La producción cinematográfica española da lugar a espectaculares contrastes. Directores consagrados se las ven y desean para dar a luz sus proyectos que, a menudo, se eternizan durante años en el arduo proceso de financiación -eso los que consiguen no caerse por el camino-.
No es el caso de Isabel Coixet, convertida ya en la realizadora española con mayor número de películas bajo sus espaldas: una quincena de largometrajes mas dos proyectos en fase de desarrollo.
Muchos de vosotros habéis mostrado vuestra estupefacción ante tal incontinencia fílmica.
Tras la polémica suscitada en este Blog días atrás con motivo del anuncio del nuevo proyecto de la prolífica realizadora, nos vemos obligados a debatir sobre su figura y su sorprendente capacidad para reinventarse y no parar de trabajar.
Recapitulemos. En 2013 estrenó el drama minimalista ‘Ayer no termina nunca’, film que tras el estigma de ‘Mapa de los sonidos de Tokio’ dio la estocada definitiva en la producción española y la encaminó hacia una nueva vía para seguir rodando: la coproducción.
En 2014, llegó la coproducción de suspense ‘Mi otro yo’, que supuso otra de esas manchas difíciles de borrar en la carrera de un director, excepto en su caso… Tras el varapalo encadenó casi simultáneamente dos rodajes y en 2015 llegarán a nuestras pantallas la comedia romántica ‘Aprendiendo a conducir’ y el drama de supervivencia ‘Nadie quiere la noche’.
Coixet puede marcarse el hito de volver a encadenar dos producciones en un mismo año. En su agenda, dos proyectos en desarrollo: ya ha acabado el guión y búsqueda de localizaciones para ‘The Bookshop’; y ha anunciado nueva película junto a Penélope Cruz, ‘This Man, This Woman’.
¿Cómo logra una directora atraer a inversores y productoras para desarrollar proyectos de poca vocación comercial que, sin llegar a ser grandes producciones, suelen superar los cinco millones de euros?
Como adelantábamos, una de las claves es sin duda la coproducción. Aunque con un background ya lejano, Coixet mantiene cierto reconocimiento y ha sabido buscar financiación en otros países que hoy gozan de mayores ayudas para el cine que España. Los proyectos de la realizadora bien se podrían adaptar a las ayudas de países como Francia, Reino Unido o Alemania.
Isabel Coixet ha demostrado además una gran habilidad para moverse y capacidad de adaptación, reinventándose para géneros inexplorados en su filmografía como el terror adolescente (‘Another me’), o uno si cabe más insólito en su carrera como es la comedia romántica (‘Learning to drive’).
La directora es capaz de impregnar todos esos nuevos retos de su sello personal, admirado y odiado sin medianeras, pero indudablemente apreciado por los actores y festivales.
Por lo pronto, ‘Aprendiendo a conducir’ logró ser la segunda más valorada por el público en el pasado Festival de Toronto, uno de los más tradicionales y fiables tests precursores a los Oscars. Sin embargo, las ventas internacionales se resisten y por ahora sólo se ha cerrado fecha en España.
Gracias a su feeling con la Berlinale, la presencia de Juliette Binoche en el film y el hecho de que el país anfitrión participara en la producción, Coixet logró el hito de abrir el festival de Berlin con ‘Nadie quiere la noche’. La cinta fue recibida con frialdad, ¿oportunidad desaprovechada o nuevo galón en su CV?
En cualquier caso, ahí sigue la directora, luchando contra la adversidad y reponiéndose ante todos los obstáculos.
La pregunta es… ¿hasta cuando va a durar la marca Isabel Coixet? La sombra de sus primeras películas no es eterna, y hace años que su cine no responde a una exigencia de calidad mínima para una directora de su supuesto tamaño.
por favor, q deje de torturarnos con sus peliculas! que se dedique a otra cosa esta tia aburrida! en nombre de la humanidad, que deje el cine!
con no ver las películas sobra, si puede tener una carrera yo me alegro por ella.
Exacto, si puede levantar películas, encima tirando de producción extranjera, chapeau por ella.
creí que habíamos apurado el tema
Tiempos aquellos. Cualquier tiempo pasado fue mejor. No hay más que decir, salvo que no aburrir es el primer mandamiento de la ley del cine, según Billy Wilder. Y parece que Coixet no es practicante…
Robert, lo de aburrir es muy relativo. ¿A quién no hay que aburrir? ¿A ti? ¿A mí? ¿A mi abuela?
Los espectadores son una masa muy heterogénea, y no todas las películas tienen por qué ir dirigidas al mismo tipo.
Ese mandamiento de Wilder está muy bien como chascarrillo, pero me parece bastante estúpido como axioma universal. Es más, coge a una muestra de espectadores de “Fast & Furious 7” y ponles “El crepúsculo de los dioses”, a ver qué opinan.
Muy bien traída esa comparación,aunque la Coixet no sea precisamente santa de mi devoción.Las palabras aburrimiento/entretenimiento son coartadas de me gusta/no me gusta.Lo que en unas épocas es “entretenido”,en otras es “aburrido” “pasado de moda” o lo que sea.Todo depende de la presión mediática para que caiga en uno u otro saco,porque,al contrario de lo que se nos dice,no es la demanda la que condiciona la oferta,sino que es la oferta la que moldea la demanda.