Días atrás analizábamos cómo los lanzamientos en salas de cine de producciones Netflix eran meros vehículos para acceder a la temporada de premios nacionales. Así, los fantasmagóricos estrenos de las últimas películas de Isabel Coixet (Elisa y Marcela) o Daniel Sánchez Arévalo (Diecisiete) llegaban este año a unos pocos “cines seleccionados” de manera invisible y a dos semanas del estreno streaming. El resultado comercial de las dos cintas no puede ser más esclarecedor: ambas suponen el peor resultado comercial de toda la filmografía de ambos directores.
El paradigma de lanzamientos Netflix se repite esta vez con su producción española más ambiciosa: La leyenda de Klaus. El filme, con todos los ingredientes para arrasar en cines en Navidades, llegará a salas el próximo 31 de octubre. No sabemos -aunque sí lo intuimos- si se tratará de nuevo de un estreno técnico en “cines seleccionados” y bajo la invisibilidad absoluta. Como mínimo, sabemos que quienes vean el cartel de la película leerán: “estreno en Netflix 15 de noviembre”, es decir, de nuevo dos semanas después del estreno en cines (una frase de lo más disuasoria a la hora de pagar una entrada).
Dirigida por Sergio Pablos (Gru: Mi villano favorito), cuenta con las voces de Quim Gutiérrez, Belén Cuesta y Luis Tosar. Su guion es obra del propio director junto a Zach Lewis y Jim Mahoney.
¿De qué va?
Cuando Jesper, destaca como el peor estudiante de la academia postal, le destinan a Smeerensburg, una gélida isla más allá del Círculo Polar Ártico, donde sus conflictivos habitantes apenas intercambian palabras y, mucho menos, cartas. Jesper está a punto de rendirse cuando encuentra una aliada, Alva, la profesora del pueblo. También descubre a Klaus, un misterioso carpintero que vive aislado en una cabaña repleta de juguetes hechos a mano. Estas improbables amistades traerán la alegría de nuevo a Smeerensburg, y crearán un nuevo legado de vecinos generosos, leyendas mágicas y calcetines colgados con cariño en las chimeneas.
