Este viernes se estrena ‘La Mina’, un thriller distinto y sorprendente que narra el regreso a casa de Jack, un hombre que tras su paso por la cárcel y devaneos con la droga en el pasado, tratará de reconducir su vida ante el rechazo inicial de su mujer. Su hermano le ofrecerá un puesto de trabajo en la vieja mina, que esconde oscuros secretos.
Su director, Miguel Ángel Jiménez, cambia totalmente de registro tras las premiadas ‘Ori’ y ‘Chaika’. En esta ocasión se traslada de los lejanos escenarios de sus anteriores films, rodados en Kazajistán o el Cáucaso, a distintas localizaciones de Asturias, País Vasco y Estados Unidos. Como es habitual en él, el papel protagonista recae en un actor no profesional, Matt Horan, líder de la banda musical ‘Dead Bronco’ y a quien ya tuvimos ocasión de entrevistar días atrás.
Os dejamos con nuestra entrevista a Miguel Ángel Jiménez.
Miguel Ángel, ¿qué fue lo que te llevó a adentrarte en una historia que, no sólo está enmarcada en Estados Unidos, sino que tiene elementos tan característicos como la música country, el reverendo, etc?
La historia ha ido sufriendo muchas modificaciones debidas a la producción, se ha ido localizando en muchos posibles escenarios. La historia en principio siempre permanecía, la del hombre destrozado que buscaba una segunda oportunidad, que intentaba luchar por su familia y se enfrentaba después a unos monstruos reales. Eso siempre ha permanecido pero fuimos cambiando de ubicación. Finalmente, escogimos Estados Unidos porque nos gustaban muchísimo las cuencas mineras que habíamos visto en Kentucky, que además se parecían a las asturianas, lo que facilitó el trabajo a los productores.
A la hora de encontrar al actor protagonista, Matt Horan, lo descubrí en un videoclip. Nunca había trabajado en el cine. A mí siempre me han gustado las películas en que haya música y que los actores de repente canten, y Matt justamente es músico. Hablando de Kentucky me empezó a descubrir una figura importantísima de la música americana de los años 40 que se llama Roscou Holcomb. Era un ex minero que cantaba canciones country muy auténticas y a partir de aquí al guionista y a mí se nos empezó a ocurrir la idea de incluir la música. De hecho, se me pasó por la cabeza convertir la película en un musical, pero luego me tiré para atrás porque a la gente le daba un poco de miedo esta idea. Y así es como empezamos a ubicar esta historia.
Después de rodar tus anteriores filmes en territorios complicados como Georgia o Kazajistán, ¿cuál ha sido la diferencia respecto a rodar en Estados Unidos y España?
En Estados Unidos sólo hubo una pequeña parte del rodaje que fue la parte de los títulos de crédito y algunos recursos de paisaje. El grueso se rodó en San Sebastián, en Artikutza, que es dónde rodamos las tomas de la granja; y en Asturias la cuenca minera. El rodaje ha tenido las dificultades propias de una producción pequeña pero ha sido más sencillo y tranquilo que rodar en el Cáucaso o Kazajistán. Ha habido dificultades económicas y pequeños desencuentros como siempre en estas cosas, pero al final hemos salido más o menos airosos de la situación.
‘La Mina’ muestra la notable influencia de la religión en ciertas zonas de Estados Unidos, ¿qué has querido plasmar?
Cuando uno viaja por esas zonas rurales es inevitable, como hemos visto en numerosas películas, ver todas esas carreteras tan características en las que es difícil encontrar un bar pero, sin embargo, están llenas de carteles avisándote “el infierno está aquí” o mensajes religiosos de todo tipo, parroquias rurales… Nos parecía una cosa muy interesante, a pesar de que ya se ha reflejado en muchas películas nos hacía ilusión tener esos elementos en la película.
Con esta película te alejas del tono de tus anteriores trabajos, ¿qué te decidió a abordar el género de suspense?
Principalmente motivos económicos para intentar salir adelante mejor. La película a lo mejor no iba a festivales pero sí podría tener tal vez un mejor rendimiento y teníamos en mente hacer una película para intentar acercarnos a un público más mayoritario. No deja de ser una película pequeña. Tanto yo como los actores somos desconocidos. Lo hicimos con la vocación de intentar hacer una película más comercial de las que habíamos hecho hasta ahora. Queríamos demostrarnos a nosotros mismos que podíamos hacer una película “más normal”. Al final no es del todo tan normal, la parte de la superficie, de la granja, sí que se parecen un poco a cosas de “Chaika” o de otras películas que hemos hecho, incluso otros planos que yo siempre intento hacer de otro modo.
Los diez últimos minutos se adentran de lleno en el género, pero yo no me atrevería a catalogar al filme de película de terror, ¿cómo definirías ‘La Mina’?
Yo creo que es una película de suspense con una temática de las relaciones familiares que a mí me parecen muy interesantes. Cuando realmente nos metemos en el infierno de la mina nos pareció que había que ser muy contundentes, intentar ser dentro de lo que cabe lo más realistas posibles.
Repites con Gorka Gómez Andreu, ¿cuál eran las pautas a seguir en el trabajo fotográfico?
Básicamente trabajamos como siempre. A los dos nos gusta mucho la fotografía, de hecho estudiamos juntos fotografía hace bastante tiempo y siempre hemos hecho todas las cosas juntos. Siempre intentamos que la puesta en escena sea bastante clásica y sobria pero un poco americana muchas veces, incluso en “Chaika” también lo era. Hay cosas obvias como las penumbras, el contraste que tienen que ver con el género y con esas zonas mineras y la pequeña calidad del porche, de la granja y de los pequeños espacios interiores. Allí es dónde teníamos el contraste entre la familia y la superficie y la frialdad de la mina.
¿Por qué recurriste a canciones country en la música al ser una película de suspense?
Me parecía que era un modo de apoyar la película y de ofrecer un contrapunto que me pareció un valor añadido, algo distinto. Me gustaba la idea de añadir elementos que no fueran tan de género y poder ofrecer cosas diferentes. Las canciones, la relación de amor, los celos entre hermanos, el intento del protagonista de acercarse a su familia son elementos que me pesaban en muchas ocasiones más que el propio género.
¿Cuáles son tus futuros proyectos?
Tenemos un par de proyectos iniciándose que nunca se sabe qué sucederá, ya que hay guiones o proyectos que se caen y luego se vuelven a levantar. Siempre intentamos tener dos o tres debajo del brazo para ver si hay suerte. Ahora mismo tenemos una historia que se llama “María y el volcán” que nos gustaría rodarla en Grecia. Es una historia de amor, una mujer mayor española que decide retomar el rumbo de su vida allí. Se trata de una historia sencilla y bonita con la que estamos muy ilusionados pero todavía estamos empezando, reescribiendo versiones del guión y buscando ayuda. Por otro lado, tenemos otra historia que se llama “Mamut” que tiene más que ver con “Chaika” y es más una locura que tiene lugar en Siberia, es una historia más radical.
¿Cuál es la última película española que hayas visto y que recomendarías?
“Julieta” de Almodóvar. Siempre hay cosas de Almodóvar que no acabo de entender bien, que a veces me resultan un poco inverosímiles. Pero es un director tan maravilloso que le tengo mucho respeto. La de “Julieta” a mí me emocionó muchísimo y me pareció una obra maestra. También recomiendo “Magical girl” que me sorprendió muchísimo.
GABRIELA RUBIO