Anoche se volvió a cerrar la Gran Vía de Madrid por un rodaje cinematográfico, algo que no sucedía creo recordar desde “Abre los ojos”, de Amenábar, con la película “De caperucita a loba” que está dirigiendo Chus Gutiérrez, desde hace una semana, con Marta González de Vega de protagonista. En su reparto también destacan Berto Romero, David Guapo, José Mota, el actor peruano Marco Zunino, Martita de Graná, Melania Urbina, Antonio Resines y Elena Irureta.
La historia de esta comedia está basada en la novela y el monólogo teatral del mismo nombre con el que la propia González de Vega lleva conquistando al público madrileño desde hace seis temporadas en el Teatro Fígaro, con más de 120.000 espectadores que ya han visto la función.
“Porque todos somos igual de patéticos cuando nos enamoramos, y convertirnos al humor es nuestra única salvación. En el amor triunfa el que aplica esta máxima: el que ríe el último… ha perdido un tiempo precioso”, añade la actriz y guionista Marta González de Vega.
Se trata de una producción de Álvaro Ariza (“La casa del caracol”) a través de sus empresas Esto también pasará y De Caperucita a Loba AIE, en coproducción con Bowfinger International Pictures, Glow y la peruana Tondero. Además, cuenta con la participación del ICAA y Amazon Prime Video.
¿De qué irá?
Una loba es una caperucita que ha aprendido a reírse de si misma. Y ese es el mayor superpoder que existe porque cuando nos convertimos al humor no hay nada que pueda hacernos daño. Una historia que nos demuestra que todos somos patéticos en el amor pero que aprender a reírnos de ello, convierte automáticamente el drama en comedia. Y por lo tanto a Caperucita en loba.
El proceso de conversión de Marta, nuestra protagonista, le llevará varios años y varios “tíos”, desde que decide convertirse en loba hasta que lo logra, porque tendrá que aprender que a la risa no se llega evitando el bosque del drama sino atravesándolo hasta el fondo. Sometiéndose al método del “ensayo-ostión”, pasará por un montón de situaciones patéticas hasta que aprenda a abandonar el autoengaño y a enfrentar la realidad, descubriendo que del drama brota la risa y de la risa brota… el poder.