El pasado 15 de mayo, coincidiendo con la recta final del confinamiento en nuestro país, Movistar + estrenó “La unidad”, su última producción propia y una de las apuestas fuertes de la plataforma para este año, junto a la reciente “La línea invisible. “La unidad” llegaba de la mano de Dani de la Torre, en línea con la estrategia de la cadena de confiar sus productos a cineastas españoles que han demostrado su talento en la gran pantalla. En el caso del realizador gallego, su brillante incursión en el thriller con “El desconocido”, donde mostró un pulso envidiable, hacía albergar grandes esperanzas sobre este policíaco.
La temática sin duda era arriesgada: un acercamiento a la red de terrorismo yihadista desde el punto de vista de una unidad especializada de la policía en su misión por desarticular una célula que se ha adentrado en el país. Una temática que a priori podríamos esperar más en una producción norteamericana, y es que estamos más acostumbrados a que los tejemanejes de los servicios de inteligencia que presenciamos en la ficción provengan de la todopoderosa CIA. No es el caso de “La unidad”. Aquí la participación estadounidense es residual en la trama, y toda la investigación es liderada por un grupo de la Policía Nacional cuya vida tiene poco que ver con el heroísmo peliculero yanqui. Los personajes son unos profesionales sometidos a un estrés y a una exigencia extremos, y en la visión de su peligroso trabajo no hay recursos mágicos de los que tanto suele abusar el género en Hollywood. Aquí el realismo y la verosimilitud dominan la escena, y es precisamente esa perspectiva la que permite conectar con la serie.
Desde un punto de vista formal, “La unidad” es ejemplar. La ambientación de la serie nos transporta desde Nigeria hasta Marruecos, pasando por el que es el epicentro de la trama: la ciudad española de Melilla, el pequeño territorio entre dos mundos que es elegido por un líder del Estado Islámico como refugio desde el que llevar a cabo macabros planes. La última película de De la Torre, “La sombra de la ley”, logró dos premios Goya como reconocimiento a su fotografía y dirección de arte, y son estas dos especialidades las que de nuevo vuelven a sobresalir en su incursión televisiva. A ello se le une la habilidad del director para insuflar un ritmo endiablado a las escenas de acción y un concienzudo trabajo de montaje para ensamblar los continuos cambios de localización y una trama que no siempre es fácil de seguir por la maraña de nombres que se mencionan.
La serie logra ir subiendo su nivel a medida que van avanzando los capítulos, de manera que la historia progresivamente va capturando al espectador. Posiblemente el mayor defecto de “La unidad”, y lo que provoca que tardemos en entrar en su juego es la distancia que toma respecto a sus personajes, al no profundizar en sus conflictos personales. Es este detalle lo que hace que los personajes que más me han interesado no sea ninguno de sus actores principales pertenecientes a la brigada policial, sino dos de los personajes musulmanes, ambos con bastantes aspectos en común. Por un lado, un infiltrado en un grupo radical de Cataluña que se juega la vida a diario con el permanente riesgo de ser descubierto, y que sin embargo se ve obligado a casi suplicar que le sean abonadas las dietas por parte de sus jefes. El capítulo que protagoniza tras ser secuestrado y que culmina en una secuencia de infarto en un centro comercial, pone los pelos de punta. Por otro lado está Amina, la joven casada con el narcotraficante melillense al que la Policía sigue sus pasos como hilo del que tirar. El conflicto interno de Amina, atrapada en una vida desgraciada y con el dilema de si confiar o no en las promesas inciertas de un policía con el que empatizará más de lo debido, ofrece los momentos de mayor humanidad de la serie, y nos hace pasar malos ratos con cada inquisición por parte de su familia política, logrando que temamos por ella y deseemos que pueda lograr su sueño.
En lo que respecta al grupo principal, cuyo reparto encabezan Nathalie Poza, Michel Noher, Marian Álvarez y Luis Zahera, cumplen sobradamente en su trabajo y se agradece que no sean mostrados como héroes inalcanzables que nos quedan lejanos. Su indudable oficio nos permite verlos como personas de carne y hueso; ésas que se ven obligadas a preparar unas oposiciones en los pocos ratos libres como forma de progresar laboralmente, o que se ven desbordadas por la preparación de una comunión.
El realismo de la serie alcanza su culminación en el capítulo 5, en la que una cruda e impactante escena en la calle Preciados de Madrid nos remueve por dentro al hacernos rememorar un momento reciente y doloroso. La sensación de que lo que vemos parece muy similar a la vida real sobrevuela durante todos los capítulos.
Definitivamente “La unidad” es otra muestra más del buen momento que atraviesa el thriller nacional, y merece la pena acercarse a la que sin duda será una de las series españolas más importantes que nos depare 2020. Una producción que evitando tópicos policiales y respaldada por un trabajo exhaustivo de documentación, conforma una interesantísima propuesta con varios momentos espectaculares, además de muy valiente. Ya parece estar en marcha una segunda temporada de la serie, de lo que solo podemos congratularnos. Bravo por el indudable subidón de nivel de la ficción española en los últimos años. Bravo por “La unidad”.
Nota El Blog de Cine Español: 7,5.
Javi Castañeda