En una de sus idas y venidas entre Cuba y Madrid, sus dos lugares de residencia, hemos tenido el placer de entrevistar a un viejo amigo, el escritor Fernando Marañón, con motivo del reciente lanzamiento de su nueva novela: Gilda en los Andes (Editorial Berenice).
Protagonizado por un director de cine danés y el director de la ficticia Filmoteca de Cádiz y bajo una atmósfera del género de misterio más clásico, con una intrincada trama de espionaje incluida, el libro supone un canto al cine, salpicado continuamente de nombres tan dispares como Buñuel, Welles o Von Trier.
Marañón, también comentarista de cine en radio y televisión, es autor de obras -todas ellas en catálogo- como Tiene Delito (Nowtilus, 2006) o Circo de ferias (Aache, 2010). Además, da rienda suelta a su pasión por el cine desde su Blog David y Goliat: cine español versus cine de Hollywood.
Os dejamos con nuestra entrevista a Fernando Marañón.
– Fernando, ¿cómo nace ‘Gilda en los Andes’?
Nace en una barra de bar, como tantas cosas, contándole a otro amigo escritor mi primer viaje a Noruega. Me dijo que ahí tenía un escenario magnífico del que partir y –cervezas aparte- tenía razón. La noche polar (dos meses de oscuridad) es lo más parecido a una sala de cine funcionando ininterrumpidamente. Con Noruega y el Cine como puntos de anclaje, lo demás cobró forma rápidamente.
– Parece difícil clasificarla en un solo género.
Si. La he visto categorizada de muchas maneras en según qué librerías. Desde Literatura (autoral, supongo) a Novela “erótica” (me pareció surrealista), pasando por novela negra, de viajes y libro de cine. Supongo que cada lector debe escoger por sí mismo qué le resulta más atractivo una vez se lea el resumen argumental de la contraportada. Para mí, es una novela de aventuras.
– La novela destaca por su cinefilia. En parte, su tono es el de una película clásica, ¿ha sido algo premeditado o fruto de tu pasión por el séptimo arte?
Pasión por el cine hay mucha, claro, pero el tono es premeditado, especialmente a partir de cierta cantidad de material escrito. De hecho, la manera de resolver las escenas más complejas ha sido tirar de referencias más cinematográficas que literarias. La inauguración de la Filmoteca, la subasta, el encuentro en el barco, los viajes en tren, los hoteles de lujo, las pesquisas del director danés, el entierro en San Justo, el viejo bebedor, las intervenciones de la pandilla gaditana, la acción en la sala de cine, la conversación aclaratoria final,… Cada vez que tenía problemas para “mover la cámara”, tiraba de dvdteca. No para copiar tópicos, sino para estudiar maneras.
– ¿En algún momento has evocado una posible adaptación cinematográfica?
¿Hay algún productor en la sala (léase blog)?
– Los amantes del cine español encontrarán numerosos referentes. Háblanos de esos nombres y su papel en la novela.
Luis Buñuel, Paco Rabal, Sara Montiel y Luis Escobar son los más recurrentes en “Gilda en los Andes” por distintos motivos. Todos propician (cada uno a su manera) la inauguración de una Filmoteca y la caza de una película perdida, clave en la trama. Además de hacer cosas que les son propias: narrar, beber, actuar, posar, tocar cacha…Para mí, cada uno de ellos es un monstruo de indiscutible talento que permite novelar a su alrededor sin que el lector le vea las costuras a lo inventado sobre lo real. Todos son leyenda y en esa leyenda pesca el novelista y retoca a su antojo, siempre desde el cariño y el respeto. También salen Berlanga o Fernán Gómez, Mónica Randall, Garci, Almodóvar, Concha Velasco, María Asquerino, Amparo Rivelles, Edgar Neville… gentes del cine que por uno u otro concepto (una frase magnífica, una creación concreta, un prestigio merecido), aportan material valioso a la historia cinéfila del protagonista español, Antón Requena, director de la Filmoteca de Cádiz.
– ¿Te has basado o inspirado en alguien real para componer los personajes ficticios Requena o el director danés (del que jamás se cita su nombre)?
Ambos personajes tienen cosas de otros, pero no están inspirados en un solo referente cada uno. Tengo un amigo Director de Filmoteca, amigos gaditanos, mis viajes y varias maneras de ser que admiro. Para Requena fue suficiente. En cuanto al danés,… reúne las neuras de varios directores de sobra conocidos. La verdad es que empezó muy Von Trier y acabó siendo su némesis. Misterios de la escritura.
– Asimismo, ¿en qué has basado la elección de los escenarios (Cádiz, Escandinavia, Roma…)?
Son lugares que conozco bien y que tienen estética y personalidad. Con Cine al fondo o sin él. Me gustaba hacer algo “cosmopolita”. Como me pasa con las películas, no las ordeno por nacionalidades, sino por calidad: Buñuel al lado de Ford, Wilder junto a Berlanga, Rossellinni con Truffaut,… la novela huye de localismos. De hecho, si te fijas bien, el único que percibe la parte “folklórica” del hablar de Cádiz es el danés, turista en tierra extraña, por poner el ejemplo más evidente. Aun así, sin necesidad de decir “pisha,” creo que el protagonista es gaditano hasta la médula.
– ¿Por qué dos personajes perdedores y, a su vez, tan diferentes?
Los perdedores dan más juego. Si no han perdido nunca, no saben lo que significa ganar. Pero también tienen que haber ganado, para saber lo que significa perder. Me gustan los “héroes cansados”, esos que se le daban tan bien a Howard Hawks o a Vittorio De Sica. Que sean tan diferentes forma parte del juego: así nunca sabes qué va a pasar, que podrá unirlos en el momento decisivo y qué puede hacer cada uno en ese momento.
– Von Trier está en mi top de directores favoritos. He disfrutado con la “cañita” que le das en tu relato. Tengo curiosidad por saber cuál es tu opinión sobre él, tanto como personaje inclasificable como realizador.
Von Trier tiene talento, indudablemente, aunque creo que se lo han dicho demasiadas veces. Y luego están sus neuras, con las que se puede escribir libro aparte. Hay películas suyas que adoro y otras que detesto, supongo que en eso consiste tener una obra brillante.Pero lo que más me atrajo a medida que avanzaba es que al director danés sin nombre, el que no es Von Trier, siempre se le calificase como “el otro”. Debe ser muy duro para un artista de élite ser “el otro”. Duro, pero también cómico.
– Sin desvelar más de la cuenta, ¿cuál fue la mayor dificultad a la hora de componer el final, tratándose de un libro con historias paralelas?
La mayor dificultad es mantener el mismo interés sobre todo lo que tiene que resolverse, y que los vínculos entre las diferentes “pistas de circo” sean claros y coherentes. Que no se estorben, sino que se ayuden. Espero que en Gilda en los Andes lo haya conseguido.
– Me consta que eres un gran amante del cine español, también el actual ¿Cómo valoras este momento de nuestro cine en cuanto a nivel creativo?
Bien, aunque el que considero más creativo tiene muy poco espacio para circular. Falta espacio en nuestras salas, para ese cine y para los demás que se hacen en España, incluyendo el comercial (salvo que lo produzca Telecinco, claro).
– ¿Qué película o películas españolas de los últimos años recomiendas?
No me gustaría dejar fuera un buen montón de películas notables o sobresalientes, pero me temo que lo voy a hacer. Te digo las primeras que me vienen a la cabeza: Blancanieves, Mientras duermes, La academia de las musas, 10.000 KM, Loreak, Psiconautas, Verónica, Verano 1993.
– Volviendo a la pregunta sobre una adaptación cinematográfica, ¿qué actores serían los ideales para encarnar a Requena y el director? ¿Y quién sería el director ideal para la película?
¡Madre mía, menudo casting habría que hacer! Requena es un tío apuesto pero sin pasarse, cuarentón, con algún rasgo lejano (ojos azules quizá) y cierta simpatía. No sé si algún actor con gancho responde a ese perfil. Por hablar de nombres recurrentes, Coronado es demasiado guapo y mayor, Tosar demasiado racial. Quizá Árevalo, por lo camaleónico, aunque tampoco me da a priori el físico que tengo en mente, pero podría construírselo él mismo, menudo es. Puede que Antonio de la Torre, que tiene los ojos azules… Vamos, que tocaría casting. No me cabe duda de que también hay muchos actores que salen poco en pantalla y podrían interpretar maravillosamente a Requena.
El danés,… No sé si Lars Von Trier puede hacer de actor, pero sería una broma estupenda que Lars interpretara a su enemigo. Aunque a lo mejor queda confuso, y debe cobrar una pasta.
Como director, veo a Monzón o a Sorogoyen, después de dolorosos descartes.
Lo bueno de soñar es que el presupuesto y las agendas no importan, porque imagínate lo que costaría encontrar actriz para el personaje de Vibeke.
– Después de años de desprestigio, parece que en los últimos años existe un reencuentro entre el público y cine español tanto a nivel de imagen como de mercado, ¿cuál es la situación del libro? Se dice que nuestro país está en la cola en cuanto a la lectura…
Lo del libro pinta mal, basta con viajar en metro o bus y ver en qué se entretienen los pasajeros. En las casas hay aún más pantallas. Y también existe la piratería libresca. De paso, no conozco ningún personaje popular (del espectáculo, del deporte, en la publicidad), que pose jamás leyendo en papel. Así que… uno sólo puede escribir algo que le compense a su destinatario el precio del libro y las horas que le dedica. Lo demás, por desgracia, no está en nuestra mano.
– El tono de ‘Gilda en los Andes’ parece indicado para una proyección internacional, ¿está programada su traducción a otras lenguas
Como dicen los del Cine: de momento no te puedo contar nada, no vayamos a joderlo.
– ¿Serías capaz de describir tu propia novela? ¿Qué le dirías a un comprador indeciso?
Una aventura internacional al viejo estilo, con mujeres fuertes y héroes cansados, para quien le guste leer, ver películas y, en general, soñar con gente valiente.
Venga, indeciso, apaga un rato el móvil y vente a ver la aurora boreal con Gilda. No te arrepentirás.
Muy interesante entrevista, que despierta las ganas de leer el libro.
Interesante, enhoraburna Marañon. Requena de la Torre. Lluis Homar el noruego. Dirige Rodriguez.
Es verdad, Rodriguez sería un gran director
A ver si le llega a Von Trier y se interesa por el proyecto cinematográfico dado que se le nombra tanto, aunque en alguna ocasión no se le eche flores precisamente.
Jeje