CRÍTICA “MORIR PARA CONTAR”: LAS DURAS SECUELAS DEL PERIODISTA DE GUERRA

Después de presentarnos dos conflictos bélicos con “Nacido en Gaza” y “Nacido en Siria”, ambos documentales nominados al Goya y el último ganador del Premio Platino, Hernán Zin decide despedirse de su hasta ahora profesión, dando visibilidad y voz a sus compañeros, periodistas de guerra.

En “Morir para contar” el propio Hernán Zin decide ponerse por primera vez delante de las cámaras para abrirse, para desnudar su alma, para confesar que ya no puede más, y deja su profesión tras sufrir un ataque de ansiedad en uno de sus viajes de guerra dentro de un blindado. Tras este hecho, cuando regresó a Madrid no podía entrar en sitios pequeños y cerrados, necesitaba aire libre y espacios abiertos. Incluso llega a afirmar que a veces pensó en suicidarse, no estaba bien ni en casa ni en los conflictos bélicos. De este modo, también cuentan sus temores y miedos compañeros de profesión como Ángel Sastre, que estuvo secuestrado 10 meses en Siria por los yihadistas; Ramón Lobo; David Beriain; Roberto Fraile; Carlos Hernández; Mónica Bernabé y Javier Bauluz. Todos confiesan que tienen una profesión egoísta porque los que sufren son los que se quedan en casa, los padres, los hijos, la familia, los amigos…También hablan de la soledad del periodista de guerra, se quejan de que son unos incomprendidos, nadie entiende que se jueguen la vida, y por eso hay muchas separaciones y divorcios en esta profesión. Otro problema que sufren es el denominado umbral de excitabilidad, en los conflictos bélicos está a tope su cerebro, su vida puede cambiar completamente en un segundo, mientras que cuando regresan a casa este umbral está bajo mínimos, y así es muy difícil volver a conectar con las cosas sencillas después de estar bajo tanta presión. Uno de los periodistas entrevistados relata que cuando vuelve a casa y vuelve a quedar con los amigos, no sabe de qué hablar con ellos “¿de fútbol?” por lo que finalmente acaba apartándose y dejándolos de ver. “Morir para contar” no se puede olvidar de los periodistas de guerra fallecidos realizando su trabajo como Julio Fuentes, Miguel Gil, José Couso y Julio Anguita, entre otros, y les dedica también espacio en esta historia que, como una catarsis, le ha servido a su propio director y guionista para sanarse, mentalmente hablando, y comenzar una nueva vida laboral -¿dedicada al cine?-

Nota El Blog de Cine Español: 7,5.

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