Como amante de los cortometrajes, en nuestra serie de entrevistas en confinamiento no podía faltar una pequeña tertulia con un conocido cortometrajista. Así, aprovechando que lleva residiendo más de una década en Alemania, para que nos cuenta su visión de la crisis del Covid-19 desde allí, hablamos con Iván Sáinz-Parto uno de los cortometrajistas españoles más premiados de la historia con trabajos como “El sueño del caracol”, “Save”, “Ainhoa” y “Tono menor”, entre otros.
Entrevistamos al cortometrajista Iván Sáinz Pardo:
– En esta serie de entrevistas mezclamos preguntas de cine y preguntas sobre el Covid-19 por lo que, sabiendo que llevas viviendo más de una década en Alemania, ¿cuéntanos cuáles son las principales medidas diferentes que ha tomado allí el gobierno respecto a España? A fecha de hoy, 22 de mayo, ¿hay más fallecidos e infectados en Alemania o en España?
– En Alemania hay 16 Ländern que son algo parecido a las autonomías en España y estas cuentan con mucha independencia. Es por esto que las diferencias en los protocolos y medidas para el confinamiento varían mucho dependiendo de la zona en la que uno vive. En Múnich, que es donde yo vivo, se ha permitido desde el principio salir a pasear o a correr. Ahora en la desescalada ya hay comercios y restaurantes abiertos, se permite el no uso de mascarillas al aire libre y las medidas se concentran en los establecimientos cerrados. La Bundesliga de fútbol
ha sido la primera en Europa en volver y poco a poco se vuelve a la normalidad. En los momentos más difíciles de la crisis, Alemania ha mostrado un numero de infectados parecido al de España, aunque muchos menos fallecidos. En estos momentos, el número de infectados sigue en unos 11.000 y en España superamos aún los 50.000 aunque el números de muertos también se ha reducido mucho y es un motivo para el optimismo.
– Has dirigido 19 cortos, y eres uno de los cortometrajistas más premiados de nuestro país, ¿se puede vivir de rodar cortos? Hace una década había festivales con premios cuantiosos pero ahora…
– Efectivamente, con mis primeros cortos, antes de la crisis del 2009 con los premios económicos podía vivir y auto financiarme nuevos proyectos. Además se pagaban los viajes y las estancias de los autores de los cortos y era una fantástica manera de hacer contactos, conocer a compañeros de profesión y ver en buenas salas sus trabajos. Con el pelotazo financiero los ayuntamientos vivían abundancia económica y prácticamente en cada pueblo o pedanía de España se celebraba un festival de cine y otro de poesía y se gastaban fortunas en decorar rotondas. El pinchazo y la crisis se lo llevó todo consigo y con ello gran parte de estos festivales de cine y sus premios económicos. Hoy en día con la democratización del digital se producen muchos más cortos pero cuesta una barbaridad de dinero
distribuirlos. Los festivales de cortometrajes se ha convertido en muchos casos en un negocio donde se mercadea con las tasas de inscripción a cambio de unos laureles por Internet y poco más. Cuando pensábamos que esto no podía ir a peor, ha llegado la crisis sanitaria del COVID-19 para volver a pegar un puñetazo en el tablero y volver a cambiar todas las reglas del juego. Veremos que pasa a partir de ahora.
– De los más de 500 premios que han ganado tus películas, si sólo te pudieras quedar con dos de ellos, ¿cuáles serían y por qué?
– Los premios son comida rápida para el ego. Aunque también posibilitan una cierta visibilización y un mejor alcance a un publico y supuestamente a posibles productores que pudieran interesarse por tu carrera. Aunque lo cierto es que el mundo del cortometraje tiene una nula distribución en los medios generalistas y continúa siendo extremadamente endogámico. La brecha, el abismo que hay entre el mundo del corto y el del largo o la industria es inaudito. Esto nos obliga a tener que auto promocionar nuestros trabajos y logros para poder llegar a alguien y en
algunos casos , como es el mío, convertimos nuestras redes sociales en una absurda exaltación de onanismo profesional publicando selecciones, premios y entrevistas como esta. Es lo que toca, pero créanme que es vergonzoso y cansino.
Yo recuerdo con cariño los premios a “El Sueño del Caracol” en Medina del Campo y la nominación al Deutsche Kurzfilmpreis (Goya alemán) que me llevó a la gala en Berlín. También los dos dobletes de premios del jurado y del público en Alcalá de Henares y en Elche con “El laberinto de Simone” y el “Shocking Shorts Awards” (13th Street Channel Alemania) que me llevó a hacer un Master de Cine en los Estudios Universal de Los Ángeles. Otro que recuerdo con mucha alegría fue el Premio Movistar+ al mejor proyecto corto en Gijón que me posibilitó comenzar a financiar “Ainhoa” cuando llevaba casi 6 años luchando de forma desesperada por tratar de levantarlo. Son más de dos, pero no sabría cuál escoger.
– Como me interesa el tema, puede que algún día lo use, parte de los 50.000 euros del presupuesto del corto “Ainhoa” los conseguiste a través de una campaña de crowdfunding, ¿cómo fue esta experiencia? Si no es mucho preguntar, ¿cuál fue la comisión que os cobraron?
– Fue una gran experiencia aunque con claros y oscuros. Yo me encargué de actualizar el blog y hacer todo el marketing y publicidad en redes. Intentamos conseguir 8000€ y al final superamos los 11.000 euros. De estos si quitas comisiones de la plataforma (la nuestra era Verkami), los impuestos, las comisiones de Paypal por su servicio y lo que hay que dejar para pagar las recompensas y los gastos de envío a los mecenas, se nos quedaba creo que en unos 9000€. Sin embargo nos pillamos los dedos con la fecha y llegamos a la semana de rodaje en Bilbao sin haberse terminado la campaña. Es decir, no teníamos ni un euro aún. Gracias a la generosidad y la amistad de un gran amigo mío, Jesús Guerro Polo, que nos adelantó los 9000€, el corto es el que es y con el tiempo nos ha brindado numerosas alegrías.
Las comisiones de las plataformas de Crowdfunding varían dependiendo de qué régimen se escoja, alcanzar una meta económica fijada que te obliga a llegar a ella para poder cobrar el dinero, o una meta flexible que no te obliga a alcanzar la meta pero supone una comisión más alta. Todo esto varía con cada plataforma. Lo que sí hay que tener cuidado es con poder cumplir con las expectativas que se prometen a los mecenas. En cierta parte mis productores no fueron capaces y hubo algunos envíos que no funcionaron bien. La gran mayoría eran amigos y familiares y eso es algo que me dolerá para el resto de mi vida. Hay que ser siempre agradecidos.
– Llevas desde el 2008 intentando levantar un largo, en aquel momento creo que era un guion titulado “Ainhoa”.
– Mi primer intento fue un largo titulado “Ainhoa” con los productores de mis primeros cortos en Alemania Wiedemann & Berg Filmproduktion (La vida de los otros, Dark) estuve varios años escribiendo el guion pero sin demasiado éxito. Me temo que cometí todos y cada uno de los errores en la escritura del cortometrajista que se enfrenta por primera vez al formato largo. Me volví a España y la relación se enfrió. En homenaje a tanto esfuerzo, años más tarde cogí el título y se lo puse a uno de mis cortos. Necesitaba de alguna manera darle positividad a aquel
recuerdo.
– Las ayudas al cine en nuestro país son de 35 millones mientras en Alemania de 450 millones, ¿allí también ha calado ese mensaje falso de que los del cine viven de las subvenciones?
– Para nada. En Alemania derechas e izquierdas ven la cultura como algo de lo que estar orgullosos y se subvenciona y se invierte mucho más en cine. Pero es que en Francia, Bélgica, Dinamarca y en todos los demás países es parecido. En nuestro país desde la derecha se demoniza la industria del cine. Sucede igual con la respuesta a la crisis sanitaria. Únicamente en España se ha vivido una polarización política tan ridícula y tan paleta. Cuarenta años de dictadura y una transición mediocre y sin juicios ni disculpas son un gran peso para una democracia tan
joven y tan endeble como la nuestra. Contamos con una monarquía puesta a dedo por un dictador y que no sirve para nada como, una vez más, ha demostrado esta nueva crisis. Y contamos con una democracia sin separación de poderes y subyugada a una partitocracia que se sustenta gracias a una corrupción sistémica, clientelar y que cuenta con demasiada impunidad. En Alemania es posible que haya corrupción, eso es algo que ocurre, pero allí quien la hace la paga. Me temo que el tema de la educación también influye. Tener un sistema educativo que cambia al capricho de la ideología de cada partido que entra a gobernar cada cuatro años nos convierte en el único país de Europa en el que se financia con dinero público el maltrato animal, la exaltación a dictadores fascistas y en el que aún se emite con éxito “Gran Hermano”.
– Creo recordar que en el 2010 tenías otro guion, “El camino de la vida”, junto a Jorge Dorado, eres un claro ejemplo de lo que cuesta levantar el primer largo en nuestro país, ¿no?
– En el 2009 la crisis en Alemania causó varios despidos en Odeon Films, entre ellos el productor que llevaba mi proyecto de largometraje “Terapia” una adaptación de una novela del autor Best Seller berlines Sebastian Fitzek. Era una coproducción con Filmax. Justo unos meses antes de acabarse todo, me invitaron a un encuentro en París de directores españoles con operas primas donde conocí personalmente a Jorge Dorado que también andaba a punto de sacar un largo y que, lamentablemente, también se le cayó. Ambos admirábamos el trabajo del otro, y empatizábamos con la frustración de no ser capaces de debutar a pesar de tanta pasión y entrega. De eso nació la idea de hacer algo juntos y escribimos un tratamiento llamado “El camino de la vida”. El plan era dirigirlo juntos y para convertir nuestro tratamiento en un gran guion, invitamos al guionista Juanjo Moscardó que entró al proyecto. “El camino de la vida” es un gran guion, fue finalista de el Festival de Austin y ha ganado algunos otros premios pero somos conscientes de que no es un proyecto ni barato ni demasiado fácil para los tiempos que corren. De momento espera en la recámara. Mientras Jorge consiguió debutar con “Mindscape” y no ha parado de trabajar en cine y televisión desde entonces. Yo en aquellos momentos escribía otra adaptación de Sebastian Fitzek, esta vez para la productora alemana Ratpack, un largometraje de terror titulado “Hypnofobia” que, lamentablemente, tampoco consiguió financiación. En Alemania el thriller y el terror llevaba años funcionando en televisión pero a penas en las salas y parecía una misión imposible.
Sobre la situación de los cortometrajistas y el difícil salto al largometraje, me parece muy significativo que, a pesar de cómo español haber realizado varios de los cortometrajes más premiados en festivales de todo el mundo, en la actualidad mis dos proyectos de salto a largo sean solo en Alemania y que mi primera incursión en una producción de televisión haya venido únicamente gracias a la voluntad de un compañero de viaje profesional como es Jorge Dorado. Le estaré siempre agradecido por haberme ofrecido la oportunidad de dirigir la segunda unidad de su nueva serie internacional “The Head” producida por Mediapro studios y que se estrenará el 12 de Junio simultáneamente en 30 países. En España se podrá ver en Orange TV. Ha sido genial poder colaborar y estar al lado de Jorge en esta serie que estoy seguro no va a dejar a nadie indiferente.
– Hace unos días publicábamos que la peli española Amor en polvo tendrá remake alemán y que tú serás su director, ¿ha afectado la pandemia su rodaje?, ¿cómo has llegado a este trabajo de encargo?
– Íbamos a rodar este invierno y se ha aplazado todo para algún momento del año que viene si hay suerte. Todo esto empezó a raíz de lo bien que conectamos Juanjo y yo cuando entró a trabajar en “El camino de la vida”. Después de aquello, le propuse entrar también a escribir conmigo un guion de terror titulado “Blue as your blood” y durante todo el proceso hemos terminado por hacernos grandes amigos. Escribir guiones es un acto muy intimo, donde se necesita aprender a respetar, confiar, convivir y hacer compromisos y concesiones constantemente. Es casi como un matrimonio con peleas y reencuentros. Ambos somos apasionados y testarudos, pero con el tiempo hemos aprendido a tratarnos bien, a motivarnos y a sacar lo mejor de cada uno.
Juanjo me pidió mi opinión sobre un guion suyo en fase bastante primaria “Amor en polvo”, fui acompañando el proceso y pensó en mi para dirigirlo casi hasta el último momento. Finalmente casi toda la financiación llegó desde Valencia y tuvieron que rodar con equipo valenciano. Además de producirlo, finalmente se lanzó junto a Suso Imbernón a dirigirlo y un poco, en agradecimiento, pagó una traducción del guion al ingles y me ofreció dirigir el remake si yo era capaz de encontrar una productora en Alemania. ¿Recuerdan el productor alemán de “Terapia” al que echaron por la crisis? A Christoph Menardi de Neos Films le encantó el guion, compró los derechos del remake y he estado el último año y medio escribiendo una adaptación al alemán. Haber vivido entre estas dos culturas me ha ayudado a tratar de encontrar el tono adecuado para superar el choque cultural y ha sido una experiencia muy interesante.
– Aprovechando tu experiencia en Alemania, ¿se estrena mucho cine español allí?, ¿cómo valoran nuestro cine los alemanes?
– A los alemanes por lo general les gusta mucho el cine americano, como a nosotros. Pero además, responden bastante bien a su cine nacional. En cuanto al cine español, aprecian el desparpajo y la valentía con la que los españoles nos enfrentamos al cine de género. Hay a su vez un gran público que adora el cine de autor y ahí nuestros clásicos Almodóvar, Médem, Aranoa son muy reconocidos como es de esperar.
Luego hay varias iniciativas fantásticas y muy valiosas de Festivales o instituciones donde promocionan el cine español. Un buen ejemplo sería el Festival “Cinescultura” en Regensburg organizado con un gran gusto y cariño por la Universidad de Regensburg con el catedrático Ralf Junkerjürgen y el profesor Pedro Álvarez a la cabeza.
– Por otro lado, como bien sabes, en España hay numerosos festivales de cortometrajes pero, sin embargo, luego los cortos apenas tienen visibilidad fuera de este circuito, ¿en Alemania pasa lo mismo?, y, por otro lado, ¿también hay tantos certámenes de cortos?
– En estos momentos el número de Festivales de cine puede haberse igualado a la baja. Me temo que el problema es parecido. No hay demasiado espacio en las televisiones ni en los cines para los cortometrajes, pero no olvidemos que esto esta cambiando a marchas forzadas. Internet ya supera a la televisión y quizás las plataformas digitales se decidan a adoptar un espacio para los cortometrajes y volvamos a llegar a los salones de estar de casi todas las casas del planeta. Todo está por ver. Por ejemplo, yo he logrado estos últimos años vender tres de mis cortos a Movistar+ y parece que esta aceptación y acceso mayoritario del corto como contenido de calidad comienza a ser poco a poco una realidad.
– Con tu experiencia en este campo, creo que has distribuido tú mismo 6 de tus cortos, ¿qué le aconsejarías a los nuevos realizadores sobre cómo mover su corto por los numerosos festivales nacionales e internacionales que existen?, ¿recomiendas contratar una distribuidora de cortos? Por ejemplo, tu corto “Save”, premio al mejor director del Notodofilmfest 2016, te costó producirlo 90 euros y te gastaste en distribuirlo 3.000 euros.
– Me lo preguntan mucho por las redes y por email. Siempre aconsejo ser coherentes con el tipo de producto que se tiene, pensar sobre cuál es la motivación que nos ha llevado a hacerlo y reflexionar antes de la forma más objetiva posible sobre su potencial real en festivales. “Save”, por ejemplo, se estrenó en Internet y no pudo acceder a un Festival de estrenos ni llevar una distribución clásica. Pero eso no significa que, si resulta atractivo, no pueda contar con una gran carrera en festivales, premios o incluso venderse en televisiones. “Broccoli” también tiene un
presupuesto ridículo y esta rodado con una cámara de fotos y además de todos sus premios en festivales, se ha vendido a televisiones de varios países. Ambos decidí distribuirlos yo para poder invertir todo el dinero disponible directamente en tasas. Para mis cortos menos guerrilleros y con más presupuesto, intento dejarlo
en manos de una distribuidora que, además, se esfuerzan en buscar con los autores una estrategia conjunta de distribución. El error es hacer un corto hoy en día y no dejar al menos 2.000€ para distribuirlo. Un corto sin público es un vídeo casero.
– Para terminar, ofrécenos una lista sobre los cortometrajes españoles que más te han gustado del S. XXI.
– No soy un gran cinéfilo, para nombres y fechas tengo memoria de pez y suelo mantener distancia social con las referencias. Disfruto más haciendo cortos que viéndolos y soy muy poco de listas. Lo cierto es que hay muchos donde
elegir dentro y fuera de nuestro país. La gran calidad y grandísimo estado de forma del formato corto es indiscutible. Pero bastante competitivo es ya el mundo del cortometraje como para también aquí hacer una lista de
“ganadores”, así que únicamente diré que, como con las películas, me gustan los cortos que duran más allá de su metraje y que me inspiran y me revitalizan la voluntad y la pasión por contar historias.