Diecisiete ha marcado un punto de inflexión en la carrera del director Daniel Sánchez Arévalo. Tras apartarse durante seis años de la gran pantalla ha vuelto de forma inesperada, con una película que traspasa lo emocional, donde el drama y la comedia se mezclan al mismo tiempo para crear una síntesis casi perfecta de la realidad.
La trama se desarrolla en un centro de menores donde Héctor (Biel Montoro), un joven de 17 años solitario e insípido, lleva hospedado durante dos años debido a múltiples robos y decide realizar una terapia junto a perros. Es en ese instante donde conoce a Oveja, un canino que le cambiará la vida. Tras ser adoptado, Héctor no concibe la idea de vivir sin él y junto a la ayuda de su hermano, Ismael (Nacho Sánchez) emprende una búsqueda para su encuentro acompañados a su vez por suabuela de fase terminal.
Apostando por un reparto fuera de lo común y dejando a un lado a los chicos Sánchez Arévalo (el exclamado Antonio de la Torre o el insuperable Quim Gutiérrez), los protagonistas se encuentran inmersos en una verdadera trama familiar donde dos hermanos sin relación tendrán que superar una serie de obstáculos para conseguir un mismo objetivo. Las interpretaciones calificadas de inmejorables pero con posibilidad de mejora ha provocado que se sitúen en el punto de mira de diversos directores, así como en las listas de revelaciones de los premios más cotizados.
El largometraje está compuesto por un guion extenso aunque lleno de contradicciones (a veces parece expresar algo y termina realizando todo lo contrario) si bien es cierto que la temática no era para menos. Es característica e inusual la utilización de animales otorgando un enfoque enternecedor que apela al populismo (todos sabemos que los animales, en concreto los caniches, provocan sentimientos positivos hacía las personas). De forma reiterada observamos tintes de humor, algo inusual en Azuloscurocasinegro o La gran familia, a la vez que drama, acogiéndose a un guion que puede provocar ciertas lágrimas en los espectadores. Por ello es digno de admirar su ímpetu por innovar, aunque son muchos los que echan de menos el clasicismo y lo sencillamente perfecto de este director.
El ganador del Goya al mejor director novel en 2006 presentó su nuevo film en el Festival de San Sebastián (Sección no oficial) donde múltiples periodistas alabaron su trabajo: el arriesgar siempre trae críticas positivas y negativas, durante todo este tiempo que he estado apartado quería regresar con algo nuevo y diferente y creo que lo he conseguido, comentaba entre líneas a los presentes. Si hay algo que cabe destacar es la destreza con la que Arévalo ha llevado a la gran pantalla el filme. Nos hace pensar sobre nosotros mismos, sobre nuestro camino y, cómo no, sobre todo aquello que nos rodea; la familia. Algo tan simple como la relación entre dos hermanos ha hecho, no solo al espectador, sino a él mismo, aprender a querer. Pero, ¿ha acertado delimitando su senda del conocimiento y
apostando por algo que normalmente estamos acostumbrados a ver? Juzguen ustedes mismos.
Nota El Blog de Cine Español: 7.
Antonio Carlos Solís
Esta crítica no tiene desperdicio:
“el exclamado Antonio de la Torre”
“Las interpretaciones calificadas de inmejorables pero con posibilidad de mejora”
“todos sabemos que los animales, en concreto los caniches, provocan sentimientos positivos hacía las personas”
“observamos tintes de humor, algo inusual en Azuloscurocasinegro o La gran familia” (el que ha escrito esto ha visto esas dos películas??)
Y citas sin entrecomillar. Y frases incomprensibles como la anterior a la que cierra el texto.
Una buena edición no hubiera venido mal.
Hay veces que ni una buena edición sería suficiente.
Las críticas de este blog siempre fueron malas pero esta es la peor que se ha publicado aquí.