El popular criticón crítico de cine y televisión Carlos Boyero parecía haber puesto punto y final a su etapa como columnista de El País, empresa con la que colabora desde el año 2007.
Las alarmas saltaron tras publicar un artículo titulado “Despedida” en su columna habitual en el periódico de Prisa. En su párrafo, Boyero decía adiós a su colaboración con el rotativo:
“En 2007 me vine a El País para desempeñar variados cometidos. Todos los sábados y los domingos han podido encontrarse o desencontrarse conmigo en esta página. Y se ha acabado. Creo que me he ganado el derecho a despedirme de ustedes”. En el mismo texto, el crítico más popular del país dirigía su atención de forma muy enigmática hacia la figura de Padro J. Ramírez, exdirector de El Mundo:
“Pedro J. podía ser malvado, pero sobre todo intuitivo y muy inteligente. Podía discutir y negociar con él, aunque jamás me otorgara la razón. Siento mucho respeto por el talento de personaje tan complejo”.
El hecho de que dedicara más del 50% de su columna al actual responsable de El Español desató las conjeturas sobre una inminente colaboración entre ambos, aunque no llegaba a detallar cuál iba a ser su futuro profesional: “A partir de ahora tendré infinito tiempo para echarles miguitas a los pájaros y observar el paisaje urbano desde un banco. Seguiré con la movida esa del cine”.
Finalmente, fuentes oficiales del periódico de Prisa han aclarado que Boyero seguirá ligado al grupo y continuará con su columna habitual de todos los viernes como crítico de cine, mientras que, simplemente dejará de escribir sobre televisión. ¿A qué viene entonces esa carta de despedida?
Boyero lleva casi diez años ejerciendo de enfant terrible de la crítica en España. Amado y odiado a partes iguales, es conocido por su independencia y poco servilismo (algo que se agradece en la crítica cinematográfica española) así como un cuestionado criterio personal, a menudo marcado por fobias personales, destacando su animadversión hacia Pedro Almodóvar.
¿Os cae bien Carlos Boyero?
De momento, al menos sigue en la SER, que es grupo PRISA.
Me parece bien que le quiten la columna de televisión, porque no aportaba nada. Una de las pocas decisiones inteligentes de los responsables de “El País” en los últimos tiempos.
Es un tío admirable, porque casi siempre dice lo mismo (en eso no se diferencia de algunos otros críticos), pero ha sabido crear un personaje y se dice que le pagan muy bien por ello
Se le debía hacer muy cuesta arriba escribir dos columnas a la semana. Recuerdo que dijo que era un suplicio agotador ver tres películas en un mismo día en los festivales, ¡qué vida tan sacrificada la suya!
Hombre te obligan a ver una de Brillante Mendoza, otra de Malick y otra de Angelopoulos (RIP), y el cerebro se te frie, jaja.
Personalmente, la tirria desaforada hacia Almodovar me lo ha hecho muy antipàtico (aborrecer La piel que habito por ejemplo) aunque reconozco que muchas veces coincido con su opinion sobre algunas peliculas.
Almodóvar no es intocable amigos.
No es intocable, pero lo de Boyero es una fobia enfermiza que le lleva a mentir y hacer el soberano ridículo. Recuerdo cómo afirmó que ‘La piel que habito’ horrorizó al personal en Cannes y que la gente incluso se reía (en al mal sentido) durante su proyección. Luego resultó que el 99% de las críticas tras esa presentación fueron fabulosas, ovación incluida, pero eso no llega al paleto medio hater del cine español, que con el texto de Boyero tuvo combustible para cargar contra el manchego a diestro.
Boyero profesa un odio exagerado a Almodóvar, del mismo modo que en esta web parece que se adora incondicionalmente
Si su único problema fuera Almodóvar…
Boyero encarna todo lo peor que se puede imaginar en un crítico de cine, si así le considerásemos: es vago, corto de entendederas y faltoso. Pero es que llamarlo crítico no tiene sentido: es un opinador/animador al servicio del espectáculo en que se han convertido los medios de comunicación. Es el Sálvame del cine, y así se ha labrado una carrera de éxito. Bravo por él. Pero ese éxito viene a enfrentarnos con uno de los instintos más bajos de este país, con la celebración y el regodeo en la ignorancia.
No puedo estar más de acuerdo con Genjuro. Repetir “me aburro” no es criticar. Es un opinador que a veces divierte y que nunca dice nada interesante. Tampoco está capacitado para opinar sobre cierto cine de autor que él mismo dice que no le interesa.
Ah….pero al señor Boyero le gusta el cine?
Jajajajaja Genjuro
Yo si que te ovaciono en este pase privado tuyo.
Estás que te sales últimamente.
A ver… algunas de Almodóvar sí le han gustado, y mucho. Revisad lo que escribió y suele decir acerca de Volver, Hable con ella o incluso Todo sobre mi madre…
A mí me parece que por aquí a Boyero se le aborrece mucho más que él a Almodóvar.
En cuanto a que sea el Sálvame de la crítica, Genjuro, disiento.
Tiene su propio estilo (o pose, también), que evidentemente acumula detractores a montón.
Pero lleva escribiendo décadas, desde mucho antes de los medios de comunicación-espectáculo.
En cuanto a La piel que habito, no sé qué hicieron realmente en Cannes, pero en el pase que yo la vi sí hubo alguna risa fuera de sitio (lo que es peor, en su desenlace en la tienda).
A mí no me gustó. Espero no hacerme odioso por ello:
http://fernandomaranon.blogspot.com.es/2011/09/la-piel-que-habito-o-la-naturaleza-del.html
De lejos, el critico menos pelota y más sincero. Procuro escucharle/leerle siempre. Discrepo con él, le doy la razón… Eso es parte de su trabajo y el nuestro. Pero sabe de esto como el que más…
Ya he comentado que a mí me gusta que sea un crítico aparentemente libre, o al menos alejado de todo lo que implica la era rrss, del retweet, del peloteo y de críticos que son íntimos de jefes de prensa de cuyas películas siempre hablan bien.
Mi problema es que no me gusta lo que dice ni cómo lo dice. Sus análisis jamás aportan algo interesante (bajo mi punto de vista). Acerca de la inquina hacia Almodóvar, me parece especialmente desafortunado su texto hacia Julieta, que evidentemente es susceptible a crítica, pero el tono (refiriéndose a Pedro constantemente como “este señor”) y la saña demuestra que es gratuitamente destructivo.
Boyero ha sido más un showman de periódico que un crítico. Y ha sido así siempre. Pero también ha sido la voz disonante con esos de la “nueva crítica” que se consideran dioses del buen gusto, y que aplauden todo aquello que saben a ciencia cierta que será un enorme fracaso taquillero. Esos que no quieren reconocer que se han aburrido profundamente en un festival o que incluso se han dormido con la película a la que (he sido testigo de eso con dos conocidos críticos españoles) luego ponen 4 estrellas, a rebufo de lo que sus colegas internacionales afines han dicho.
No me gusta Boyero, pero al menos ha tenido el valor de decir “es un plomo” cuando ha hecho falta decirlo, mientras otros ponían cara de Cahier, aplaudiendo teledirigidamente.
Muy bien, Bonobo, recuerdo perfectamente las buenas críticas que hizo Boyero sobre esas tres películas de Almodóvar, precisamente las películas buenas del manchego, porque las últimas han sido mediocres. Julieta está bien, sin más, es correcta y punto.
Sí Marañón, tiene su propio estilo. ¿Y qué ganamos con ello? Es cierto que lleva décadas escribiendo, pero su tono se ha exacerbado significativamente, creo yo, ha alcanzado su mayor notoriedad en los últimos años y su sonado fichaje por El País se produce en este contexto. Recuerdo por ejemplo que en una charla muchos años después de su pase por Cannes’95 confesó que se había salido de “La mirada de Ulises”, pero en su crónica en aquel momento no decía nada de ello. Ahora hay un regodeo que no tengo claro que estuviera antes a ese nivel.
Pero bueno, si no te convence la lectura que he propuesto nos queda igualmente la misma basura de crítico. Ése al que sus lectores acuden a refocilarse en el desprecio y la descalificación hacia casi cualquier cosa que se salga de lo clásico y convencional, en un ejercicio de autoafirmación reaccionaria y mediocre. Es un Sálvame porque la gente va al show del derribo. Nadie va a leer a Boyero para abundar en la experiencia cinematográfica, para descubrir enfoques y lecturas que enriquezcan el visionado (la razón es evidente: es que ni lo ofrece; su especialidad consiste en determinar si una película es veraz o no lo es).
CineRgetic, que Boyero sabe tanto como el que más… permíteme que lo dude.
Nunca he leído a nadie confesar tantas veces que no comprende una película, lo cual no creo que le deje muy bien a nivel de comprensión y conocimiento, ¿no? (a no ser que esté mintiendo, claro, pero entonces ya no sería tan sincero, ¿verdad?).
Menos aún si hablamos por el volumen de películas que ha visto, por su experiencia como espectador. Es un tipo eminentemente vago que se limita a ver las películas de la sección oficial de los festivales a los que va (ahora sólo dos, Cannes y San Sebastián) y los estrenos más notorios de la cartelera (principalmente americanos). Y ya está. No ve nada más. Bueno sí, los clásicos de siempre de Hollywood. En fin, hoy en día cualquier cinéfilo un poco inquieto y que lleve algunos años con el gusanillo tiene mayor bagaje que él.
Robert, los festivales pueden ser duros. Boyero se ve sus dos películas al días (algún día tres), pero la mayoría de críticos de vocación se calzan tres, cuatro y hasta cinco películas diarias. Es a menudo un cine que exige un nivel de atención y frescura mental que no siempre se tiene dada la acumulación de visionados, trabajo y la falta de sueño. No es extraño dormirse en una película atractiva cuyo moroso discurrir no es el mejor reanimador para un espíritu cansado. Yo mismo me quedé dormido la primera vez que vi precisamente “La mirada de Ulises”, o “Andrei Rublev”, y me parecen maravillosas.
Lo que Boyero hace no es crítica de cine, un poco de seriedad. Podemos estar de acuerdo o no con sus opiniones, puede hacernos más o menos gracia su manera de expresarlas, podemos compartir su visión del cine moderno o no… de acuerdo, pero sus textos no son críticas de cine. Como mucho, son columnas de opinión.
Un poco de respeto para una profesión muy bonita y que cuenta con buenos profesionales dentro y fuera de este país.
Por cierto, dejemos ya de valorar a un crítico (o a un opinador) en función de si estamos de acuerdo o no con él. Que esto no es fútbol.
He de reconocer que me hace gracia. Sus maneras de criticar (“es un tostón”, “un ladrillo”, “me aburre más que una película iraní”) me divierten, aunque no sé si el hombre sabe de cine o simplemente opina lo que le rota. Igualmente, también podríamos hablar de que en general, los críticos pretendidamente profesionales saben 0 de cine, y se dejan llevar por filias y fobias personales sin explicar siquiera si técnicamente, actoralmente, etc, la película era buena o mala y por qué. Con eso de no aburrir al improbable lector, nos cuelan al resto unas críticas que ríete tú de la barra de bar.
Es que creo que la confusión viene porque sus textos aparecen en la sección de crítica. El jamás ha hecho crítica de cine. De hecho orgulloso declaraba su ignorancia sobre los mecanismos del lenguaje y la narrativa y que lo suyo era un me gusta/ no me gusta, pero en 5 párrafos que para eso le pagaban. por eso 4 solía dedicarlos a contar cosas que ni tenían que ver con la película, ni aportaban nada y uno a hablar de la misma, muchas veces de manera rutinaria (excelentes interpretaciones, tensión conseguida, la actriz está como un jamón…). y todo ello muy mal escrito, para colmo. Uno puede pensar que hay pedantería en las críticas de Luis Martinez en El Mundo o el propio Jordi Costa en El País, pero ellos establecen líneas y conexiones entre la obra y los contextos del autor, o entre la obra y otras obras.
Creo que centrarlo en lo de Almodovar por ser lo más llamativo es un error y le hacen un favor a Boyero dado el odio irracional que se tiene a Almodovar por gran parte de gente que, caray, jamás va a ver una película suya. Es un favor que le hacen a Boyero porque lo escudan en su dejadez, ineptitud y falta de conocimientos.
Por eso no sorprende su incapacidad para aceptar cualquier modelo de cine que se salga de lo convencional, de la narrativa clásica. Pero siempre filtrado por el cansino me gusta/ no me gusta. Esa no es la función de un crítico, sino la de una charla de bar.
No, no es un crítico. Hay gente escribiendo de cine muy mordaz y cruel, incluso, como era Pauline Kael (se puede leer muchas de ellas en la web, por ejemplo). Pero sus conocimientos y cultura general eran inmensos y sus críticas y comentarios resultaron inspiradores para muchos cineastas. Boyero, como mucho, puede ser inspiración para alguno que escriba exabruptos en filmaffinity, pero dudo que haya un sólo cineasta que se sienta inspirado por sus escritos. entre otra cosa por la poca calidad de los mismos.
No ganamos nada, Genjuro, y no creo que se trate de eso.
Pero te voy a hacer una puntualización y una sugerencia:
La primera es que no puedes decidir unilateralmente que ninguno de los lectores de Boyero se dirige a su columna para otra cosa que no sea hozar en ella.
Y la segunda, la redomendación, es muy simple: no le leas.
Lo que no le atribuis a él: vive y deja vivir
(o escribe y deja escribir)
Marañón, no te preocupes que ya no le leo. De hecho hasta aguanté la malsana tentación de entrar a ver lo que decía de “Julieta”. Puede que en algún festival de Cannes caiga en alguna crónica, por la tontería, pero nada más.
Pero sí me produce tristeza cómo va calando ese espíritu de matonismo y desprecio hacia lo diferente entre muchos de sus lectores, que no son pocos. Entiendo que en este blog se defiende el cine español, su importancia cultural, y precisamente es con gente como él en puestos relevantes (es el pretendido crítico de referencia del periódico más leído de este país) como nos empobrecemos culturalmente (en la pequeña medida que sea).
Aunque no lo leas (ni por asomo) pasa como con Salvame, muchos se dedican a reproducir sus comentarios cinefilos de patio de colegio y es imposible evitar sus sonrojanres comentarios de algunas pelis. Pero vamos, que a este señor se le pague por su trabajo dice bastante del medio que lo acoja en su seno.
Genjuro, estoy de acuerdo en eso contigo: incluso sin ver cuatro películas diarias o tragarte el maratón nocturno de turno estilo Sitges, puedes estar disperso o cansado. El propio Pumares rectificó su opinión sobre “Sin perdón” cuando la vio por segunda vez. Pero ese es el quid de la cuestión: Pumares dijo que no le había gustado, y ante el aluvión de quienes le decían que reflexionase esa opinión, volvió a verla y cambió notablemente su juicio.
En el caso de los dos señores que puedo atestiguar la diferencia es que se pasaron la película durmiendo, es decir.. NO LA VIERON. Pero en su crónica del día siguiente cantaban alabanzas… y la puntuaban. Uno de esos casos ocurrió en el Jovellanos de Gijón, en la era Cienfuegos. Y lo milagroso es que yo no me durmiese también….
…sólo pido un poco de integridad moral, ya que es imposible que la viesen de nuevo antes de emitir su juicio… porque yo he visto dos, pero como suele decirse, “no hay dos sin tres”.
Ah, y también vi un caso contrario, en este caso de un crítico algo más casposo pero conocido, radiofónico. Ocurrió en el pase de prensa de “Star Wars. Episodio II”, en el Palacio de la Música, en Madrid.
Delante de mí, ese crítico, acompañado de una señora, rió y se lo pasó en grande con la película en muchos momentos. Salió comentandole a su acompañante que era muy buena (opinión que no compartí ni comparto).
Mi sorpresa fue escucharle una crítica DESTRUCTIVA después en su sección de cine en un conocido matinal radiofónico de la época. Es evidente que debió pensar que poner bien una película palomitera, que además el resto ponían mal, le dejaba en mal lugar.
Postureo por ambas partes.
Sólo leo a Boyero en su sección digital de preguntas y respuestas de los jueves para ver si me puedo reír algo. Con él o de él, me da lo mismo pero no sé, me divierte ese talante chuleta que imprime y que conecta a veces con el mío.
Creo que leer lo que dice no presupone que haya que hacerle caso para nada. Pero es que además, no comprendo por qué las gentes (que no sean Almodóvar e interesados directamente en el negocio) se encabronan tanto. Las críticas de Carlos Boyero son como si un tío algo más agudo que la media, con sentido de la sorna y bastante mala leche, les explicara con mucha gracia y sentados en un bar, la peli tal como él la ha visto. Si por lo que él o cualquier otro crítico les diga, dejan ustedes de ir al cine, es que necesitan adquirir una nueva y más consistente personalidad.
Lo que pasa es que a él le pagan un pastón por lo que otros hacemos gratis. Pues miren, ¡suerte que tiene, hombre! Y al menos, a él se le entiende todo a la primera, no como a otros…
Repito, yo con Boyero coincido bastante y discrepo también bastante, como con todo el mundo en el fondo. Pero en última instancia, si no me río con lo que le leo, y no estoy de acuerdo con lo que dice, tampoco me siento herido (porque no me afecta) en absoluto.