Para los que empezamos a peinar canas, el año 1992 es un año que marca la historia de España. Los Juegos Olímpicos de Barcelona, La Expo de Sevilla, … hicieron que nos creyéramos el primer mundo. Lo habíamos pasado mal, nuestros padres había pasado por aquel invento que resultó la Transición. Nosotros la “Generación X” tuvimos que enfrentarnos al cambio radical que supuso el jugar como nuestros padres a empezar a experimentar los juegos que serían de nuestros hijos pero esa España nos había prometido que cuando llegara ese año mágico los coches voladores estarían aparcados bajo cada portal. La realidad nos puso en nuestro sitio, mucho había cambiado pero nuestros trabajos de obreros no eran mejores que los de nuestros padres y nuestro fin de mes era igual de duro que el que intuíamos cuando “ya lo compraremos el mes que viene” era una contestación habitual después del día 15. Nos engañaron. Nos engañaron! Nuestro presente no tenía nada que ver con el futuro que nos contaron un lustro antes y, junto con la frustración de lo real, la rabia no tardaría en salir.
Luis López Carrasco quiere condensar cómo era la vida en ese 1992, le lleva tres horas y pico de un monumental documento gráfico, en el que la pantalla partida en dos nos introduce en conversaciones de bar, de familias, de amigos y de compañeros de trabajos precarios que dudan si aquello es merecedor de su sacrificio. López Carrasco ambienta ese descubrimiento de nuestra miseria en Cartagena, allí la rabia llevó a protestas multitudinarias que culminaron con el Parlamento de la Región de Murcia. La pompa había estallado y se estaba llevando 30.000 empleos. Pero es que Cartagena es todas partes, es Ferrol, de donde yo soy la cual es, sin duda, una ciudad muy hermanada por los astilleros caídos en desgracia, es Gijón, es Cádiz,… El año del descubrimiento es en todas las ciudades de España.
Conversaciones comunes sobre paro, sobre políticas, sobre el famoso “tirar p’alante” de miles de familias españolas. Conversaciones de más calado como el papel de unos sindicatos que abandonaron su sentido, su lucha por los trabajadores. La película de Carrasco es un “Las Hurdes: Tierra sin sal” que del blanco y negro se pasa a las imágenes en VHS y si bien no hay hambre sí hay necesidad, desencanto y conciencia de éerdida de clase. El año del descubrimiento es 1992 pero lo son también el 2000, 2008, 2020,… donde otras generaciones como los “millennials” ven que sus sueños, las promesas que les hicieron, como cantaba Iván Ferreiro, no valen nada.
Es verdad que no ofrece una visión fácil, exige el tiempo (son tres horas y 20 de película), es una pantalla partida que pretende avivar conversaciones pero puede echar para atrás a los no iniciados (perdón por el snobismo) pero es tan, tan necesario, tan certero, que hacen a El año del descubrimiento una de las películas más importantes del año, quizá del siglo. En definitiva, nos presenta los polvos de los lodos actuales y que alguien nos abofeteé para recordarnos que sin lucha no hay victoria, que sin mirar atrás no hay futuro, y que no podemos cometer una y otra vez los mismo errores. Y todo ello hablando, reflexionando y atendiendo a vidas, conversaciones y personas que saben de lo que hablan porque lo están viviendo.
Una auténtica celebración del cine y quizá desde el año 2001 donde, subjetivamente, claro, un documental fue la mejor película del año, en ese caso “En construcción” de Jose Luis Guerín. Este 2020 puede ser el siguiente donde por importancia, necesidad y por puro cine El año del descubrimiento se corone como la mejor película hispana de este año.
Nota: 8’5
Paulo Campos
Entiendo que es complicado colocar una película así y todo mi respeto a su distribuidora. Pero es un sinsentido que en Madrid durante el fin de semana sólo esté ennla cinemateca y sólo el lunes va a estar en una sesión en los Renoir. Han hecho un esfuerzo promocional tremendo, han hablado de ella en todos los sitios de manera elogiosa, recomendando ir a verla…pero no se puede ver.
Una pena.
Desde luego no es la mejor fecha de estreno.
Pero, después de tantos dimes y diretes…..de tanto elogio, y a la vez de tanta venda puesta antes de que aparezca la herida…..
Me explico
Casi todo el mundo habla de que es la película española del año, pero a la vez ni uno solo le da posibilidades de que gane el Goya, incluso de que sea nominada.
Si casi todos los que escriben y dicen que es la peli del año, y algunos de ellos votan en los premios de la temporada de cine y varios votan en los Goya, quizá alguna posibilidad haya, no??