Hace dos años, ‘El Cosmonauta’ se convirtió en el estandarte reivindicativo de las nuevas vías de financiación. Introdujo en el vocabulario cinematográfico común el término “crowdfunding” y logró sacar adelante una importante producción tras atraer a una legión de “microinversores”.
Tuve la ocasión de hablar con su creador, el joven Nicolás Alcalá. Rápidamente te seducía su elocuencia e ilusión. Era fácil sentirse atraído por un proyecto así (ver nuestra entrevista a Nicolás Alcalá), con el que logró pasear por varios festivales internacionales.
Hoy, ‘El Cosmonauta’ se encuentra en el que su director ha definido como el peor escenario posible: el proyecto se ha presentado a concurso de acreedores tras perder un juicio en el que la ICAA les reclamaba una deuda de 73000 euros (mas 11000 de intereses), correspondientes a una ayuda que inicialmente les fue otorgada y después se denegó, al parecer por problemas a la hora de justificar gastos en un proyecto no convencional.
Os dejamos con el texto publicado en la web de El Cosmonauta, donde se dan más detalles al respecto:
Hasta siempre, cosmonautas
by admin on 27/02/2015
Hay cosas que uno no debería tener que escribir nunca. Como la necrológica de alguien al que quieres.
Hoy nos toca escribir este post. El último. El punto final a seis años de sensaciones, sueños, amor, peleas, reconciliaciones, tensión, alegría, escalofríos, críticas, premios, conferencias, inspiración, lágrimas, risas y una montaña rusa de emociones que nos han traído hasta aquí.
Esta vez nos quedan menos ganas de épica y más de contar cómo nos sentimos ahora y probablemente la palabra que mejor lo defina es frustración. O tristeza.
Frustración, no porque la película no consiguiera unos buenos resultados económicos. Ese riesgo siempre existió y, aunque no haber podido devolver el dinero a nuestros inversores sea una espina que nos quedará clavada para siempre, seguimos creyendo que hicimos algo hermoso que merecía la pena que existiera y que, por tópico que suene, hay una parte de todo esto que mereció la pena. Incluso si hemos perdido dinero.
Tampoco es tristeza por las buenas o malas críticas que tuvo la película. A muchas personas no les gustó, otras siguen escribiéndonos para decirnos que se quedaron sin palabras al verla y que les emocionó. De nuevo, sabíamos a qué nos enfrentábamos cuando hicimos una película tan poco convencional, con una narrativa partida en partes, extraña, poco habitual, con altas dosis de poesía. Sabíamos que no gustaríamos a todo el mundo, pero seguimos estando orgullosos de cada uno de los fotogramas que produjimos, incluso si no produjeron críticas unánimes.
Es frustración y tristeza, no porque el proyecto acabe, a fin de cuentas todo tiene su ciclo y en algún momento debemos dejar atrás las cosas que fueron y mirar hacia el futuro, como intentamos ahora, sino por cómo acaba.
Es frustración y tristeza por tener que finiquitar este hermoso proyecto que arrastró, ilusionó y movió a miles de vosotros, de esta manera tan fea, tan poco ordenada, tan desagradable.
Por hacer la historia corta y resumirla: Hace 3 años pedimos una subvención al ICAA para nuestro proyecto transmedia. Nos la dieron y nos aseguraron en persona que las especiales condiciones bajo las cuales estábamos haciendo nuestro proyecto no serían ningún problema respecto a las bases de la subvención. No mantuvieron su palabra y un año después vinieron a reclamarnos la devolución de 74.000€. Y fuimos a juicio para defender lo que creíamos justo, gastando los pocos recursos que nos quedaban. Podían pasar dos cosas. Ninguna era genial, pero una, dentro de lo malo, era natural. La otra no. La otra era un desastre. Era un desastre porque demostraría que en este país en que vivimos las políticas obsoletas y las malas prácticas gubernamentales matan todo lo que tocan. Todo lo que destaca o busca otro camino. Porque demostraría que subsistimos en un sistema mal planteado donde poco o ningún apoyo a lo nuevo es posible y donde no prima la palabra y el honor o el apoyo a la cultura sino la más estéril burocracia.
Y pasó la segunda. Perdimos un juicio en el que ni siquiera tuvimos la oportunidad de defendernos. Y el ICAA volvió a reclamar esos 74.000 €, ahora convertidos tras los intereses generados en 83.000 €.
* Puedes leer más sobre la historia aquí: http://www.elcosmonauta.es/blog/?p=874
Esta misma semana hemos presentado el concurso de acreedores de la productora, obligados por las circunstancias. Ahora sí, no hay vuelta atrás. Como la sociedad no tiene activos (hemos invertido hasta el último céntimo en la película y estamos vendiendo los equipos para poder pagar los últimos gastos), los acreedores (el ICAA) no podrán cobrar. Lo peor es que los inversores, tampoco, ya que ya no existe ni siquiera esa posibilidad. El valor actual de la película es cercano a cero ya que no ha generado prácticamente ningún ingreso en meses. Todo seguirá como hasta ahora, con una salvedad: Nos habrá costado miles de euros. Y los derechos de la película y los cortometrajes que con tanto esfuerzo hicimos y que con tanto valor vosotros financiasteis y ayudasteis a hacer se perderán en un vacío legal complejo de donde es posible que no salgan.
Y así, sin ceremonias, el estado le da la estocada mortal al proyecto que trajo a España un buen puñado de cosas que sonaban absurdas hace cinco años, como el crowdfunding, como un estreno day&date o como generar un universo transmedia al rededor de la película, y que a día de hoy son o se están convirtiendo en estándares en la industria.
Por eso la tristeza. Por eso la frustración. Por eso la rabia de saber que a muchos de nosotros no nos quedarán más ganas de emprender ninguna otra aventura así aquí.
Porque no es justo terminar así. Ni para nosotros, ni para los miles de vosotros que nos habéis acompañado en este viaje, ni para la película.
Y tras esto, a todos los que nos llamamos “cosmonautas” durante más de cuatro años no nos queda más que levantar la cabeza, para mirar hacia atrás con orgullo, y decir en voz alta que lo intentamos. Que pudimos. Que aunque lo tuvimos soberanamente difícil, estrenamos la película que hicimos entre todos y cientos de miles pudieron verla, formar parte, inspirarse. Con un poco de suerte, podremos continuar con nuestras vidas para pensar en nuevos proyectos que ojalá lleven la misma cantidad de ilusión que llevó “El Cosmonauta”.
Ha sido maravilloso viajar a la Luna con vosotros. Probablemente, la mejor aventura que vamos a vivir.
¡Hasta siempre, cosmonautas!
PS. Como todos estos años, seguiremos contándoos aquí absolutamente todo lo que ocurra en los meses siguientes dentro de este proceso a los que queráis leerlo.
que cuenten con mas detalle por que les quitaron ese dinero del ICAA y como es q ganaron el juicio. Muchas sombras en todo esto hay…
El el enlace lo explican (a su modo)
Vaya palo… La película quizás no fue lo que esperábamos, pero ya sólo por todas las puertas que han abierto y lo revolucionario que ha sido el proceso no deberían haber acabado así.
Las desventajas de no llamarse Paco León.
La independencia económica es peligrosa para el Estado.Si el Estado no financia,no puede imponer sus condiciones.