estamos hablando? de ver cine para entretenerse o ver cine para adoctrinar? Estoy muy harto de todo esto, de verdad
Una sociedad en la que solo se desea arte como fuente de entretenimiento (el circo de “pan y circo”) y no para representar realidades poco conocidas, para el avance del propio lenguaje artístico, para establecer un diálogo entre artistas y público, para dar voz a aquellos que no piensan como nosotros… es en mi opinión una sociedad que no merece dicho arte… ni siquiera aquel que solo sirve para entretener, pues apenas parece tener juicio ni para valorar este según merece.
A mí personalmente me encantaría que hagan muchas películas que den voz a aquellos que no piensan como yo, que no sienten como yo, que no son como yo, porque de perspectivas distintas a las mías puedo aprender, mientras que con aquellos que solo muestran el mundo según mi propio punto de vista, a lo sumo, solo puedo reafirmarme con un miope “viva yo”.
Por cierto, que nunca había pensado que la gran cantidad de películas que hay con protagonistas cisgénero estén intentando “dogmatizarnos” para que todos seamos cisgénero o algo así, pero debo conceder que dado que estas son más del 99% de las cintas que se estrenan cada año, es posible que sí que sea así.