En las notas de producción de “Rastros de Sándalo“, su productora y guionista, Anna Soler-Pont comenta que “Cuando se publicó por primera vez como novela en 2007 ya había empezado el experimento de escribir un guión. Primero, adaptando el libro entero. Al ser un proyecto demasiado ambicioso, que implicaba rodarse en Etiopia, Cuba, India y Barcelona, hice caso de los consejos de los productores expertos y reescribí el guión desarrollando sólo una de las tramas de la novela :la de las hermanas indias separadas a la fuerza y reunidas casi treinta años después. Lo que mas me interesó fue pensar en la búsqueda de la propia identidad y abordar una de las preguntas mas frecuentes del mundo…¿Quién soy yo realmente?.”. No os engañare que antes de ver el film preferí no saber absolutamente nada de él…es algo que prefiero para no llevarme una idea equivocada de lo que voy a ver. Y lo cierto, es que al ver la película Rastros de Sándalo, lo agradecí gratamente, al ofrecernos un relato amable, emotivo y encantador que se gana la simpatía del público en un abrir y cerrar de ojos.
Mina (Nandita Das), una actriz india de éxito en Mumbai, no puede olvidar a su hermana pequeña Sita, de quien fue separada a la fuerza después de la muerte de su madre. Treinta años después, Mina se entera de que Sita está bien y vive en Barcelona. Ahora se llama Paula (Aina Clotet), es bióloga y no tiene ningún recuerdo de su pasado. Paula emprenderá el viaje de descubrimiento de su verdadera identidad con la ayuda de Prakash (Naby Dakhli), un atractivo inmigrante indio que vende películas de Bollywood en el barrio barcelonés del Raval.
Rastros de Sándalo no podía introducirnos mejor en la historia: gracias a una presentación de 20 minutos magnífica (resueltos con una elipsis perfectamente integrada), la directora consigue atraparnos con una facilidad pasmosa debido a un ritmo narrativo contundente y decidido que describe a los personajes y al entorno a la perfección, lo cual, ya nos tiene ganados, haciéndonos partícipes de la historia que nos quieren contar. A partir de ahí, como nos tiene cogidos de la mano, el film siempre mantiene el interés en todo momento, ya sea por el drama que debe afrontar el personaje de Paula, o ya sea por que el relato nunca te engaña. Su directora, María Ripoll, mantiene un ritmo sin altibajos (no decae en ni un solo instante), controlando prácticamente todos los elementos del film con suma corrección y buen hacer.
Puede que ese sea su mayor inconveniente…su excesiva corrección y su excesiva intención de agradar al público, hacen de Rastros de Sándalo una película donde sabes en todo momento qué va a pasar. En mi caso no me parece ningún tipo de problema, pues la cinta no te engaña en ni un solo instante, y gracias al buen hacer de sus creadores, consiguen sensibilidad en su relato, por mucho que el mismo tenga un desarrollo ciertamente previsible….pero es verdad que dependiendo del público, hay gente que esto le pueda resultar irritante…en mi caso no.
Pero si me pongo quisquilloso solo comentaría dos cosas: la relación entre Paula y Prakash, aunque posee encanto, termina por resultar algo forzada debido al poco tiempo establecido entre ellos…como si no me lo terminara de creer, y ahí el relato está a punto de tambalearse por momentos (esa escena en la cocina), pero afortunadamente no lo hace. Es algo que también ocurre cuando el personaje de Paula se adentra en el mundo hindú, olvidándose de manera algo infantil de su pasado familiar…pero también se resuelve, como si el relato se diera cuenta de que hay que pisar el freno, y lo salva estupendamente…tanto en la historia de amor como en el proceso de Paula. Una precipitación que, seguramente fuera buscada pero que el espectador no se da cuenta hasta una vez ocurrido esto.
También está claro que si se consigue elevar el film algo por encima de la media ante una producción que podría resulta meramente correcta, es el trabajo interpretativo, que su directora María Ripoll aprovecha constantemente de manera afortunada: Aina Clotet está, sencillamente, SOBERBIA…no hay momento donde la actriz baje la guardia, y lo que en el papel podría resultar un personaje tópico, la actriz le da un matiz diferente mostrando una cualidades dramáticas maravillosas (algo que su directora aprovecha al límite), siendo uno de los pilares fundamentales del film (atención a su escena en silencio en el restaurante hindú); y Nandita Dash consigue encandilarnos, especialmente porque consigue transmitir la sensación de impotencia de su personaje, resultando una interpretación especialmente emotiva (cada uno de los encuentros con Paula resulta sobrecogedora). Son estas dos actrices las que mas destacan en la producción, aunque afortunadamente, el resto del reparto, está estupendo y creíble en cada respectivo rol.
También es cierto que la temática de la India transmite una sensación de alegría que consigue contagiar al espectador, a pesar de que se mueva por los terrenos grises de Barcelona (completamente lógico para mostrar la inestabilidad de Paula). En ese sentido el trabajo de fotografía resulta estupendo, aprovechando el colorido de sitios como Mumbai para luego pasar al gris acogedor de Barcelona (fotografiada excelentemente), por no hablar de una banda sonora que aprovecha la temática para ofrecer algún momento de éxtasis musical, como bien es el clímax final.
“Rastros de Sándalo” es así una estupenda película que no te engaña lo mas mínimo, e incluso resulta superior en ciertas ocasiones gracias a que su directores aprovechan el talento de grandes actrices para crear una sensibilidad dramática que se agradece sobremanera ante un relato que pudo caer en lo rutinario. Afortunadamente, nunca lo hace, y consigue que al finalizar su proyección salgamos con una sonrisa y con la sensación de haber aprovechado 95 minutos de nuestra vida. No lo lamentarán.
Nota El Blog de Cine Español: 6,5.
Manu Monteagudo