El cortometraje ‘Yalla’, dirigido por Carlo D’Ursi, nominado a los Goya este año y ganador del Forqué el pasado, denuncia los ataques de drones militares a la población civil a través de un hecho real ocurrido el 16 de julio de 2014 en el que cuatro niños de entre 9 y 11 años fueron asesinados por la Marina israelí en la Franja de Gaza. Jugaban al fútbol cuando un dron militar no tripulado lanzó sobre ellos un proyectil y acabó con sus vidas. El fiscal general del Ejército israelí concluyó que se trató de un error de identificación. Según un informe de Naciones Unidas del año pasado, más de 12.000 niños murieron o resultaron heridos en conflictos armados durante el año 2019, la mayoría de ellos en Afganistán, Siria, Yemen y los territorios palestinos
En diciembre el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, pidió que se establezcan nuevas normas sobre el uso de armas autónomas, basadas en nuevas tecnologías como la inteligencia artificial y el reconocimiento facial. Algunos estados como Austria piden la prohibición total de estas armas y otros como Estados Unidos se muestran más reticentes. Después de ocho años de debates, el día 20 de diciembre, en la VI Conferencia de Examen de la Convención sobre Ciertas Armas Convencionales, esta petición fracasó: se reconoce la necesidad urgente de una respuesta legal que reproduzca las condiciones que condujeron a la creación de los tratados sobre minas terrestres y municiones de racimo., pero no se ha podido llegar a un acuerdo sobre los pasos a seguir para negociar una nueva legislación.
Richard Moyes, de la Campaña contra los Robots Asesinos (Stop Killer Robots), ha declarado:
“Es preciso que los dirigentes de los gobiernos tracen una línea moral y legal para la humanidad contra el asesinato de la gente mediante máquinas. Los Estados que ven la necesidad de garantizar un control humano significativo sobre el uso de la fuerza están en franca mayoría. Es hora que ejerzan su liderazgo para evitar las catastróficas consecuencias humanitarias de los robots asesinos.”