Nicolás López, al cual ya entrevistamos, rodó en Chile su segundo largo con producción española y chilena Santos, su segunda película tras el éxito de su Ópera Prima Promedio Rojo.
Santos es una película que destaca por el peculiar mundo creado por Nicolás López, que también es el guionista, semejante al de George Lucas en su saga La Guerra de las Galaxias pero como el presupuesto no era muy boyante (4 millones de euros) hay escenas en las que se ha tenido que recurrir mucho a la imaginación para poder llevarlas a cabo y esto resta bastante credibilidad a la película.
De todas maneras, hay escenas en la película que nos dejan con un buen sabor de boca, como por ejemplo, esa lágrima que cae a cámara lenta en la fiesta de cumpleaños de El Niño Bola cuando proteje a su amigo en silla de ruedas. O, también, la historia sobre que todos nos comemos una mosca entera a lo largo del año: una patita en un caramelo, una cabecita en una hamburguesa o una mosca entera mientras estamos echando un polvo.
Del reparto de la película, destacaría la figura del villano muy bien interpretada por Leonardo Sbaraglia mientras que Javier Gutiérrez, Elsa Pataky y Guillermo Toledo digamos que cumplen su cometido.
Acabo de ver que Santos no ha entrado entre las diez películas más taquilleras de la semana y, aunque no sea un peliculón, seguro que ha perdido muchos espectadores porque la prensa la ha etiquetado de una película para frikis. Y os puedo asegurar que no es el caso porque estamos ante una historia original, bien construida pero que debería de haber contando con un presupuesto de blockbuster de Hollywood para poder llevar a la gran pantalla lo que la mente de Nicolás López había imaginado.
En definitiva, una película original que necesitaba de muchos euros para poder llevarse a cabo y se ha quedado en una película, con todos mis respetos, de serie B.