“Una secuela para estirar el chicle del éxito de la primera”, es fácil pensar al sentarse en la butaca del cine. Sin embargo, a los cinco minutos la película rompe tu coraza; se te revela una segunda parte con identidad propia y muy superior a la primera entrega.
El film empieza pocodespués de la anterior. Ahora Javier es un padrazo que domina los diferentes horarios de sus hijos, los chats de padres… lo tiene todo bajo control. Pero la noticia inesperada de la llegada de un nuevo bebé lo pone todo patas arriba… y será necesaria la ayuda de la temida suegra.
El argumento es el primer acierto que el espectador encuentra. En las segundas partes es fácil caer en la tentación de repetir la fórmula de la primera con pequeñas variantes; pero por suerte, aquí no se ha optado por esa vía. Y eso da enteros al resultado final. Me explico: si en la primera película un viaje de la madre hizo que el padre se quedase solo con sus hijos, podría haber sido fácil de imaginar una segunda parte en la que, una obligación mayor, hace que la madre tenga que volverlos a dejar solos. Pero que, al no contar Javier con la ayuda de la asistenta, acabase recurriendo igualmente a la suegra. Pero no, y eso es una jugada muy inteligente por parte de los guionistas: conociendo ya a los personajes de la anterior, vemos en la pantalla una aventura nueva.
Todo lo que en la anterior película fallaba, en esta funciona. Incluso esos “molestos” inserts a modo de flash-backs. En la primera eran una mera excusa para lograr la risa cada pocos minutos, pero aquí se reduce bastante el número y no se entorpece la acción. Ahora la comedia surge de las situaciones y los gags están integrados en la historia. Incluso la subtrama de Leo Harlem, es aquí más orgánica y de mayor interés.
También los hijos están más naturales. No se les ve“el cartón” en sus interpretaciones, y eso es digno de elogiar. Al igual que a Santiago Segura, se le nota mucho más cómodo con su personaje. Le dota de mayor simpatía y hace lo que mejor se le da, derrochar carisma.
Respecto al resto del elenco, se echa en falta una mayor presencia de Silvia Abril. Aunque es de agradecer que Toni Acosta, ahora sí, tenga margen de acción para mostrarnos más facetas de su personaje. Y qué decirsobre Loles León… cualquier cosa que se comentese va a quedar corta. Ella es única y lo sabe. Quizá demasiado bien, pues está con el piloto automático. Hace el papel gritón y mandón enque tantas veces lahemos visto.
Es una muy divertida comedia familiar que gustará a los fans de la primera y enganchará a los que se acerquen a ella sin haber visto la anterior.Es la película ideal para acudir con tus hijos al cine. Santiago Segura y el resto del equipo se merecen una ovación. Lo fácil habría sido hacer una segunda parte al uso, pero no, han entregado una película que engancha, que hace reír y, lo más importante, que tiene corazón. Ojalá la taquilla recompense el esfuerzo,pues mucho me temo que el cine español no lo hará. Habrá, si eso, algún chascarrillo en los Goya pero ya, no se hablará de la pasión de Santiago Segura y su don de conectar con el público.
Y ojo, que quien escribe esto, aborreció la primera película. De ahí el mérito de “Padre no hay más que uno 2”. Es realmente disfrutable y recomendable para una tarde de verano. Es cierto que no ofrece una experiencia trascendental, pero consigue entretener por igual tanto a padres como hijos; lo que es un regalo para cualquier familia.
Nota El Blog de Cine Español: 7.
Una crítica de Toni Sánchez Bernal
