CRÍTICA “COLOSSAL”, DE VIGALONGO: TODO GRAN PODER CONLLEVA UNA GRAN RESPONSABILIDAD…

ATENCIÓN: Aunque lo he intentado vehementemente, la crítica puede contener algún spoiler involuntario…

Gloria, una chica que ha perdido su trabajo y a su novio, regresa a su pueblo natal para intentar recuperar el control de su vida. Paradójicamente, empieza a trabajar en el bar de un compañero de su niñez y, por ende, seguir bebiendo hasta que descubre una inexplicable conexión con un monstruo que está destrozando Seúl.
A partir de ese momento, Gloria tendrá que averiguar el papel de su insignificante existencia en un evento colosal que podría cambiar el destino del mundo.

Ha requerido un esfuerzo ímprobo no rubricar el título del articulo con el resobado “un film colosal” … pero lo he conseguido.

Lo que ya no veo tan fácil es como catalogar el film. Leyendo la sinopsis (a todas luces, una premisa tan alucinante como extraordinaria…) es fácil pensar en películas como PACIFIC RIM, GODZILLA, KONG, MONSTRUOSO (CLOVERFIELD) o incluso SÚPER 8, films que tratan, en mayor o menor medida sobre el ataque de monstruos gigantes y como la humanidad aprende a defenderse. O podemos llegar a pensar en MI BUEN AMIGO EL GIGANTE, EL GIGANTE DE HIERRO o, también por encontrar similitudes de origen patrio, UN GIGANTE VIENE A VERME…

Pero cuando uno ve la película, encuentra otra cosa muy distinta. Un film que bascula entre la comedia independiente y las películas de catástrofes.

Hasta la primera aparición de la criatura, COLOSSAL podría bien ser la típica comedia romántica que da inicio con una ruptura, el regreso al hogar de la protagonista y como trata de reencontrarse con su yo anterior. Y eso lleva al espectador a asomarse a la taquilla con cautela y no muy convencido de lo que va a ver, por otro lado, algo muy habitual en la filmografía del realizador cántabro Nacho Vigalondo, un tipo que, desde los inicios de su carrera, ha sabido combinar argumentos disparatados con los tropos y formulas del cine de género, llevando a cabo en esta ocasión un apasionante juego de malabarismo de comedia romántica, ficción, drama y viaje de autodescubrimiento, convirtiendo a COLOSSAL en su film más redondo y complejo hasta la fecha.

Y es que, entre tanto cine súper heroico, tanto remake, continuación, precuela y revisión del films clásicos o “de culto”, Nacho Vigalondo sorprende con la originalidad de cada una de sus propuestas. Para refrescar la memoria del espectador con menos retentiva, recordamos alguno de esos títulos. LOS CRONO CRÍMENES, OPEN WINDOWS, EXTRATERRESTRE, si bien quien esto escribe no entendió el chiste de EXTRATERRESTRE. El resto de su obra (cortometrajes incluidos) me han parecido siempre de un ingenio e inventiva imposibles de catalogar, pero también deudores de un humor inaccesible a todos los públicos. Pero también es innegable señalar que el director sabe cómo estructurar un guion complejo, con muchas capas y subtextos que requieren de una segunda inmersión o visionado, ya en pleno conocimiento de los giros, para desengranar sus múltiples metáforas, moralejas y mensajes.

Arropado por un extraordinario reparto (Anne Hathaway, Jason Sudeikis, Tim Blake Nelson y un cada vez más presente Dan Stevens), el director cántabro nos trae una película de monstruos, sí, pero no solo de criaturas gigantes que llevan el caos consigo. Habla del monstruo que todos llevamos dentro y el conflicto que supone ya no solo como combatir con ello, sino sobre entender su origen, su significado y aprender a vivir con ello. Y en ese aspecto, la Hathaway está inmensa. Con un personaje que daba pie al histrionismo más exacerbado, la actriz dota a su personaje de una enorme candidez. Con su sonrisa por bandera, es la heroína de comedia romántica por antonomasia, y con sus enorme y expresiva mirada transmite a la perfección toda la tristeza de su personaje.

Porque, si, COLOSSAL es una comedia romántica, porque contiene humor y comedia, pero a la vez, el director tira por la tangente de tan socorrido y resabido argumento, alzando la bandera del empoderamiento femenino (chúpate esa, Wonder Woman…) y evitando los tópicos, lugares comunes y peajes obligatorios en ese tipo de películas…

A la Hathaway le dan replica, por un lado, Jason Sudeikis, actor asociado a la comedia (Somos los Miller, Como acabar con tu jefe, Carta Blanca) y por otro Dan Stevens (The Guest, la serie Legión y La bestia en el remake en imagen real del clásico de Disney “La bella y la bestia” …), ambos interpretando en un momento u otro al interés romántico de Gloria.

Sudeikis, la gran sorpresa de la película, interpreta al dueño de un bar, antiguo conocido y enamorado de Gloria desde la infancia, que tratará de ayudarla, dándole trabajo en su bar, para empezar. Es curioso que, una persona que ha visto destruida su vida por el alcohol acabe trabajando en un bar y emborrachándose cada noche, para después pasar el resto del día tumbada en una casa sin muebles, lamentándose de la noche anterior.

Y Stevens interpreta a Tim, novio controlador que la abandona al principio del film, provocando sin saberlo una cadena de acontecimiento de proporciones… …colosales (lo siento, no he podido resistirme).

Volviendo a esa imagen, la de casa vacía, sin muebles, otra de las (muchas y sutiles) metáforas visuales con las que Vigalondo nos sorprende durante la película (el austero parque infantil, convertido en improvisado ring de lucha libre o el bar, oscuro lugar donde se ocultan los monstruos, con un ala vacía y en eterno proceso de reforma), nos damos cuenta del desastre que es la vida de Gloria. Su día a día no es mucho más halagüeño. En el bar se relaciona con varios personajes tristes, también en conflicto con su particular demonio interior (alcoholismo, adicción a los narcóticos, problemas de ira o inseguridad), buscando la manera de reprimir a su monstruo interior, ahogándolo en alcohol.

O MUERES COMO UN HÉROE O VIVES LO SUFICIENTE PARA VERTE CONVERTIDO EN EL VILLANO.

Tomando otra frase súper heroica (esta vez de THE DARK KNIGHT) podemos deducir el devenir de los personajes y el origen de sus monstruos. Oscar deja crecer sus celos, sus miedos, frustraciones y su personalidad dominante y abusona. Tim es el típico novio chulito y triunfador que es perfecto en todo lo que hace y que exige a Gloria estar a su altura, controlándola y menospreciándola en todo momento. Ambos personajes son carne de villano.

Gloria huye de sus demonios, pero en su viaje alimenta y crea nuevos monstruos. Y ahí es donde Vigalondo nos golpea en la cara y como un enorme agujero negro, nos arrastra irremediablemente hacia su mensaje y es cuando nos levantamos a aplaudir y alucinar con todo lo que nos expresa de manera soterrada durante la primera hora de película.

COLOSSAL deja de ser una comedia y se transforma en un drama donde los monstruos no miden veinte pisos de altura. Uno donde hay que medir bien tus pasos y palabras para que tu dolor no provoque más daño colateral. Donde una rabieta puede ser la causa de miles de muertes inocentes.

COLOSSAL habla sobre la inseguridad, los celos, el amor no correspondido, el abuso, la opresión, la dependencia, la complejidad de las relaciones, pero también habla de la esperanza, de aprender a convivir con quien eres sin causar daño a las personas que te aman, en cómo dar un vuelco a tu vida y aprender a vivir con tus defectos y demonios interiores. Con estos mimbres, Vigalondo construye un relato profundo, complejo y extremadamente único…

COLOSSAL no es perfecta ni lo pretende. Es una “Monster movie” emotiva, compleja, divertida e irreverente, a la que el genial director dota de un equilibrio excepcional entre el cine independiente, la comedia romántica y los grandes estrenos-espectáculo (blockbusters) que asolan (para bien y para mal) el estío cinematográfico.
A favor:

El magnífico duelo interpretativo a tres bandas entre Anne Hathaway, Dan Stevens y Jason Sudeikis.

El imaginario de Vigalondo. La capacidad del director cántabro para crear mundos y situaciones parece no tener límites…

La inabarcable cantidad de capas, sustratos y subtexto comprimidos con maestría.

Tim Blake Nelson, actor infrautilizado en el cine norteamericano, nos brinda otra maravillosa y contenida actuación, en un personaje pequeño, sutil, pero de trasfondo trágico…

Que lejos de dejarse llevar por la vena “destruccionista” del género, la película se apoya en el minimalismo, sin traicionar nunca la historia que se está llevando a cabo.

En contra:
Un único pero, el propio Vigalondo. Me explico.
Su humor, alejado de los apellidos varios y demás comedia española (o de donde sea) no es fácil de asimilar, su imaginario es complejo y sus metáforas son inabarcables. Quizá eso aleje a quienes no entendieron (o disfrutaron) de sus propuestas anteriores, siendo muy fácil que esta película acabe siendo ignorada por el gran público, cuando de verdad, estamos ante una de las más grandes, emotivas y originales propuestas que el cine (patrio o de donde sea) nos ha brindado en los últimos años.

NOTA: 8/10

Wiman González

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