El agente topo es un documental que reformula el cine social con un divertido comienzo bajo una premisa muy ocurrente. Sergio, es un anciano de 83 años que se presenta a un casting para un trabajo en el que buscan investigadores dentro de su rango de edad. Su función será la de infiltrarse en una residencia de ancianos y buscar evidencias objetivas de mala praxis o negligencias a una de las usuarias. Parece una Misión imposible para Sergio, que desconoce el uso de los avances tecnológicos que necesitar utilizar para su cometido, pero él es un hombre aplicado y voluntarioso.
Maite Alberdi nos sorprende con esta película que aborda esta historia con la apariencia de una falsa película de espías. Nuestro protagonista es como Kingsman pero con la piel arrugada. El tedio se ha apoderado de su existencia y el reto que le supone este nuevo empleo le inyecta una energía que le servirá para desarrollar esta aventura que durará tres meses.
Las aptitudes necesarias son la prudencia y la discreción. Nuestro infiltrado ha de hacerse pasar por un usuario más. De esta manera, comenzará a convivir con el resto de compañeros y de ahí surgirán relaciones que le servirán para comprobar de primera mano el trato que reciben los mayores en este lugar, y sobre todo, como se sienten.
De la mano de Sergio conoceremos entrañables personajes variopintos: Berta, una mujer que no renuncia a enamorarse, una poetisa con la que comparte el amor por las rimas consonantes o Martita, una amiga que desea escapar tanto como descansar en ese refugio donde espera cada día el afecto de su mamá.
La directora adopta para este documental un tono amable y sencillo que despierta irremediablemente ternura. No carga las tintas, sino que nos narra la realidad de las personas mayores desde una cálida y templada humanidad. En un año como 2020, emociona aún más esta historia situada en una residencia de ancianos, ya que hemos contemplado la trágica situación que la pandemia ha traído a este colectivo de nuestra sociedad. Toca temas importantes como: la pérdida de la autonomía, la demencia, la búsqueda de la alegría, la convivencia entre personas en un recinto tan concreto, la soledad o el sentimiento de abandono. Quizá el peor de los achaques de todos los que sienten en ese destierro obligado y a veces inevitable desencadenado por el olvido al que se les condena.
Esta película chilena, coproducción con España entre otros países, causó una gran sensación en el pasado festival de Sundance. Asimismo, ganó el premio del público a la mejor película europea en el último festival de cine de San Sebastián. Su recorrido ha sido tan importante que Chile ya la ha seleccionado para representar al país en los próximos Oscar en la categoría de mejor película internacional y en los premios Goya en la categoría de mejor película iberoamericana.
Pero no es únicamente una película sentimental. También mira desde la ligereza, la gracia y la esperanza de encontrar una vocación en la senectud que se revelará como liberadora del hastío. Y además emociona profundamente en su afán de contradecir a la lástima. Gil de Biedma decía en tono irónico y grave en uno de sus versos más famosos: “que la vida iba en serio cuando uno lo empieza a comprender más tarde…”. El agente topo es una celebración de la tierna ilusión que se da en plena vejez. A veces la vida te avisa de que empieza a ser el final y como una veleta traidora, otras veces reafirma que nunca es tarde para encontrarse.
Nota El Blog de Cine Español: 8.
Chema López