Simpática y agradable de ver. La nueva obra de Vicente Villanueva tiene mucho corazón, salero y encanto; esto hace que tenga identidad propia y la aleja de otras películas que con menor suerte que ésta, trataron de sacar jugo a los regionalismos españoles.
¿De qué va?: Ana es una joven sevillana harta de su familia y del conflictivo barrio en el que viven. Todo irá a peor cuando su madre, para evitar el desahucio, decide engañar a una agencia para acoger en su casa a Ariel Brooklyn, un estudiante afroamericano de familia adinerada, a cambio de 700 euros. A pesar de sus diferencias y de las situaciones esperpénticas que provoca el fraude, Ana y Ariel se verán obligados a convivir bajo el mismo techo. Y ya se sabe que el roce hace el cariño.
Hay que reconocer que el título y el póster de SEVILLANAS DE BROOKLYN no podrían ser más desafortunados. Sin embargo, la película produce un encantamiento que regala una hora y media llena de luz.
No hay ninguna nota discordante en el conjunto. Partiendo del guion que, aunque es algo mecánico, tiene dinamismo y trata con respeto la idiosincrasia andaluza. Tranquiliza comprobar que se puede hacer comedia costumbrista situada en Andalucía y no caer en la caricatura y el chiste fácil. Es de agradecer, y esto es lo que hace que SEVILLANAS DE BROOKLYN no sea una comedia más dentro del cine español.
La dirección de Vicente Villanueva cumple con su cometido. No despunta en ningún punto, pero no lo necesita. El cineasta aporta oficio y buen hacer, y deja que sean la historia y los actores los que cojan las riendas de la película.
Carolina Yuste confirma su talento y encabeza el reparto como pez en el agua. Aunque de los dos protagonistas, es quizá Sergio Momo el que tiene más detalles destinados al lucimiento: su personaje es más dinámico, y esto le otorga mucho carisma.
Respecto a los secundarios están todos acertadísimos. Sobre todo hay que destacar a Estefanía de los Santos, ¡qué carisma y qué manera de comerse la pantalla! Después del visionado, su personaje es el que más acompaña al espectador. También Canco Rodríguez se desmarca con un personaje que él hace grande y que seguramente sobre el papel no tenía tanta relevancia. Andrea Haro está graciosísima y arranca más de una carcajada. Y el espectador también disfruta de la presencia de Manolo Solo que, siendo un grande de la interpretación, hay que admitir que aquí está con el piloto automático y no tiene margen de acción.
Cuesta encontrar algo que afear en esta película. Obviamente no estamos hablando de un film que vaya a pasar a los anales de la historia del cine, pero sí está destinada a ganarse muchos corazones. Gracias a sus personajes, es un film al que se le coge cariño. SEVILLANAS DE BROOKLYN no cae en la tontería ni en el chascarrillo fácil, demuestra respeto hacia el espectador. Y eso, ya es mucho.
Nota El Blog de Cine Español: 7.
Una crítica de Toni Sánchez Bernal