El documental “El último verano“, de Leire Apellaniz, es el único trabajo que me ha gustado de la, por ahora, infumable sección “Resistencias” del Festival de Cine Europeo de Sevilla.
“El último verano” nos presenta, a través de los ojos de Miguel Ángel Rodríguez, un veterano empresario que lleva más de 20 años instalando cines de verano, por diferentes pueblos de Andalucía y de Madrid, cómo la exhibición cinematográfica analógica está muerta, ya ningún cine comercial de nuestro país la usa, y sólo sobrevivía, este trabajo se rodó en el año 2013, con este tipo de proyecciones cinematográficas. La llegada del cine digital es inminente y devora a los más pequeños. Como dice un empleado de la Sala Berlanga de Madrid en este documental: “vuestro negocio con el digital es inviable”. O, en la escena que comparte con Álvaro Ogalla, proyeccionista de la Cineteca, y ahora también actor, es el protagonista de la película “El apóstata”: “ahora todo es más fácil. Ha muerto una manera de ver cine, pero nace otra”.
En este interesante documental también tiene cabida el humor, con una divertida llamada de “la justicia” que recibe el protagonista, e incluso para una colaboración muy especial con la que acaba este homenaje al cine en 35 mm.
En resumen, queda claro que la manera de proyectar cine que conocíamos hasta ahora ha muerto y nace una nueva manera de realizar y proyectar cine, pero si mientras para rodar es mucho más cómodo y barato, por lo que todos están a favor de uso, excepto unos pocos como Quentin Tarantino; exhibir cine en digital es mucho más caro porque hay que realizar una inversión muy costosa que es inviable para los pequeños empresarios “del cine” como el protagonista de esta historia, que se gana al espectador con cada cigarro que se enciende, con cada Coca-Cola que se bebe y con viaje y con cada charla que mantiene durante los pocos más de 80 minutos que dura este documental.
Nota El Blog de Cine Español: 7.
