La semana pasada tuve el placer de entrevistar a la actriz Bárbara Santa-Cruz, que destaca por haber trabajado en películas como “Pagafantas”, “3 bodas de más” y en las películas independientes “Todo el mundo lo sabe”, “Ilusión” y “Barcelona, Noche de verano”. Ahora está en cartelera con la comedia romántica “Sexo fácil, películas tristes”, de Alejo Flah, y acaba de llegar del Festival de Málaga de presentar esta película y “Todo el mundo lo sabe”, de Miguel Larraya.
En fin, os dejo con la entrevista:
– Acaba de clausurarse el Festival de Málaga donde has presentado dos películas, ambas premiadas, “Todo el mundo lo sabe”, ganadora en la sección ZonaZine, y “Sexo fácil, películas tristes”, ¿imagino que no habrás parado durante toda la semana?
– Pues, la verdad es que no, porque llegué el lunes y estuve con prensa con la película “Todo el mundo lo sabe” y el martes también, y el miércoles con “Sexo fácil, películas tristes”, pero el jueves me fui a comer un espeto, que para mí es condición obligatoria siempre que vengo al Festival de Málaga, y así un ratito me pude escapar.
– ¿Cómo preparaste tu papel para la película “Todo el mundo lo sabe” donde las apariciones de los actores son prácticamente planos secuencia de más de 10 minutos de duración?
– Fue una preparación bastante especial, poco convencional, porque me llamó el director, Miguel Larraya, una semana antes de rodar para comentarme que quería contar conmigo para este “experimento fílmico”. Entonces, él lo que me mandó fue un tratamiento de guión, que explicaba un poco las características del personaje, luego eran notas tipo “ella habla sobre Eduardo”, “cuenta cómo conoció a Eduardo”. Así que lo que hicimos fue reunirnos Miguel y yo 10 días antes del rodaje para intentar completar los detalles de ese tratamiento. Para que el relato fuera lo más realista posible, como en todas las buenas mentiras, cuantos más detalles concretos hay más veraz es. Así tratamos cómo sería Eduardo, cuándo se conocieron, etc. Larraya y yo lo ensañábamos una y otra vez, pero una cosa curiosa que ocurrió, como cuatro días antes de rodar, le pregunté que quién iba a estar al otro lado del teléfono, porque, claro, al no ser un guión escrito, yo no puedo crear una llamada telefónica, lo que hago, y creo que el resto de actores, es que tú rellenas los huequitos de la contestación de la otra persona para poder reaccionar, pero al no contar con un guión escrito definitivo, lo hacía imposible. De este modo, pensamos en llamar a un actor para que se adentrara en este universo que creamos, pero le dije a Larraya que por qué no lo hacía él mismo, se lo pensó y al final se animó. Así, durante el rodaje había como una comunicación tridimensional porque, por un lado, me ponía voces y me decía “Eduardo qué te dijo” y por otro, trabajando como director, me daba indicaciones como actriz “esto vamos a repetirlo”, o indicaciones técnicas “gírate más hacia la cámara”, y él también dirigía al equipo como “pícame el plano”. Fue muy apasionate, porque exigía un nivel de concentración muy fino.
– ¿Cuánto tiempo te llevó el rodaje de esta película?
– Sólo un día. Empezamos por la mañana temprano y acabamos por la noche. Fue duro. Estaba yo sola con el director al otro lado del teléfono y de la cámara y, además, fue duro por el tema del tabaco, nunca he fumado tanto como en ese día.
– ¿Fue duro el casting de “Sexo fácil, películas tristes?
– Pues, no, el director conocía mi trabajo y me lo propusieron directamente. Y ni me lo pensé, porque me apetecía hacer un personaje distinto a los que había hechos hasta ahora, siempre me había tocado interpretar a personajes con mala leche, o bien, a personajes medio grises, sobrios, mujer tipo racional y nunca me habían ofrecido un personaje tan divertido y disparatado como el de Clara.
– Sinceramente, después de tus grandes trabajos en películas como en “Pagafantas”, “3 bodas de más”, “Barcelona, noche de verano”, “Sexo fácil y películas tristes” y “Todo el mundo lo sabe”, entre otras, ¿para cuándo un papel de protagonista? Desde aquí, esperamos que más de un director y un productor lea nuestras palabras.
– Pues, muchas gracias, pero eso no lo tengo que determinar yo.
– ¿Qué nos puedes adelantar de la segunda parte de “Barcelona, noche de verano”?
– La segunda parte se titula “Barcelona, noche de invierno” y en ella vuelvo a interpretar al mismo personaje de la primera entrega, la historia de amor con el personaje interpretado por Miki Esparbé continúa pero ahora con un bebé (niña) de por medio. Ha sido muy interesante porque nunca había trabajado un mismo personaje en dos películas diferentes y, aparte, Dani de la Orden, desde el principio, siempre apostó por un proceso muy colaborativo y ha tenido muy en cuenta nuestras opiniones y nuestras ideas para construir la historia de estos personajes con un año de diferencia.
– ¿Cómo fue trabajar con Pedro Almodóvar en Los amantes pasajeros?
– Era un personaje muy pequeñito, pero fue un bombón de regalo. En principio los personajes de las azafatas no iban a tener identidad en sí mismos, iban a ser figuración, pero a Pedro le gusta tener todo bajo control, y un mes antes del rodaje decidió que las azafatas fueran actrices profesionales. El ayudante de dirección me propuso y me llamaron directamente, me quedé catatónica dos horas cuando recibí su llamada.
– ¿Qué viste, cuando sólo era un proyecto, en la película “Ilusión”, de Daniel Castro”, para trabajar en esta película que, por cierto, también ganó en la sección ZonaZine del Festival de Málaga hace cuatro años?
– Dani Castro tiene un sentido del humor tan especial, es un gran guionista y cuando me lo ofreció, no me lo pensé. También obtuvo su recompensa en Málaga al ganar tres Biznagas en Málaga en su sección ZonaZine, mejor película incluida, lo que fue una sorpresa para todos.
– ¿Qué proyectos tienes sobre la mesa para este año 2015?
– De momento, el estreno de “Barcelona, noche de invierno”, que creo que será estas Navidades y, dentro de una semana, me voy de viaje de ocio a recorrer Sudáfrica. Cuando vuelva, ya veré que me trae este final de 2015, pero, por ahora, no me quejo porque llevo una temporada muy buena de trabajo.
– ¿Qué películas españolas has visto últimamente y recomiendas a nuestros lectores?
– Mi favorita, aunque puede ser que no sea objetiva porque mi relación con Cobeaga es muy especial por el cariño que le tengo y lo mucho que le admiro; además, fue el primero que me dio una oportunidad en el mundo del cine, pero “Negociador” es una joya que nadie debería perderse. Por otro lado, también recomiendo “Perdiendo el norte”, me reí un montón viendo trabajar a Miki Esparbé y a Julián López, amigos y compañeros.
– ¿Cuéntanos de dónde viene tu vocación como actriz?
– No sabría decirte de una manera concreta. Siempre he sido muy gamberra y muy gansa y cuando me apunté a un grupo de teatro con 14 años estaba esperando que llegara los miércoles, día que ensayábamos, para poder ir. Por otro lado, con mi abuelo, José García Nieto, Premio Cervantes, recuerdo una vez que fuimos a ver una obra suya, adaptación de “El lindo Don Diego”, y cuando me presentó a los actores es el primer recuerdo que tengo como de lo que es un actor, ver a un actor desmaquillado, me dio conciencia de que era una profesión y de que se podía ganar uno la vida de esa manera. Por otro lado, mi madre era modelo y ella hacía muchísima publicidad y cuando me ponía enferma, y nadie se podía quedar conmigo, me llevaba a los rodajes, aunque a ella no le gustaba que fuera. Entonces, me parecía fascinante todo el mundo de los platós, de las grabaciones, y creo que un compendio de todo esto me ha llevado a dedicarme a esta profesión.
– He visto en la wikipedia, aunque ya lo has mencionado, que eres nieta del poeta y premio Cervantes José García Nieto, ¿qué recuerdas de él?
– Últimamente estoy muy en contacto con su obra porque mi madre, Paloma García Nieto, es la Presidenta de una fundación que lleva el nombre de mi abuelo y ella está haciendo un trabajo espectacular para que el legado de mi abuelo se mantenga y tenga una mayor difusión. Yo colaboro con la fundación en lo que puedo, pero la que dedica muchas horas de su tiempo es mi madre, por ejemplo, este año fue su centenario, le han puesto su nombre a un Instituto de Madrid…vamos haciendo pequeñas cosas para que la gente lo disfrute. A mí me gusta mucho la poesía y soy una apasionada del poemario de mi abuelo.
– Para terminar, ¿qué crees que le falta al cine español para que todos los años logre una cuota de pantalla mínimo del 25%?
– Apoyos, creo que le falta apoyos. Bueno, creo que de sobra se ha demostrado que hay un talento grande en nuestro país y que hay mucha diversidad de géneros, de clases de cineastas, cada año salen películas buenísimas desde las más comerciales hasta las más independientes. Todo lo que sea apoyar a una industria tan maltratada, estamos en un momento en el que se están cerrando salas de cine, tenemos un IVA del 21%, un sector que no está apoyado gubernamentalmente como debería estar, como cualquier otra industria. No le falta ni talento ni ganas ni capacidad, sólo le falta apoyos.
– Sí estoy de acuerdo contigo, pero creo que otro de los pecados del cine español es que las productoras o distribuidoras no invierten en publicidad.
– Sí, efectivamente, yo también lo he visto sobre todo con películas pequeñitas que son muy buenas pero pasan injustamente desapercibidas por las carteleras.
Otra testimonio en la línea habitual de que todo lo que no funciona es responsabilidad externa a los profesionales del cine.
Hombre, reconociendo que el sector suele ser victimista y eso es un error (por lo que menos en cuanto a la comunicación pública), es cierto que el apoyo de las instituciones es muy escaso. Y lo peor es que la percepción general de la gente es que es todo lo contrario. En España cualquier sector que da trabajo a mucha gente tiene ayudas muy muy superiores. Mientras en España el fondo que hay es de 30 y pico millones anuales actualmente, en Francia es de más de 500 millones. Decir que la diferencia es abismal es quedarse cortos. Y eso solamente si nos centramos en lo meramente presupuestario porque en general es que no hay color en el apoyo que hace un país a su cine y el otro.
El cine español cada vez se va a ir viendo más abocado a la miseria, salvo los contados casos en que esté sustentado por las teles. El presupuesto medio de una peli ya no llega ni a 1’5 millones. Si no se consigue financiar más, imagínate para la promoción y publicidad. Porque es que luego las distribuidoras, que antes pagaban eso, están también en la miseria y no lo hacen.
Estamos de acuerdo.
Pero creo que si el sector en tanto tiempo como lleva este culebrón no ha sabido hacerse valer y ha perdido aliados y cuota, algo tendrá que ver en ello.
Si su comunicación con el público no es capaz de puentear los gobiernos hostiles; si ningún organismo del ramo consigue que exista en las televisiones un tratamiento mínimamente digno al cine de aquí en su parrilla; si no consigue, ya no con el PP, sino con ninguno de los que va gobernando, armar una fórmula de promoción o apoyo sensata y bien entendida, etc. etc., no puede despacharlo con la incapacidad, ceguera, rencor o incomprensión de los demás.
Algo le toca.
En todos los países donde hay una industria cinematográfica potente, curiosamente, hay un apoyo público muy potente. En todos. Con la fórmula que sea, pero hay un apoyo que aquí ni se huele. Pero es que pasa en cualquier industria. Una industria, para que prospere y sea fuerte, necesita como mínimo unas condiciones óptimas por parte de las instituciones, aunque solamente sea para poder competir con cierta igualdad.
Pero para eso la cultura, y el cine en concreto, se tiene que ver como un asunto de Estado. Si se ve con criterios partidistas, igual que sucede con la Educación, no se ponen los cimientos necesarios para que luego el sector vuele. El sector es cierto que no ha sabido conseguir meter esta idea en la cabeza a los políticos pero es que el guerracivilismo de este país es también un poco peculiar y ciertamente difícil de lidiar.
Autocrítica sí pero siempre se tiene que tener muy clarito que cualquier sector que sea potente en el país que sea recibe un apoyo público brutal y que si éste no se tiene, la lucha en el mercado es prácticamente imposible. Afortunadamente, creo que la situación del sector con respecto a todo esto se está enderezando y si no fuera por la depresión económica que vivimos, la tendencia se notaría.
Lo que hay que hacer si la situación económica del país llega mínimamente a parecerse a la de antes de la crisis es gestionar con muchísima más cabeza las ayudas y montárselo mucho mejor para hacer del cine español una marca de la cual se sientan orgullosos una buena parte de los españoles o que adquiera incluso relevancia a nivel internacional.
Está muy claro que en un país como España,con una situación económica chunga,en el que la gente con pasta no tiene mucho interés en invertir en cine y no fluye el crédito,o el Estado contribuye o a ver de dónde coño sale el dinero.Pero siempre teniendo en cuenta que no se puede jugar tan alegremente con pólvora ajena.
Estoy completamente de acuerdo en que el cine debería ser un asunto de Estado. Más aún perteneciendo como pertenecemos a un primer mundo en el que lo audiovisual está devorando cualquier otra expresión comunicativa/narrativa/artística y en un país en el que una de las principales fuentes de riqueza es el turismo.
Y coincido también en que es el apoyo público el que hace volar a un sector, véase el deporte de élite que ha multiplicado su presencia y sus éxitos desde que Barcelona 92 marcó el inicio de multitud de programas para potenciar con recursos el talento nacional en este ámbito y que nos ha conducido hasta aquí.
Pero igualmente coincido con Rocky en que ese apoyo debe medirse adecuadamente por aquello de la pólvora, o se acaba como se acaba.
En cuanto al guerracivilismo que nos es tan propio, el cine debería saber desmarcarse de él. Por poner un ejemplo burdo pero elocuente: He tardado veintimuchas ceremonias de los Goya en ver a un presidente de la Academia decir en su discurso que el cine no es de derechas ni de izquierdas, que nos representa a todos.