El viernes pasado se estrenó la comedia musical familiar “Tengamos la fiesta en paz“, escrita, producida y dirigida por Juan Manuel Cotelo, al que entrevistamos para que nos hable de esta película y de cómo ha abierto un nicho apostando por un cine católico y para todos los públicos con éxitos como “La última cima”, “Tierra de María” y, ahora, este largometraje de ficción que se ha colado entre las películas más vistas con muy pocas copias y solo una sesión a primera hora en cada cine.
Os dejamos con nuestra entrevista a Juan Manuel Cotelo:
– Este fin de semana se estrenó “Tengamos la fiesta en paz” ocupando el puesto décimo de las más vistas con solo 121 copias en circulación y en la mayoría de cines con solo un pase a primera hora de la tarde. Imagino que muy contento con estos datos, ¿no?
¡Contentísimos! Confiábamos plenamente en la respuesta de tantas personas que han apoyado este proyecto y que se sumaron al crowdfunding para producirla y para distribuirla. Son los propios espectadores quienes están impulsando “Tengamos la fiesta en paz” con sus recomendaciones. Al salir del cine, se convierten en anuncios vivos, cuya credibilidad es muy superior a cualquier campaña lanzada desde la propia productora. Estamos contentos y, sobre todo, agradecidos. ¡Qué no pare la fiesta!
– Habéis anunciado en redes que este fin de semana estará en 10 cines más, ¿iréis aumentando salas conforme se aproximen las fechas navideñas?
Hace un mes no teníamos ni una sala de cine. Y para este viernes ya hay 135. Es una comedia musical perfecta para disfrutar en familia durante estas fiestas de Navidad. Confiamos en que, viendo los resultados magníficos iniciales, haya más exhibidores que apuesten ahora por “Tengamos la fiesta en paz”. Nosotros, como distribuidores, se la ofrecemos a todos, sin excepción. También confiamos en que le den mejores horarios que hasta ahora. Algunas salas se están llenando días antes de la proyección gracias a la venta de entradas on line.
– ¿Cómo se te ocurrió la idea de la historia de esta comedia familiar musical?
La idea surgió en mi cabeza hace ya ocho años, al unir dos extremos. Por una parte, conozco a demasiadas familias que se han roto y que, por esa ruptura, sufren muchísimo. Cualquier conflicto familiar es muy duro, tanto para los padres como para los hijos. Y, por otra parte, también conozco a muchas familias que se quieren muchísimo, toda la vida, y que se mantienen unidos superando las dificultades o conflictos que surjan en su vida. No son familias especiales, sino normales, como cualquier otra. Y por eso son una fuente de esperanza para quien desee que su familia permanezca unida. ¿Cómo lo hacen? ¿Tienen suerte o hacen algo que podríamos hacer cualquiera de nosotros? Decidí dar voz a los más pequeños, porque tienen un sentido de la justicia y del amor, más perfecto que el de los adultos. Si hiciéramos caso a los niños, nos iría mejor a todos, en casa y en el conjunto de la sociedad. La idea de que fuera comedia y musical surgió de la necesidad que siento de afrontar cualquier conflicto con alegría y buen humor. Son las mejores herramientas para superar los problemas.
– Eres el director y el productor de algunos de los documentales españoles más taquilleros de la historia de nuestro cine, como “La última cima” o “Tierra de María”, ¿qué tienen estas películas para llevar al público a las salas?
Sencillamente, son películas que satisfacen una demanda universal para la que hay muy poca oferta. Un día me percaté de que el cine moderno -en general, aunque hay suficientes excepciones- ignoraba o incluso despreciaba a tantas personas que viven una vida espiritual plena. Se les convierte en antagonistas, en los malos de las películas, a pesar de que hay tantas personas creyentes que son buenísimas. Si hacemos el paralelismo con el mundo deportivo, imaginemos que los medios de comunicación o las películas sólo hablaran de los peores jugadores de fútbol, o tenis… ignorando o despreciando a los buenos jugadores, por considerar que esos no interesan. Hace doce años tuve la suerte de conocer a personas creyentes maravillosas que contagiaban amor, generosidad, alegría, fe, esperanza, fortaleza… y decidí mostrar su vida, tan atractiva. Así surgió el primer documental tras haber conocido a un cura al que no quise conocer durante seis meses, por mis prejuicios. Y resultó ser un tipo fabuloso. Simplemente, lo conté. No hay más misterio que ese: vencer los prejuicios y dirigirse a todos los púbicos, sin clasificaciones artificiales. Y el público lo agradece, en tantos países.
– Si no recuerdo mal, además, “Tierra de María” funcionó muy bien en toda Latinoamérica, ¿qué empresa la distribuyó en estos territorios?
No sólo en Latinoamérica. Nosotros mismos hemos distribuido nuestras producciones a salas de cine de 39 países, además de a NETFLIX y Amazon. Por ejemplo, en Alemania hemos estrenado en 250 salas de cine. En Hungría, en todas las salas del país. Pero también en países como Japón o Filipinas. Tomamos la decisión de distribuir nosotros mismos porque teníamos ideas que chocaban con algunas prácticas habituales de las grandes distribuidoras. No tuvimos miedo a innovar en el modo de llegar al público. Hoy algunas grandes distribuidoras aplican los modos de trabajar que pusimos en marcha nosotros, lo cual nos llena de satisfacción. Por ejemplo, el hecho de estrenar solamente en aquellas ciudades o países desde donde recibimos demanda previa por parte de los espectadores a través de internet. Eso garantiza a los exhibidores los mejores promedios de espectadores, pues les informamos de que existe una demanda real para la película, en su propia sala. Nosotros no queremos tener muchas salas con las butacas vacías, sino solamente salas llenas de personas. Y eso puede saberse antes de proyectarse la película, pidiendo colaboración a los propios espectadores, para que nos informen de dónde están quienes desean ver la película.
– Volviendo a “Tengamos la fiesta en paz”, ¿por qué volver a rodar un largometraje de ficción 23 años después de “El sudor de los ruiseñores”? Además, incluso debutando como actor.
Aquel fue mi primer largometraje, que escribí y dirigí sin haber hecho antes ningún corto. Es que la ignorancia es muy atrevida. Pero mi debut como actor es anterior: a mi madre le digo que cuando lloraba en la cuna, ¡estaba actuando! Profesionalmente empecé a actuar en Canal Sur TV, en 1994, en el programa “Así es la Vida”, que dirigía Fernando Navarrete. Era un formato original de la BBC que mezclaba ficción y realidad, con humor. Luego trabajé 7 años como actor en series, gracias a directores de casting como Luis San Narciso, Tonucha Vidal o Sara Bilbatúa. Pasé por “7 Vidas”, “Compañeros”, “Policías”, “El Internado”, “Aída”… y muchas más. También trabajé bajo la dirección de Pablo Berger, en su ópera prima, “Torremolinos 73”. He trabajado delante y detrás de las cámaras, no es algo nuevo. A mí me gusta contar historias que merezcan la pena ser contadas. Si son comedia, disfruto más aún. Pero cualquier género es válido para contar una buena historia.
– ¿Cómo fue el proceso de producción de “Tengamos la fiesta en paz”? He visto que fue necesario lanzar un crowdfunding para cerrar su financiación.
Quisimos producirla hace dos años, pero llegó el confinamiento y de golpe se paralizó el proceso de financiación por la incertidumbre generada. Nos pusimos a desarrollar otros proyectos. Pero el 1 de enero de 2021 decidimos retomar el proyecto, confiando en el apoyo que podríamos recibir de los propios espectadores, a través de una campaña mundial de crowdfunding. Y resultó. En junio empezamos el rodaje… y en diciembre hemos estrenado. Nunca habíamos logrado producir una película tan rápidamente. La sensación es abrumadora: una gratitud indescriptible.
– Para terminar, ¿cuál será el próximo reto de Juan Manuel Cotelo, cinematográficamente hablando?
Enero es un mes estupendo para tomar decisiones. Aunque le puedo adelantar que tenemos muchas ganas de afrontar un proyecto que quisieron hacer en Hollywood hace 30 años… y no hicieron. Un golpe de fortuna hizo que conociéramos al protagonista de una epopeya real, que fue portada de la prensa mundial, y de la que aún no se ha hecho ninguna película. En enero escribiremos la carta a los Reyes Magos para que nos abran las puertas de alguna televisión o plataforma que quiera apoyarnos con este proyecto.