El principal reclamo de la película es la localización donde transcurre toda la acción. La isla de Ons se descubre como un paraje inquietante, además de ser tremendamente visual. Eso demuestra a todos los forofos del thriller nórdico que también aquí se pueden encontrar lugares ideales para la intriga, solo hace falta potenciarlos.
A priori todos los elementos que conforman la película están en su lugar, pero hay un tema que ONS arrastra durante todo su metraje: la verosimilitud. Es difícil creerse algunos de los sucesos que ocurren o reacciones que se ven en pantalla. Y eso empaña a otros componentes del conjunto.
¿Por dónde empezar? El argumento no termina de cuajar y las motivaciones de los personajes resultan confusas. La puesta en escena encorseta demasiado al elenco artístico y eso no les permite desarrollar con naturalidad sus acciones. Por desgracia, en más de una escena ‘se ve el cartón de las actuaciones’; y todo por culpa de la inmovilidad o la ausencia de diálogo en momentos en los que un parlamento o dos salvarían la situación.
Con todo, “ONS” cuenta con elementos suficientes que justifican su visionado: la ambientación, las pequeñas dosis de suspense, el dilema de la mujer protagonista… Y la verdad, aunque sea una generalización -y cuando se generaliza se cometen injusticias-, el cine español tiende a ser ‘muy madrileño’; de ahí el valor de “ONS” ¡Es un gozo escuchar toda una película en galego!
Nota: 5
Una crítica de Toni Sánchez Bernal