Encuentro en el diario digital 20minutos.es una entrevista al actor español Eduardo Noriega sobre su última película Transsiberian. Atentos a la pregunta sobre el doblaje y la respuesta de Noriega donde estoy totalmente deacuerdo con él: es una barbaridad que todavía se sigan doblando películas.
Entrevista realizada por Rafa Vidiella (www.20minutos.es).
Producción española, director estadounidense y rodaje en Lituania… ¿cómo llega al proyecto?
La productora, Filmax, me dijo que Brad Anderson la dirigiría y que quería contar conmigo. Me entusiasmó El maquinista, así que fui a la entrevista muy ilusionado. Cuando me dio directamente el guión, sin hacerme una prueba, supe que quería participar en ella.¿Cómo es su personaje?
Extraño. El director quería que fuese muy ambiguo: nunca sabes si es un jeta simpático o alguien peligroso.
¿Tiene algo suyo?
Como en todos los trabajos, partes del guión y después vas haciendo tuyo al personaje. Imaginas su pasado, relacionándolo con tu propia vida. Puede que haya mucho de mí en él, pero quizá no haya nada. Sí es mía su forma de hablar: el director me pidió que, en medio de una película en inglés, metiera palabrotas en español. Hay muchos ‘españolismos’ de mi cosecha.
¿Le exigió mucho trabajo?
Tuve mucho tiempo de preparación. Sabía que el director quería que improvisáramos mucho en inglés, así que intenté ir muy preparado al rodaje. En los ensayos nos dio mucha libertad, pudimos añadir cosas nuestras a los personajes. No tengo nada contra la industria del doblaje, pero una película no debe verse asíEn España ha sido doblado: ¿cómo le sienta?
Es penoso que algo impuesto en España durante el franquismo, como es el doblaje, siga vigente por las grandes distribuidoras americanas. Salvo en Madrid y Barcelona es difícil encontrar salas en V.O, y la gente no tiene costumbre de ver las películas en su lengua original. No tengo nada contra la industria del doblaje, pero creo que una película no debe verse así.En otras películas en inglés usted se doblaba después…
No me gustó el resultado. Si eres el único actor en medio de dobladores profesionales suenas descompensado. Tienes otro tono.
Dicen que el rodaje de Transsiberian fue una aventura.
Estuve casi tres meses en Lituania, un lugar muy interesante al que difícilmente habría ido de no ser por esta película. Sorprende el afán por occidentalizarse de los jóvenes, mientras los más mayores tienen cada vez más nostalgia del comunismo. Pude pasear hasta que empezó a nevar: ahi se acabó todo. Hacía muchísimo frío. Un día salí a la calle después de ducharme y, en segundos, se me congeló todo el pelo. Ben Kingsley me dijo que me admiraba mucho…¡justo lo que yo quería decirle a él!¿Cómo es Ben Kingsley?
Le conocí en Berlín, hace diez años, y todavía se acordaba de mí. Me dijo que había visto alguna de mis películas, y que me admiraba mucho. Todo lo que yo quería decirle me lo dijo él antes… Me dijeron que tenía que llamarle ‘Sir’, pero es alguien muy amable y cariñoso.¿Y Woody Harrelson?
Aportó su sentido del humor a su personaje y a todo el equipo. Se pasa todo el día diciendo paridas… He visto cómo son realmente las estrellas de Hollywood: no aparecen hasta que no ruedan, pero cuando llegan lo tienen todo aprendido.
¿Qué diferencias ve con el cine español?
A la hora de rodar es igual. Cuando el director dice “acción”, es siempre lo mismo. Los técnicos españoles tienen el mismo nivel que en Hollywood. Pero allí tienen más presupuesto, más gente en torno a la producción, y todo parece más compartimentado y organizado. También es distinto el trato con el director: los europeos son más cercanos, mientras en EE UU todo está más cerrado. Es complicado cambiar algo del guión, hay que pedir permiso a mucha más gente.
¿Por qué ver Transsiberian?
Es muy entretenida y técnicamente impecable. Aunque sea un thriller tiene personajes más elaborados, con más vueltas. Por ejemplo, el mio es muy mentiroso, algo que en EE UU no es tan habitual. No aceptan que la gente miente por sistema, algo que en Europa ya tenemos asumido.
Rodó Tesis en 1995: ¿cómo ve estos trece años de carrera?
Sigo entusiasmado, como un niño pequeño. Ahora estoy en el rodaje de El mal ajeno, producida por Amenábar y con un director novel, Oskar Santos, y aunque esté en el plató 14 horas al día llego a casa agotado pero lleno de ilusión. No he perdido la capacidad de emocionarme con mi profesión. Cada película, entre rodaje y promoción, supone casi un año sin parar, pero sé que soy un privilegiado. Y miro el futuro esperanzado, porque sigo investigando, ensayando, porque un actor nunca para de aprender. La edad hace a los actores más complejos, más experimentados, con más cosas que decir.
¿Dónde termina el Noriega actor y empieza la persona?
Durante el rodaje, no paras de pensar en tu personaje. Es un momento de máxima excitación creativa, y todo lo que te rodea parece estar relacionado con la película en la que trabajas. Llegas a obsesionarte, pero no me quejo: disfruto con ello. Pero sé que no puedo participar en más de una o dos películas cada año, porque me dejo la piel en cada una de ellas, física y emocionalmente.