Hace más de una semana entrevistamos a la guionista, directora y productora Arantxa Echevarría, que tiene en su filmografía 18 cortos, 2 documentales y un largometraje, “Carmen y Lola”, con el que consiguió 8 nominaciones y el Goya a la mejor dirección novel. Con Arantxa, que lleva trabajando más de 18 años como técnico en el audiovisual, hablamos de su filmografía, del confinamiento, de su ópera prima, de sus próximos proyectos y de cortometrajes.
Os dejamos con nuestra entrevista a la directora Arantxa Echevarría:
– ¿Cómo está siendo el día a día de Arantxa Echevarría en estos largos días de confinamiento?
– Complicado, como el de todos los españoles y todo el mundo. Esto no es algo elegido. En mi casa tengo niños y llevan ya casi 30 días sin pisar la calle. Se van poniendo más mohínos porque necesitan luz y jugar un poco fuera y estamos deseando que todo vuelva a la normalidad. Dentro de todo esto tuve suerte porque justo antes del Estado de Alarma terminé el capítulo de “El Cid”, de Amazon, e íbamos a rodar en mayo la película “La mujer perfecta” y cuando estábamos en el primer día de preproducción tuvimos que parar todo. No todos mis compañeros han tenido esta suerte y esto siempre entristece.
– Eres un de los numerosos ejemplos de lo difícil que es levantar una película. Además, tú, finalmente, tuviste que autoproducírtela, y te llevó conseguirlo cinco años, ¿no?
– Fue un proyecto muy largo, de muchos años, porque era mi primer largometraje, contaba un tema complicadísimo, hablando de una etnia que todo el mundo desconoce, hay que entrar en ella y conocerla, era una película de carácter social, donde también hablábamos de la homosexualidad…creo que fue todo un milagro que finalmente pudiera hacerse.
– ¿De dónde surgió la idea, el germen del guion de “Carmen y Lola”?, y, ¿cómo fue el proceso de documentación del mundo gitano?
– Quería hablar del primer amor, de mis sensaciones, porque había tenido la certeza que el primer amor siempre estaba contando desde el punto de vista masculino. No había voces femeninas que dirigieran en esa época. Lo que veía no se parecía a mis sensaciones sobre el primer amor. Con esa idea en la cabeza leí la noticia en “El País” de el primer matrimonio dos chicas gitanas y me quedé realmente sorprendida porque la foto que acompañaba al artículo era ellas dos solas caminando de espaldas hacia un registro civil. Esa soledad, esa tristeza, esos nombres supuestos, no poder verles las caras, me llevó a pensar en escribir sobre el primer amor de esas dos chicas.
– Creo que llevaste tú misma el proceso de casting, si es así, te doy la enhorabuena porque Carolina Yuste y Borja Moreno no paran de trabajar desde entonces.
– Al principio hablamos con un director de casting y creo que se asustó. No quería actores profesionales, quería gente de verdad. Además, actores gitanos, fuera de la familia Flores no hay apenas nadie, y menos adolescentes. Gracias al equipo de producción de la película, como Cristina Moreno, directora de casting de la segunda parte, que empapeló la ciudad buscando actores gitanos de todas las edades y estuvimos 6 meses haciendo castings. Todos los días, por la mañana, esperábamos en un centro social a ver quien aparecía y, poco a poco, fueron llegando aunque algunos venían a curiosear y otros a insultarnos, nosotras siempre dijimos la verdad, que íbamos a rodar una peli sobre el amor entre dos adolescentes gitanas, pero se corrió el boca a boca, comenzó a crearse una relación, y se empezó a crear un vínculo y del desconocimiento, que es lo que nos da miedo, al conocimiento, que es lo que nos hace cercanos, se hizo posible todo.
– ¿Cómo se lleva eso de “primera directora española cuya cinta es seleccionada en el Festival de Cannes”?
– Soy la primera directora española en la Quincena de Realizadores de Cannes, a Cannes, como ya sabes, han ido otras cineastas de nuestro país ya antes como Isabel Coixet e Icíar Bollaín. Se lleva mal porque eso fue en 2018 y es terrible para que haya tenido que pasar tanto tiempo para que una española estuviera en esa sección de este certamen. Quizás indica uno de los problemas de nuestra cinematografía, la falta de voces femeninas en el cine. Por un lado, es un orgullo pero por otro me quedé muy sorprendida cuando me lo dijeron en el festival, no me lo creía.
– ¿Cómo viviste esa noche de los Goya con ocho nominaciones para “Carmen y Lola”? Y, por otro lado, ¿qué sentiste al escuchar tu nombre como ganadora del Goya a mejor dirección novel? Por cierto, por curiosidad, ¿dónde tienes colocado al “cabezón”?
– El cabezón ahora mismo está en el salón pero entre mogollón de juguetes porque tengo niños pequeños y a veces no lo veo porque está entre los peluches, los playmobils, pero sí, me gusta verlo porque me recuerda y me hace pensar que yo hace dos años no era nadie, sólo una cortometrajista que no había hecho más que cortos y documentales y veía los Goya desde casa comiendo palomitas y haciendo mis apuestas. Para mí era fascinante ver a Penélope Cruz, Banderas, etc…y de pronto verme ahí con 8 nominaciones. Recuerdo a Chusa, del departamento de Comunicación de la Academia de Cine, una mujer maravillosa, que me cogía la carita y me decía Arantxita que tienes una nominación a mejor película y yo…no paraba de llorar.
– Si no me equivoco “Carmen y Lola” costó 350.000 euros por lo que imagino que, después de todas las vías de explotación -ya sabes que somos unos locos de las cifras-, sería rentable.
– Bueno, la verdad, es que esa cifra fue la inicial pero luego acabamos casi en 600.00 euros. Sobre tu pregunta, si resulta rentable, siendo sincera, no. Básicamente, porque se hizo con tan poco dinero a costa del esfuerzo de todo el equipo, que eran amigos y cobraron menos, de los proveedores, que eran amigos, apostaron por la película y también nos cobraron menos, y yo creo que no es forma de hacer cine. Tu primer largo lo luchas, lo trabajas durante tiempo que al final lo sacas adelante pero no es forma de hacer cine porque todo el mundo debería cobrar por su trabajo y porque un amigo te hace un favor una vez pero no durante toda una carrera. Es triste que las películas independientes en nuestro país tengan unos presupuestos tan ínfimos, cuando una película independiente en Francia o Inglaterra cuesta dos millones y medio que es lo mínimo para poder pagar a todo el equipo sus salarios. No se saca dinero porque en taquilla nos fue bien pero no fue un dato enorme, hay muchos intermediarios, el exhibidor, el distribuidor…uno no hace películas para hacerse rico por los menos los directores y productores de cine independiente que lo que intentamos es no perder dinero.
– Por otro lado, también diste en la diana con tu documental “Cuestión de pelotas” porque el asunto cambió, para bien, en el mundo futbolístico femenino.
– Le tengo un cariño enorme. Me lo encargó un productor para hablar sobre el fútbol femenino y yo no tenía ni idea de este deporte y dije, ¿por qué yo? Pero cuando empezar a trabajar e investigar y ver que las mujeres futbolistas no tenían licencia de profesionales dentro de la Federación de Fútbol nos quedamos muy sorprendidas porque sí que tenían una liga, con varias divisiones, exactamente lo mismo que los chicos y por lo tanto no estaban dadas de alta en la Seguridad Social. Siempre me acuerdo de Nerea, una jugadora del Atlético de Bilbao que marcó un golazo y después se lesionó gravemente teniendo que dejar al fútbol y no recibió ningún tipo de ayuda. A partir de una serie de entrevistas, de salir a la luz el documental, creó mucha polémica y se quedaron muy sorprendidos al ver que pasaban cosas tan surrealistas como que daban de altas a algunas jugadoras como limpiadores o masajistas. Y, tras esta pequeña denuncia, se consiguió que las chicas consiguieran su licencia y tuvieran las mismas condiciones que los hombres.
– Sé que eres una enamorada del mundo del cortometraje por lo que, ¿por qué crees que son prácticamente desconocidos, fuera del circuito cinéfilo, cuando somos una de las grandes potencias mundiales en este campo?
– Siempre digo que soy cortometrajista porque he rodado muchos y sólo un largometraje. Espero serlo siempre. Para mí es otro tipo de lenguaje, es como el que escribe cuentos, y el novelista, son diferentes formas de hacer un arte. Es muy difícil sintetizar en tan poco tiempo una historia. En nuestro país hacemos unos cortos brutales, ganamos todo tipos de premios (Cannes, nos nominan a los Oscars), pero no son conocidos porque no hay distribución. Antes se ponían cortos antes de las pelis o en televisión española pero ahora no hay nada. Si no tienes un festival en tu localidad no puedes ver esas maravillas que se hacen en España en formato corto pero se pueden ver en la red, ¡buscadlas!
– Últimamente has estado rodando varios capítulos de la superproducción televisiva de Amazon “El Cid”, ¿cómo ha sido esta experiencia de rodar con pasta? (risas).
– Rodar “El Cid” ha sido increíble porque yo sólo había rodado cosas pequeñas como mis cortos, mis documentales y una peli pequeñita como “Carmen y Lola”, donde no había apenas dinero y la rodamos en 6 semanas, y de pronto te llama Amazon Prime para rodar una superproducción con pasta ingente y qué se siente, pues mucha libertad, una libertad que no había sentido nunca y poder tener cosas que nunca habías pensando como quiero ver esto, quiero una cabeza caliente que haga esto, necesito 200 figurantes vestidos de época sangrando en un campo de batalla…Algo increíble. Pero esta libertad también tiene una sensación de tener que hacer algo muy, muy bien, es una libertad con truco porque tienes un cliente que está viendo lo que estás rodando, tienes sobre tus hombros un peso muy grande. Cuando pasas la asignatura con nota, piensas, leches, creo que estoy preparada para rodar cualquier cosa (risas).
– Hace unos días publicábamos la exclusiva de que tu segundo largometraje será “La mujer perfecta”, una producción de Atresmedia y Lazonafilms, que ha tenido que posponer su rodaje de mayo a septiembre por el coronavirus. Estamos hablando de un trabajo de encargo, ¿no? Imagino que tiene que ser todo un lujo olvidarte de buscar la financiación para poder llevar a cabo una película.
– “La mujer perfecta” es un lujo. Me llamó Jaime Ortiz, de Lazona, para proponerme esta historia que había escrito Olatz Arroyo y con un casting que, vamos, el sueño de cualquiera, con Belén Rueda, José Coronado, Gonzalo de Castro, Carolina Yuste, con la que vuelvo a trabajar, gracias a Dios, Pepa Aniorte…, un reparto de ensueño. Es una comedia con la que pretendemos darle un tono basándonos en lo que le pasa a una mujer que tiene 50 años, en la que parece que desapareces y ya no puedes permitirte ciertas cosas como enamorarte de nuevo, vivir de manera diferente o escalar el Everest. Así
– ¿Qué será lo primero que hagas cuando vuelva todo a la normalidad, si es que vuelve, y podamos salir a la calle libremente?
– Sin duda, ir a ver a mi mami, que tiene 90 años, y no la veo hace un mes y pico largo. Nos mantenemos en contacto por teléfono pero lo que quiero es abrazarla y cuando lo haga, lo segundo que haré será trabajar porque me muero de ganar de rodar mi segundo largo.
– Cerramos nuestras entrevistas solicitando recomendaciones de películas españolas, pero a ti vamos a pedir que nos recomiendes una buena serie de cortometrajes españoles.
– Decir uno es complicadísimo, me encantan “Exprés”, de Daniel Sánchez Arévalo con Natalia Mateo como protagonista, que es uno de mis favoritos; “Timecode”, es brutal; “Mirindas asesinas”, por supuesto; “Perturbado”, de Santiago Segura, que es buenísimo; me flipó “Aquel ritmillo”, de Fesser, obviamente; “Allanamiento de morada”, de Mateo Gil, que es brutal; “El columpio”, de Álvaro Fernández Armero, con Coque Malla y Ariadna Gil; “Madre”, de Sorogoyen, del que no hay mucho que decir porque es una delicia; y “Diez minutos”, de Alberto Ruiz Rojo; pero hay muchísimos más, estos me salen ahora de cabeza pero podría no parar.