Tras su paso por diferentes festivales como World Film Festival de Montréal o Alicante (premio de la crítica), este viernes llega a los cines la película Neckan, un thriller histórico ambientado en la ciudad de Tetuán durante el final del protectorado español. La película está dirigida por Gonzalo Tapia (Lena), quien también firma el guión junto al ganador del Premio Goya Michel Gaztambide (Vacas, La caja 507, No habrá paz para los malvados).
Hemos tenido el placer de hablar con su protagonista, Pablo Rivero, conocido por su personaje en la serie de La 1 Cuéntame desde el año 2001. El actor madrileño ha participado en una quincena de películas y en los últimos tiempos se le ha podido ver sobre las tablas en obras como Los hijos se han dormido, Fausto o Siempre me resistí a que terminara el verano.
Os dejamos con nuestra entrevista a Pablo Rivero:
– ¿Cómo fue el rodaje en una ciudad tan caótica como Tetuán?
¡Sorprendentemente bueno! Fue la parte final del rodaje. En Tetuán rodamos especialmente exteriores y también nos desplazamos hasta la ciudad de Chaouen (a unos 40 km). Esperábamos algo más caótico y nos encontramos con una ciudad familiarizada con los rodajes -de hecho compartimos parte del equipo de ‘El tiempo entre costuras’ y otras producciones internacionales-, gente muy profesional, entregada y familiarizada con las grabaciones. Es curioso, porque esa sensación coincide un poco con la temática de película: aunque nos parezca un país lejano tenemos mismas raíces y somos muy parecidos.
– ¿Qué te pareció Tetuán, una ciudad con mucho encanto y a su vez una gran desconocida?
Me encantó. No pude disfrutarla plenamente en cuanto a ocio, pero la búsqueda de localizaciones y demás me permitió descubrir muchos rincones maravillosos. Se come muy bien, ¡especialmente la repostería es una locura!
– Háblanos del contexto histórico de la película, un momento que también pudimos ver en la serie ‘El tiempo entre costuras’ pero poco retratado en nuestro cine.
Transcurre en 1956, cuando Tetuán deja de ser colonia española. Gonzalo Tapia eligió este momento convulso porque funcionaba muy bien de cara a la historia de Santiago, el protagonista, al encontrarse en un lugar en el que todo está cambiando, como su propia vida. Esa situación histórica hará que las preguntas y respuestas que irá destapando sean muy incómodas. Todo el mundo trata de cubrirse las espaldas, asegurándose de que los secretos que esconden no salgan a la luz, y menos en ese momento. Pese al cambio que vive Tetuán ese año, arrastra en sus espaldas toda la represión franquista, todos los perseguidos por el régimen.
La película habla de todos ellos, pero no de un modo panfletario o histórico, sino desde el punto de vista del thriller, contándonos cómo el régimen se deshizo de sus mayores riesgos: maestros que luchaban por la libertad y la enseñanza, masones, judíos… A muchos los mataron e incluso robaron a sus hijos y propiedades.
– ¿Cómo vive un actor la presión de llevar a sus espaldas casi todo el peso de un filme? ¿Qué pautas te indicó Gonzalo Tapia para desarrollar tu personaje?
Lo viví como un regalo. En esta profesión -especialmente en cine- cuesta mucho tener proyectos tan interesantes, especialmente protagonistas, con un buen guión, etc. Yo en ese momento llevaba ya muchos años en Cuéntame, con tramas cada vez más potentes; y paralelamente llevaba como dos años de teatro y sin hacer pelis. El teatro supuso otro descubrimiento, algo que te permite desarrollar un potencial que ni siquiera sabías que tenías. Venía de hacer dos protas muy potentes y me moría de ganas de rodar una peli y meter todo lo aprendido. Por ello, llevar el peso de la película no fue para mí un marrón sino como la puntilla de lo que necesitaba. Respecto a Gonzalo, cuando los personajes están tan bien escritos, las pautas y los cimientos ya están de por sí muy bien construidas. Gonzalo me hizo contextualizar mucho la época y hablamos mucho del porqué quería tratar esos temas.
– Hay una evolución bastante potente del personaje.
Sí. Lo que me interesaba era “mostrar” solo hasta cierto punto y desde una cierta frialdad y contención. Lo difícil era conseguir una intriga para el espectador sin venderla. El hecho de que el personaje sea tan antihéroe y que todo vaya tan a cuenta gotas hace que haya una intriga respecto a lo que le pasa a él y sus sentimientos. Es alguien que busca la verdad pero casi quiere que le digan que esa verdad no es cierta, y eso es lo contrario de lo que suele ocurrir en este tipo de películas. Había que marcar y definir bien hasta qué punto quiere descubrir la verdad y qué espera él, qué le da miedo. La psicología era lo más difícil en un personaje que no se muestra mucho.
– El conflicto de identidad es un asunto de gran sensibilidad en nuestro país por la cantidad de niños robados en nuestra historia reciente, ¿cómo trabajaste esa sensación de tu personaje de descubrir su verdadero origen? ¿Hablaste con algún caso real de niño robado?
No hablé con ninguno. Sí conozco niños adoptados, por supuesto no es ni remotamente comparable, pero también surge un momento de curiosidad y hay casos en los que se culpa, que quieres saber… En ese sentido, el hecho de que la película deje una puerta abierta y no lo de todo masticado hace que yo tampoco quisiera marcar todo demasiado. Yo me acerqué al personaje desde algo muy bonito que tiene y en lo que me identifico, que es una muy buena vida familiar. Eso es lo contrario de lo que ocurre en este tipo de historias en las que el personaje va en búsqueda de sus raíces, de sus padres que le abandonaron o separaron en la guerra; o de su propio conocimiento. Los padres le quieren y en eso me basé respecto a mi situación familiar, ¿que me pasaría a mí si ahora descubriera que mis padres no son mis padres y todo lo demás?
– En ese sentido, parece que la película no trata de condenar a nadie y huye de maniqueismos.
Lo deja muy abierto. Tampoco los exculpa. Lo que sí es cierto es que no ofrece juicios de valor. Este es otro de los puños interesantes de la película, al mostrarte todos los puntos de vista de los implicados. Es gente incluso implicada indirectamente en muertes de gente inocente y que se han servido de ello. De repente la peli te muestra sus justificaciones, por supuesto sin defenderlos, pero sí ves que, incluso en las mayores atrocidades, alguna justificación o razón hay que tener para uno mismo. No todos son monstruos literales.
– Nuestro cine vive un momento cumbre en el género del thriller, ¿qué crees que tiene de especial Neckan?
Creo que un thriller porque mantiene muchos elementos e incógnitas y la tensión de despejarlas, complicándose todo cada vez más. Pero no es un thriller al uso con ritmo desenfrenado. Creo que su éxito está en que se sitúa en un momento histórico y habla de temas que han sucedido, pero desde el punto de vista cinematográfico, no el de una clase de historia; utilizando muy bien los recursos cinematográficos y del propio género, la tensión, la fotografía y los escenarios para atraparte y contarte una historia. Además, son temas que no se han tratado demasiado y eso es muy interesante.
– ¿Qué películas españolas recientes has visto que te hayan gustado especialmente?
Creo que acaba de llegar a la cartelera Es por tu bien, que me apetece bastante verla pero me ha pillado con toda la promo y la serie. Hay una peli del 2016 que me encantó y que creo que no se le ha dado toda la bola que merece es El Olivo, de Icíar Bollaín. Es muy especial y distinta.
– Este viernes se estrena Neckan. ¿Qué le dirías a un espectador indeciso para que compre la entrada?
Le diría que que va a encontrar una buena película que cumple con el requisito fundamental del cine, que es transportarte a algo diferente, a un lugar desconocido por mucha gente. Tendrá la sensación de viajar de la mano de un personaje muy especial y una trama de algo que ha sucedido. Creo que es una película bastante entretenida y diferente.
¡Ya está bien de vivir del Franquismo! Aquello pasó, y esto es mil veces peor. A ver si tenéis huevos para poner nombres y apellidos a tanto corrupto y traidor!
¿Esto es mucho peor? Esto, ¿qué?. ¿La democracia?. Los niveles de corrupción del franquismo (además de todas los demás detalles: represaliados, condenados a muerte, exiliados…ya sabes, menudencias), eran infinitos, lo que pasa es que la propia dictadura los tapaba. Precisamente, por esta en una (imperfecta) democracia, tú puedes saber que existen los Bárcenas de la vida. Durante el franquismo todo el régimen era corrupto, pero, simplemente, nunca te enterabas.
Sabía que España es un pueblo con mala memoria, pero de ahí a pensar que la corrupción económica comenzó con la democracia es un poco de risa por el nivel de desconocimiento.
Por cierto, así de memoria, se han hecho, recientemente, dos pelis sobre desahucios, una sobre Bárcenas y otra sobre Paesa y Roldán. Más un montón de películas que tocan la corrupción política y económica como marco, no como tema central. Hablo de ficción. En documental, sobre la sociedad actual y sus defectos, muchas más. Y esta película habla sobre el colonialismo, español. ¿Imaginas la de pelis que se hacen en Estados Unidos, Francia o cualquier país sobre hechos que pasaron entre 1936 y 1975?. Es que es medio siglo!!! Es complicado pasarlo por alto. Y más si, vaya hombre, en ese casi medio siglo hubo una brutal dictadura.
Hay que leer cada cosa…