Continuamos con nuestras entrevistas en confinamiento con una tertulia muy interesante con Hernán Zin, conocido director de documentales (“Nacido en Siria”, “Nacido en Gaza”), que se ha jugado la vida durante estos dos meses para retratar con su cámara cómo ha afectado el Covid-19 a nuestro país durante estas semanas en su documental “Madrid resiste”, que pronto estará disponible para su visionado.
Os dejamos con nuestra entrevista al director Hernán Zin:
– En esta serie sobre entrevistas de cine en el confinamiento no podíamos dejar de hablar contigo porque desde el 9 de marzo hasta el 9 de mayo has estado rodando un documental sobre esta pandemia en nuestro país, ¿cuándo decidiste coger tu cámara y grabar este documental titulado “Madrid resiste”?
– Cuando comenzaron las compras masivas en los supermercados. Me fascinaba la obsesión por el papel higiénico. Habiendo pasado buena parte de mi vida en lugares como Gaza o Congo, era un fenómeno que me parecía muy interesante de analizar. Ese fue el enfoque inicial, hasta que entré a urgencias de un hospital y vislumbré la verdadera dimensión de lo que se nos venía encima.
Entonces armé un equipo de grandes profesionales y nos lanzamos a rodar a tiempo completo. No quería que hubiese un aspecto de la pandemia sin cubrir. Quería que quedara un documento histórico de la tragedia que hemos vivido. Ha sido un esfuerzo físico y emocional enorme por parte de todo el equipo, pero creo que el resultado valdrá la pena.
La realidad de esta tragedia, con nombre y apellido, casi no se ha visto. Hemos tenido en la prensa muchas cifras y pocas historias en primera persona. Ese es el hueco que intenta llenar “Madrid resiste”, como en su momento lo hicieron “Nacido en Siria”, “Nacido en Gaza” o “La guerra contra las mujeres”. Humanizar las estadísticas.
– Durante estos dos meses has grabado a siete héroes anónimos, un internista de la UCI, un bombero y un conductor de ambulancia, entre otros, ¿cómo fue tu elección de estos protagonistas de tu nuevo documental?
– En la construcción del documental, el azar siempre tiene un papel muy importante. Tenía en la cabeza el rumbo; el resto me lo dio la realidad. Sabía que quería gente no solo admirable – como todos los que han estado en primera línea – sino, personas de carne y hueso, con sus luchas internas y sus contradicciones, con sus momentos de duda, de claudicación y también, de heroísmo. La transformación emocional que ellos han vivido es un espejo en el que nos podemos ver reflejados. Una herramienta para tratar de digerir lo que nos ha pasado como sociedad.
– ¿En qué hospitales entraste a rodar y cuál fue la situación que te encontraste en ellos? ¿Es verdad, como reportero bélico, lo que se comentaba que se encontraban en situación de “guerra”?
– He rodado en muchos hospitales. Los principales, el Doce de Octubre, que es un referente en Madrid, y el Hospital de Torrejón, que es donde empezó la pandemia. Al principio, estaban superados, pero el personal sanitario ha hecho
un trabajo extraordinario que nunca terminaremos de agradecerle. Al terminar las guardias, los médicos volvían a casa a estudiar en Internet, a hablar con sus colegas en Italia, para ver cómo tratar a los pacientes. Lo han dado todo. Pero no solo médicos. Celadores, cocineros, enfermeros, gerentes… Han ampliado las camas de UCI en tiempo
récord. Muchos se han contagiado del Covid-19.
Si hay algo positivo de esta crisis es que los medios de comunicación les han dado al fin el lugar que merecen. Tanto hablar siempre de futbolistas, de “influencers” y demás tonterías. Al fin se ha reconocido a la gente que es realmente imprescindible en nuestra sociedad. Ojalá no se nos olvide pronto.
– No sé si lo podrás contar pero, ¿has grabado alguna sesión de aplausos a las 20:00 horas con el que la sociedad española agradecía el trabajo de los sanitarios?, ¿se seguían quejando los sanitarios de falta de equipos de protección en tus dos últimas semanas de trabajo?
– Hemos grabado muchísimas escenas de aplausos. La segunda unidad principalmente a eso. Al contexto. Mientras que la primera unidad seguía a las historias principales. Es cierto que, al principio, la pandemia nos sorprendió a todos. Y los recursos no eran suficientes. Pero también es cierto que, con el paso de los días, la respuesta fue mejorando y los recursos fueron llegando.
La reflexión que tenemos que hacer es la siguiente: si las pandemias han matado a más gente en la historia que las guerras, ¿por qué hemos ignorado su amenaza durante tanto tiempo? ¿Por qué el gasto militar en infinitamente superior que el gasto en los organismos que deberían prevenir las pandemias? Esa es una reflexión para los políticos. Para los ciudadanos, la reflexión es otra: si nos estamos cargando el planeta, dejando a los animales sin hábitat, por lo que cual el riesgo de otras pandemias cada día es mayor… ¿Cuándo nos vamos a empezar a
tomar en serio el cambio climático? ¿Cuándo vamos a empezar a cuidar y respetar a la Naturaleza? ¿Cuándo vamos a cambiar la absurda forma en que vivimos?
– Has estado en numerosos conflictos bélicos y estás hecho a ver escenas muy duras pero, ¿qué te ha sorprendido más de esta pandemia?
– En ninguna guerra de las que he estado han muerto 1.000 personas al día. Eso es algo que nos va a costar digerir como sociedad. Va a ser un duelo complicado, y espero que “Madrid resiste” colabore en esto. Lo más duro ha sido la soledad en la que ha muerto tanta gente. En especial, los ancianos. Se ha ido la generación que levantó este país, sin que sus hijos y nietos les hayan podido decir adiós.
– Todos los expertos indican que habrá un rebrote de la pandemia después del verano, ¿estás de acuerdo?, ¿habrá más fallecidos que en la primera ola?
– Me dedico a contar historias. No me animaría a hacer predicciones. Sí sé que estamos mejor preparados para una segunda ola, en el caso de que llegue. Lo que no podemos dejar de hacer como sociedad es replantearnos la forma en que vivimos. Las prisas, el consumo desmedido, la destrucción del planeta. Esa es la mejor protección que podemos darnos: vivir en armonía con nuestro entorno. Al mismo tiempo, tenemos que centrarnos ahora en la gente a la crisis
económica está golpeando de forma tan brutal. Este es un país de pymes y de turismo. Nos espera un gran esfuerzo colectivo. Tenemos que ser tan creativos, para crear nuevos modelos económicos, como valientes y empáticos.
– Recuerdo leer en una entrevista, no recuerdo el medio, en el que confesabas que sufriste una depresión en 2017 tras perder el Goya por Nacido en Siria, romper con tu pareja Bebe, y dejar el trabajo de reportero de guerra. ¿Tu salvación a esta depresión fue escribir el libro “Querida guerra mía” y su posterior documental “Morir para contar”?
– Sí, ambos trabajos fueron muy terapéuticos. “Querida guerra mía”, riéndome de mí mismo. “Morir para contar”, como elemento de reflexión compartida con otros reporteros que sufren estrés postraumático. En el fondo, este es un trabajo tan egoísta como honesto. Me sirve para tratar de encontrar respuestas a preguntas que me desvelan. También el deporte y estar en la naturaleza han sido grandes remedios para lo que me pasó.
– Has ganado prácticamente todos los premios cinematográficos posibles como el Premio Platino, el Círculo de Escritores, el Forqué, el Grammy Latino y has conseguidos dos nominaciones al Goya, una con “Nacido en Gaza” y otra con “Nacido en Siria”, recuerdo que con este último sonabas como favorito pero el “cabezón” finalmente se lo llevó “Frágil equilibro”, de Guillermo García, ¿cómo viviste esa noche de los Goya y crees que estos premios son justos?
– Los premios son un escaparate para nuestro trabajo. Ya estar ahí y ser nominado es una oportunidad que valoro muchísimo, aunque el proceso suele ser tedioso y tiene el peligro de poder confundirte en tus objetivos. Hay que mantener al ego atado en corto. Este es un oficio muy vocacional. Y el verdadero premio es llevar 22 años contando las historias que quiero contar, en más de 80 países. Viviendo tantas vidas distintas. Siendo testigo de hechos históricos. Aprendiendo de tanta gente a la que he tenido la posibilidad de retratar con mi cámara.
– Si no cuento mal, “Madrid resiste” es tu documental número 12, si sólo pudieras quedarte con dos ellos, ¿cuáles serían y por qué?
– No puedes pedirle al padre que elija entre sus hijos (risas). Pero sí que hay documentales de oportunidad, en los que me lanzo sin financiación ni nada porque creo que hay que dejar un documento de lo que está pasando: como “Madrid resiste”, “Nacido en Gaza” o “Nacido en Siria”. Y hay otros documentales más de fondo, de cocción lenta.
Los documentales de oportunidad, cuando los vuelvo a ver, tienen muchas cosas que no me gustan por las prisas con que los he hecho, pero sí que cuenta con una verdad intrínseca y una función social. Así que me obligan a dejar a un lado mi ego. Los documentales a fuego lento, como “Morir para contar”, que me llevó cinco años, te dan más tiempo a pulirlos, a abandonarlos en el momento adecuado. Pero como soy una persona hiperactiva, que hace doscientas cosas a la vez, por momentos se me hacen cuesta arriba.
– Como experto conocedor del género documental, te pedimos que recomiendes a nuestros lectores los que para ti son los mejores documentales españoles del S. XXI.
– La lista es larga. Me fascinan los documentales en los que me pregunto ¿cómo lo han hecho? ¡Qué cabrones!
Un gran ejemplo es “Armadillo”. Cada vez que lo veo, me sigue deslumbrando.