Hay proyectos que desde el inicio llaman la atención por el buen punto de partida del que salen. Así, “El año de la furia“, la última película de Rafa Russo (que debutó con “Amor en defensa propia” en el largo tras ganar el Goya por su corto “Nada que perder”) lo tenía todo para que fuera una gran película, desgraciadamente nunca llega a colmar las expectativas de su sinopsis. La acción nos retrotrae al convulso 1972 en Uruguay donde los militares comienzan a purgar a grupos sociales de izquierda preparando el terreno para el golpe militar del año 73, allí una serie de personajes como Diego y Leonardo, dos escritores de un programa satírico, Susana, una prostituta, Emilia la regente de una pensión se contraponen con Germán Rojas un torturador militar sin vocación que unirá los dos lados opuestos del país en una unión trágica.
¿Y qué falla entonces? El ansia de contarlo todo acaba transformando el microcosmos que forman los personajes, como alegoría del país, en un folletín telenovelesco de primer orden, el macho alfa de Ammann, que no hay mujer que se le resista; Furriel, y su arrastrada vida de escritor maldito; la historia de la prostituta, Gusman, que se deja querer por un cliente (en teoría uno más); y una pareja ajena a todo que no muestra más que una pata más de un culebrón barato.
Mira que la película parece que va a remontar en algunas ocasiones, cuando toca las luchas sociales o el poder del miedo a la violencia pero son destellos fugaces para quedarse con la anécdota, su carencia por el dramón hace que aun fastidie más ver como se tira por la borda los medios técnicos, porque la factura es más que correcta en cuanto a diseño de producción o fotografía y montaje. Es que a veces el querer mostrar demasiado y a la vez hacerlo desde un punto poco involucrado se le va a uno de las manos y Rafa Russo no consigue levantar el proyecto que va adoleciendo de sensiblería, escenas manidas (esa maleta de la mujer que se iba a ir es bochornosa) o unos personajes desganados en guión que dejan un sabor de boca de lo que pudo ser y no es. Temáticas manidas como los escritores que dudan si claudicar a los mandatos de los militares para salvar sus carreras o que las casualidades se den entre 10 personajes donde hay militares rebeldes, miembros Tupamaros, antifascistas, exparejas, presentadoras arribistas y un señor con un perro que pasaba por allí.
Ya a modo totalmente mío, como todo lo demás, pero este aun más, la música de la película. Aun con la película por estrenar, hay tiempo, le daría una vuelta a este apartado, es realmente molesta en muchas ocasiones y no funciona en prácticamente ningún tramo de la cinta. Por último, prefiero quedarme con lo bueno, un plantel de intérpretes de primer orden, que aunque no brillan si tiran de oficio y salvan ciertas secuencias, con Alberto Ammann, Joaquín Furriel, Daniel Grao o Miguel Ángel Solá en la parte masculina y Martina Gusman, Maribel Verdú (qué poco puede hacer con su personaje), Paula Cancio o Sara Sálamo en la parte femenina.
La película se presentó en el marco de la gala de RTVE del 65 Festival Internacional de Valladolid, venía precedida de su paso por la sección de industria del Festival de Toronto y su competición en el Festival de Varsovia. Películas como “Sin Fin” tuvieron la misma carta de presentación en años anteriores manteniendo a la cadena pública como una de las más fieles defensoras del cine español, aunque pendiente de mejorar su publicidad de cara a llevar a los espectadores a las salas, aquí tienen una oportunidad que pueden aprovechar.
Nota El Blog de Cine Español: 4
Paulo Campos