El pasado viernes se estrenó en cines la película española “Boi”, ópera prima de Jorge M. Fontana, con 20 copias y bajo distribución de Filmax, distribuidora que se está quedando con casi todos los lanzamientos de cine español no pertenecientes a los grupos de Mediaset y Atresmedia por el nuevo tema de los puntos a la hora de recibir subvenciones del ICAA. “Boi” es una coproducción con Rumanía de Aquí y Allí Films, de Pedro Hernández, el cual está consiguiendo excelentes críticas con sus películas, y numerosos premios, como la Concha de Oro con “Magical Girl”, pero todavía no conoce la fortuna en la taquilla. Como bien sabe nuestro amigo Pedro, un fiel seguidor de esta web, no tiene los medios suficientes para luchar contra las majors en salas y la financiación de este largometraje, que cuenta con un presupuesto de 1,7 millones de euros, se ha cerrado finalmente vendiendo los derechos internacionales a Netflix. Curiosamente, esta película se rodó en 35 mmm lo que incrementó su coste financiero.
¿De qué va?
Boi es un joven que se inicia como conductor privado. Mientras espera con nervios la decisión que ha tomado su novia sobre un asunto que puede cambiarles la vida, deberá acompañar a sus primeros clientes: Michael y Gordon, dos empresarios de origen asiático que han venido a Barcelona con el objetivo de cerrar en menos de 48 horas un acuerdo de vital importancia.
El tráiler:
Película que nace muerta en cuanto a taquilla se refiere. Incluso el cartel -precioso estilísticamente- es de los que ahuyentan al posible espectador. Es como si los creadores quisieran autoflagelarse: saben que tienen un producto minoritario pero buscan que aún sea más minoritario. Netflix tiene parte de culpa.