Según su director Sebastian Borenzstein, “Capitán Kóblic no es una película testimonial ni de denuncia, sino de género; me parece interesante usar como contexto una situación real, para manifestar una ficción. Queríamos que el elenco estuviera formado por personas del interior a los que tuve que prestar mas atención. Con el trió protagonista, el trabajo fue previo, poniéndonos de acuerdo en el tono y color de los personajes, pero una vez en el rodaje, ellos sabían perfectamente lo que tenían que hacer” . El director de Un cuento chino, nos trae ahora su última película, que si bien tiene razón en sus palabras al declarar que no es una película testimonial ni de denuncia, también es cierto que se queda algo a medias en sus intenciones, intentando fabricar un “western” de aquellos tiempos con ciertos ecos de thriller, pero del que cierta desidia narrativa y un libreto plagado de lugares comunes terminan por dar como resultado una desgana en el resultado final que la perjudican bastante
Año 1977. El Capitán Tomás Kóblic (Ricardo Darín), comandante de la Armada Argentina, se enfrenta a la misión más complicada de su vida: pilotar un “vuelo de la muerte”. Atormentado por el terrible destino hacia el que él mismo dirige a los prisioneros de la dictadura, Kóblic toma una decisión imprevisible que marcará el resto de su vida y que le obligará a huir a un pequeño pueblo de la Pampa argentina donde deberá comenzar una peligrosa nueva vida bajo la amenaza constante de la dictadura.
“Capitán Kóblic” presenta a sus personajes y a la situación que se va tornando cada vez más asfixiante, durante una hora de película aproximadamente. Esto no sería problema si el relato contara con el interés suficiente para mantener al espectador pegado a la butaca pero, desgraciadamente, no ocurre. Y eso sucede principalmente por un libreto que, digámoslo ya, cae en bastantes lugares comunes y quedándose en la superficie de unos personajes que, si se hubieran explorado más, otro gallo cantaría. Es cierto que sus actores salvan bastante los muebles de sus respectivos roles, pero la manera de abordarlos y de manejar los acontecimientos a marchas forzadas hacen que la película se visione con una distancia y una frialdad que, siendo sinceros, no la beneficia nada. Como ejemplo está esa historia de amor imposible, cuya manera de integrarla, resulta poco creíble e interesante y sobre todo, muy forzada, además de que la falta de química entre ambos intérpretes resulta evidente (y no es por culpa de los actores, sino por la selección de casting).
Afortunadamente en su media hora final, la cinta va ganando cierto pulso al acercarse mas al género del thriller y del “western”, que si bien sabe a poco, termina siendo lo suficientemente aceptable como para darle el visto bueno a la película (los breves estallidos de violencia están manejados con una sequedad bien entendida), gracias a una puesta en escena que se muestra muy clásica (y con alguna plano secuencia, como el inicial, bastante destacable), y por qué no decirlo elegante, especialmente por un trabajo de fotografía de Rodrigo Pulpeiro, que, digámoslo ya, es lo mejor de la película. Sabe crear la atmósfera que necesita, y aprovecha el paisaje como si estuviéramos en un pueblo del lejano oeste (con buitres incluidos), de manera que es el integrante del equipo que más aporta a las intenciones de la película. Lástima que incluso su clímax final termina sabiendo a poco al precipitar los acontecimientos y despachando el destino de los personajes a una velocidad de vértigo que, si bien cierra bien las historias, termina por resultar precipitado (y predecible en algunos casos como los flashbacks…repartidos aquí y allá por el relato, de manera que lo entorpecen).
Respecto al trabajo interpretativo todos cumplen principalmente con sus personajes, y aunque algún que otro personaje no termine de encajar del todo con su respectivo rol, sus actores lo defienden a capa y espada: Ricardo Darín, qué decir de este gran actor, ya que cada personaje que toca lo convierte en oro, y aquí no iba a ser menos (aunque la decisión de los flashbacks delimita un poco su actuación contenida al mostrar lo que él muestra con su rostro), aunque no se trate de uno de sus mejores papeles ni mucho menos; Óscar Martínez está magnífico, y ofrece un cambio de registro digno de alabanza (aunque las motivaciones de su personaje nunca se terminan de aclarar, y aunque resulta en cierto modo interesante, no habría estado de más una cierta explicación al por qué de sus actos); e Inma Cuesta está estupenda como siempre, aunque me molesta que esta maravillosa actriz, haya tenido que sufrir una elección de casting algo equivocada, pues no encaja del todo bien con su partenaire en el affaire que comparten (cuesta creerse ver a esta pareja, y sobre todo, el cómo llegan hasta ahí), a pesar de que la actriz lo defiende maravillosamente bien.
Así pues, Capitán Koblic es una cinta que al final se queda en tierra de nadie, quedándose a medias en sus intenciones, que son bastantes. Como retrato de una época resulta, como dice el director, escasa, pues no es lo que les interesa, pero como thriller con ecos del western se queda a medio gas, debido a un libreto que avanza a paso lento en su primera hora, para luego despacharla deprisa y corriendo en la parte más interesante del mismo, que es cuando se acerca a las verdadera intenciones del filme. Desde luego, es una película que se deja ver, pero los lugares comunes y lo previsible que resulta su relato en su mayor medida, no hacen sino ver que un mayor desarrollo del guión no habría estado de más (sobre todo por lo forzado que resultan algunas situaciones). Una pena, pues con semejante premisa había posibilidades mucho mayores y, desde luego, mas interesantes.
Nota El Blog de Cine Español: 5
Manu Monteagudo
Con cuantas copias la estrenan?. o creo que muy pocas… Siendo Darín uno de los actores más taquilleros yo creo que cometen un gran error