La entrevista tuvo lugar en la cafetería de los cines Renoir Floridablanca de Barcelona. Mateo Gil (Las Palmas de Gran Canaria, 23 de septiembre de 1972), me pareció una persona culta, simpática y con ganas de que su nueva película “Blackthorn” se vea. La conversación fue muy fluida, muy cordial y disfruté mucho.
Mateo Gil es uno de los grandes nombres de nuestro cine, conocido como guionista de Alejandro Amenábar, con el que ha trabajado en “Tesis”, “Abre los ojos”, “Mar adentro” y “Ágora”. Además escribió el texto de “El método” junto a Marcelo Piñeyro. Ha rodado varios cortos, con el último consiguió el Goya en esa categoría, “Dime que yo”, donde destacaban Fele Martínez y la bellísima Judith Diakate (una actriz que se prodiga poco, pero que ya brillaba en “La noche de los girasoles”). Su primer largometraje como director fue “Nadie conoce a nadie” (1999), se desarrollaba durante la semana santa en Sevilla y no era un trabajo redondo.
Empezamos hablando de westerns.
Mateo Gil: Creo que últimamente está volviendo la política al cine, sobre todo en los documentales, pero también en la ficción. Siento que hay una vuelta a los años 70 que fueron unos años de posicionamiento ideológico muy fuerte, quizá la vuelta del western puede tener algo que ver con eso. Es un género que además de aportar aventura y tensión, que es divertido, pienso que el western siempre ha sido una forma de hablar de política, de alguna manera, durante muchos años retrató el nacimiento de una nación, la formación de una nación, que no deja de ser cómo los individuos se organizan. En “Blackthorn” hay un trasfondo social, con un conflicto básico y que te hace tomar partido. Una cosa que me extraña es que el personaje de Butch Cassidy no haya dado más películas, tenía una conciencia del papel que jugaba en la historia con mayúsculas de Estados Unidos, se erigió en un símbolo de la lucha contra las grandes empresas y los grandes terratenientes. Siempre alardeó de que jamás había robado a una persona y de que solo había robado a grandes compañías. Tenía fama de Robin Hood. Presumía siempre de que nunca había matado a nadie, hasta que supuestamente, junto a Sundance Kid se enfrentaron al ejército boliviano y en ese enfrentamiento murieron dos soldados. Siempre intentaba evitar la violencia. Su truco era tener caballos de refresco en el camino, para ser más rápido que sus perseguidores. Planificaba muy bien la forma de conseguir el botín. Era muy leal a sus compañeros, me parece un tipo muy icónico y más en estos momentos donde todas esas posturas morales se han desdibujado totalmente.
J.L.P En “Blacthorn” trabajas muchos temas.
M.G Uno de ellos es la diferencia, entre robar a un banco o robar al señor que deja sus ahorros. Actualmente hay mucha gente que esa diferencia no la tiene clara, por eso me parece pertinente hablar de ese tema.
J.L.P: Una de las claves de la película es el casting, me gustaría saber cómo entra en el proyecto Sam Shepard, que está espléndido
M.G: Siguiendo la vía ortodoxa, llegando a la gente. Aquí, por nuestro complejo de inferioridad se intenta llegar a los actores a través de un contacto personal, a mí eso siempre me ha parecido un error. Insistí desde el principio en que contratáramos a una directora de casting inglesa que nos iba a salir muy cara, pero iba a valer la pena. Ella tiene bastante mano con la industria norteamericana. Se le envió el guión al agente de Sam y contestó una semana después diciendo que quería hacerla. No hay más misterio. Teníamos la intuición de que el guión a Sam le iba a gustar mucho, porque es un amante del western, es un loco de los caballos y porque el guión trata temas que él también trata en su literatura.
J.L.P ¿Qué referentes has utilizado?
M.G Al principio quería darle un aire setentero, tipo Sam Peckinpah, pero a medida que iba rodando me daba cuenta de que iba luchando contra mí, me iba saliendo más John Ford, la historia me pedía panorámicas y cosas muy clásicas de Ford, la película se ha quedado en un terreno intermedio que al final me gustó mucho. El estilo se fue simplificando, salió un poco entre todos
J.L.P El multilingüismo que aparece en pantalla ¿ya estaba en el guión?
M.G: Sí, queríamos que se hablara en quechua, ya que desde el principio pensé en Magaly Solier, que habla esa lengua, y en aimara, también se habla castellano e inglés.
J.L.P ¿Cuánto ha costado la película?
M.G Aproximadamente unos 4 millones de euros.
J.L.P Después de esta experiencia ¿Qué te interesa más escribir o dirigir?
M.G ¡Que pregunta más difícil de contestar! Cuando empecé quería dirigir, escribir no se me acababa de dar bien, entonces tuve la fortuna de que Alejandro Amenábar contara conmigo, con el tiempo le he cogido el gusto a esto de escribir y ahora lo que me gustaría es combinar, no me gustaría dejar de escribir para otros. Escribir tiene una cosa muy buena, aprendes mucho en un periodo más corto, dirigiendo se te van tres años en una película.
J.L.P ¿Cómo conoces a Alejandro?
M.G: Fue en la primera semana en la facultad, desde entonces somos uña y carne, empezamos a hacer cortos con sistemas muy caseros. Recuerdo cómo aprendimos a hacer plano contra plano.
J.L.P Tu último corto “Dime que yo” está muy bien, me gustaría saber cómo sale todo tan fluido. Es una maravilla.
M.G ¡Muchas gracias, José! Mira, no sé por qué extraña razón los dos cortos que he hecho, que además rozan la comedia, me despreocupo mucho más que cuando hago largos, ese corto surgió porque se me acababa de caer un proyecto que llevaba mucho tiempo soñando con él, al mismo tiempo me había dejado una chica de la que estaba terriblemente enamorado, se me movía el suelo bajo los pies y fue una manera de salir. Voy a intentar reírme y adelante. Lo escribí en dos fines de semana. Me lo pagué yo, para no tener que esperar, costó una pasta que al final pudimos recuperar.
J.L.P Judith Diakate, que además es guapísima, hace una gran interpretación, ya estaba muy bien en “La noche de los girasoles”
M.G Es una mujer maravillosa, una gran actriz y mejor persona, es muy generosa.
J.L.P ¿En qué momento surge el proyecto “Blackthorn”?
M.G Básicamente surge porque el productor Andrés Santana está loco (risas). Está tan loco como yo, ningún productor quiso apostar por este proyecto, pero él sí. No he conocido nadie más cabezota en mi vida. Al cabo de unos meses me llamó y me dijo: oye, Mateo, que televisión va a entrar, esto se hace realidad.
J.L.P El rodaje debió ser muy duro
M.G Desde luego. La falta de oxígeno fue un gran problema. Tuvimos que ponernos un chip de que todo iba a ser muy duro, que había que ser flexibles en el rodaje, hubo que sacrificar cosas, hubo que prescindir de cosas que estaban en el guión pero era imposible hacerlas y reescribir de nuevo, hubo que ajustar muchas cosas. Había un gran entusiasmo en todo el equipo y eso suplió todas las carencias.
J.L.P ¿Cuáles son tus películas favoritas?
M.G Tengo gustos muy eclécticos y mis influencias son muy variadas porque cuando llegué a Madrid y conocí a Alejandro, llegué con altísimos vuelos a la facultad. En aquella época hablaba de Akira Kurosawa, de Visconti, de Kubrick, de Orson Welles, que siguen siendo mis grandes, pero me encontré con Alejandro que era un tipo que en ese momento era más amante del género, ahí hubo una fusión muy interesante durante años, compartimos muchas películas y directores, hemos llegado a tener ahora unos gustos muy comunes. Eso ha llegado con los años. Mis gustos con los años se han ampliado seriamente. Si que tengo películas que recuerdo, como de referencia, como por ejemplo “Ran” de Kurosawa, que me parece el director más grande que ha habido. Kubrick probablemente, y en esto estoy de acuerdo contigo, seguramente haya sido el director total, pero a mí me toca más Kurosawa, reconozco que una de las mejores películas de la historia es “2001” y posiblemente Wilder. Me toca también la locura de Orson Welles, películas como “Campanadas a medianoche”, producción española, por cierto, me tocan mucho. Te cuento una anécdota, José, cuando tenía 16 años en Canarias, yo tenía un televisor y un radio cassette es lo único tecnológico que había en mi casa, grabé “Campanadas a medianoche” de TVE y reproduje ciertas escenas y me las grabé en el cassette, poniéndolo en frente de la tele, todavía conservo el cassette, y me lo ponía por las noches para escucharlo, me fascinaban los diálogos de esa película, me volvían loco. Me han gustado muchas películas, pero ahora que hablamos de westerns recuerdo una, “Grupo salvaje”, de Peckinpah, que me transportó, es una película magistral.
J.L.P A mí Sam Shepard en tu película me ha recordado a Kris Kristopherson en “La puerta del cielo”, de Michael Cimino.
M.G: Te diré una cosa, Kris Kristopherson físicamente es clavado a Butch Cassidy, más rudo, pero clavado, estoy totalmente de acuerdo contigo y esto es algo que hasta ahora no me había dicho nadie. Veo que eres un gran aficionado al western y eso me alegra.
J.L.P ¿Qué tal tu relación con Sam?
M.G Sam es un tipo muy distante, muy yankee él, muy rudo a veces en el tratamiento. Se fue solo tres meses a Bolivia, le gusta mucho su soledad y su espacio, pero de pronto por la noche decía por qué no nos vamos a cenar todos juntos y reunía un montón de gente, disfrutaba muchísimo haciendo bromas, no hablaba de su literatura, es un gran tipo, muy sensible y he tenido una relación extraordinaria con él. Le gusta presumir de que lo que le gusta es su rancho, los caballos. Era muy difícil hablar de su literatura, creo que nunca hablamos de eso, lo mencionábamos nosotros, pero él cortaba la conversación y alguna vez se soltó hablando de literatura de otros, de Pedro Páramo, de Roberto Bolaño con gran admiración. Es un tipo curioso, Sam
J.L.P ¿Qué aficiones tienes?
M.G A mí me gustaría poder dedicarle un poco más de espacio a la ciencia en mi vida, a las matemáticas y a la física, no lo hago como debería, pero me apasiona. De vez en cuando me leo algún librito de divulgación, pero sí, me encantaría haberle podido dedicar más espacio.
J.L.P Háblame de tus próximos proyectos.
M.G: No lo tengo nada claro, tengo varias ideas en la cabeza. Alejandro está con un proyecto ahora, no sé qué pasará con eso, ojalá que me llame pronto.
J.L.P Para cerrar ¿cómo ves el panorama actual del cine español?
M.G: Complicado. Esta situación va a tener una cosa buena, estamos obligados a reciclarnos y tiene una cosa mala y es que la mayoría de las ideas van a tener que ser ideas muy baratas, se pierde un rango intermedio de producción. Todo va a ser o muy grande o muy pequeño. Lo muy grande va a tener que ser muy comercial. Se van a perder proyectos de riesgo, pero así están las cosas.
J.L.P ¡Muchas gracias, Mateo!
M.T ¡Muchas gracias a ti, ha sido un placer y espero que tengamos oportunidad de poder seguir hablando! ¡Un fuerte abrazo, insisto, muchas gracias, de corazón!
Nos despedimos con un abrazo. Le deseo lo mejor.
José López Pérez
Foto: José López Pérez
Gran entrevista.
¡Muchas gracia por tu comentario, Benigno!
¡Saludos cordiales!