“El faro de las orcas”, inspirada en hechos reales, es de aquellas películas que, a través de distintas lineas temáticas, trata de captar la belleza sensorial desde todos los ámbitos, tanto emocional como naturista. La película trata los obstáculos de la vida y la esperanza de todos sus personajes ante la serenidad de una subyugante Patagonia con sus hermosos escenarios, evocando la utopía de alejarse de la civilización y descubrir un lugar donde evadirse del día a día y encontrarse a uno mismo.
Gerardo Olivares vuelve a destacar por su capacidad para combinar el elemento natural con el humano en un canto ecologista y de amor hacia la naturaleza que ya convenció en la aplaudida ‘Entrelobos’. Asimismo, el director, con una dilatada carrera en el documental, no ha podido escapar de cierto lenguaje documentalista, característico en sus trabajos de ficción.
Maribel Verdú muestra su lado más sensible, interpretando de un modo pausado y coherente con el tono del filme a Lola, una madre que viaja con Tristán, su vástago con autismo, hasta la Patagonia con la intención de luchar por su hijo. El actor argentino Joaquín Furriel encarna a Beto, un guardafauna que mantiene una relación muy especial con las orcas salvajes de la Patagonia y, realmente, a través de su interpretación transmite paz así como también pasión por los animales. Tristán es interpretado por el pequeño Quinchu Rapalini, encarnando perfectamente la fragilidad que envuelve a este personaje. Un prodigio de niño que no debemos perder de vista.
Pese a que en el desarrollo del melodrama humano cae en ciertos convencionalismos, “El faro de las orcas” se disfruta desde su belleza y serenidad, convirtiéndose en un estimable canto a la esperanza en el que destaca el uso del lenguaje cinematográfico a través de la fotografía. El espectador está ante una película ideal para los amantes de la naturaleza y de las historias de amor, ya sean maternofilial o entre una mujer y un hombre.
Nota El Blog de Cine Español: 6,5
Carlos Gallardo