Tras Mataharis, el cine de Icíar Bollaín adquirió una nueva dimensión, pasando del intimismo a menudo minimalista a las grandes producciones de importante esfuerzo técnico, iniciando además su unión con Paul Laverty, autor del guión de tres de sus cuatro últimos largometrajes -incluido el de Yuli, título que hoy nos ocupa- y colaborador del restante (Mataharis).
Resulta sorprendente observar cómo tras un arranque triunfal del tándem con También la lluvia, el cine de la directora, antaño estimulante y plagado de matices, ha caído en una preocupante asepsia y convencionalismo. Desgraciadamente, Yuli no es excepción.
La directora de nuevo se ha rodeado del mejor equipo técnico y artístico, algo que unido a su carácter complaciente convierte a Yuli en un producto vistoso y fácilmente digerible, ideal para cierto tipo de público que disfrutará conociendo la historia del bailarín cubano Carlos Acosta, quien pasó a la historia por interpretar los principales personajes del ballet, hasta la fecha destinados a bailarines blancos, siendo primera figura durante años del Houston Ballet o Royal Ballet de Londres.
El propio Acosta se interpreta a sí mismo, narrando su vida desde su dura infancia hasta ser aclamado en la escena mundial.
Para ello, el filme inserta durante el relato números de danza que retratan los diferentes episodios de su vida. Pese a su incuestionable valor artístico, los bailes no siempre funcionan en el ensamblaje narrativo, ejerciendo de subrayado de lo que ya nos han contado y alargando la función más de la cuenta.
Pese a que es innegable su belleza y el emocionante efecto catártico de alguno de ellos, tampoco terminan de justificar las debilidades de una historia que jamás llega a atrapar. Laverty tampoco consigue dotar de un profundo calado social-político, regalándonos un número de baile de mensaje “anticapitalista” metido con calzador.
Por desgracia, más allá de la danza estamos ante un biopic convencional cargado de clichés y con excesivos vaivenes temporales que, cuando se apartan de las tablas y dirigen su objetivo en el Acosta actual, poco aportan.
Se echa de menos mayor potencia tanto en las pinceladas sociales del relato como el periplo vital de Acosta. Por todo ello, nos sorprende su premio en Donosti, que parece más bien un reconocimiento a la importancia del guionista.
Sin duda, la composición clásica y virtuosa de Iglesias, así como el imponente trabajo de Catalán, resultan el punto álgido de Yuli. Aun así, y valorando el innegable nivel, probablemente estemos ante una de las partituras más impersonales del compositor.
Además de cómo enmarca las piezas de baile, Catalán destaca en su foto de la Cuba luminosa que tanto anhela el protagonista. El director de fotografía vuelve a mostrar una especial predilección por el uso -a veces excesivo- del dron, convirtiendo a la isla caribeña en una colorida postal, en contraste a la Europa fría y sombría.
Sería injusto no mencionar el otro gran acierto del film: el personaje del padre de Acosta interpretado de manera portentosa por Santiago Alfonso.
Puntuación: 3,5
Película pobre en su guión, vulgar intento de remedo de “All That Jazz” en su premisa argumental -excusa para el biopic-, y que nos deja tantas lagunas de guión que podrían hacerse viajes astrales de una lado al otro del universo en ellos.
Siendo generosos podemos decir que Bollaín dirige con elegancia pero sin personalidad, que las interpretaciones son solventes, y que en efecto, el fabulado personaje de su padre ha caído en las inmejorables manos de Santiago Alfonso.
Pero no nos equivoquemos: la película es efectiva. A la salida del Cervantes, en la Seminci -donde ví la película- más de uno/a salía con la lagrimita. Cine de trapillo, de baratillo, pero sin duda eficaz.
Ah, la escena tipo “Cantando bajo la lluvia” es absolutamente lamentable, especialmente cuando nos meten la propaganda anti-capitalista. Se le ve el plumero a Laverty.
Bueno bueno, ese número está metidísimo con calzador. Una pena no haber sido capaz de explotar el contexto social.
Curiosamente a mí me resultó cero emotiva. Me quedé frío al final y no empaticé con él, no sé si porque su historia no es lo suficientemente apasionante o porque la construcción del personaje cojea.
Si a Oscar no le ha gustado es que va a ser exito.
Willie en eso tienes razón 😂. La peli puede ser perfectamente La Librería de este año: académica y con mucha gente de la industria implicada. Yo espero que su puesto lo ocupe Carmen y Lola
Por los comentarios que leo puede funcionar muy bien con un buen boca a boca. Se estrena en fecha arriesgada, eso si, el mismo dia que Miamor perdido, que apuesto que tambien cumplira, y una semana antes que maripopis (que parece que va a ser la pelicula de estas navidades, horror).
Willie.. ¿por qué que una película para variar no de superhéroes ni de similares, sino basada en unos cuentos clásicos, y una película más que clásica pueda ser la película de las navidades te horroriza? ¿Prefieres acaso Venom 2? Ello sin contar que en las previews se están diciendo cosas de esta secuela de Mary Poppins asombrosamente buenas…
Puro egoismo. No me atrae nada Mary Poppins (ni los superheroes tipo Venom) y se que si quiero ir al cine estas Navidades, en un multicine de 14 salas, 7 u 8 estaran ocupadas por Mary Poppins (y el resto tampoco variara mucho). Pero bueno, a ti Yuli te parece de baratillo y a mi me horroriza Disney. Y no pasa nada cada cual que disfrute con lo que le venga en gana. Si a mi este año lo que mas me ha gustado es Climax, 3 anuncios a las afueras, Petra, Quien te cantara, 120 bpm, El reino, Call me by your name, El hilo invisible o El arbol de la sangre, entenderas que a esta mente perturbada Mary Poppins la pone en shock