Os recomiendo leer completa nuestra entrevista al productor Joaquín Trincado (“Blogmedia”), que este fin de semana ha estrenado la película “Tres mentiras”, protagonizada por Nora Navas, porque nos habla de su última producción, nos recuerda su época como director de cine (“Sálvate si puedes”) y de cómo está la situación del cine español en la actualidad. Además, también nos habla de cómo le produjo sus primeras películas al conocido director Enrique Urbizu (“Todo por la pasta”).
– Para empezar, ¿coméntanos cómo llegó el guión de esta película a vuestra productora y por qué os decidisteis a producirlo?
– En nuestra productora nunca hemos producido un largometraje que no haya partido de una idea y un proyecto propio nuestro, normalmente mío. A partir de ahí, lo desarrollamos tipo factory, primero el argumento desde producción, luego se incorpora al guionista, después la dirección y se va modelando el proyecto de película hasta comenzar la fase de buscar las fórmulas para producirla. No estamos cerrados a producir un guión que, llegándonos de fuera, nos guste y nos parezca adecuado, pero eso no ha ocurrido desde nuestro primer largometraje, Tu novia está loca, hasta esta última película, Tres Mentiras, que se estrena en toda España el próximo viernes 12.
– El tema principal de “Tres mentiras” está de actualidad, aunque parece que hay un sector de la sociedad que quiere mantenerlo oculto, ¿crees que esto puede afectar a su estreno en salas y a, luego, su pase por alguna televisión (pública)?
– Desde luego, a su estreno en salas, no, puesto que Tres Mentiras tiene una distribución convencional y aun siendo una película independiente, se estrena en 50 pantallas de toda España. Los problemas para su distribución son los propios de una película que, como Tres Mentiras, no cuenta con el apoyo de una televisión de cobertura nacional, lo que dificulta que una major se encargue de su distribución; algo que tiene sus desventajas, pero también sus ventajas, puesto que una compañía como nuestra distribuidora World Line Cinema puede dedicarle una atención más exhaustiva. Con respecto al tema, Tres Mentiras no es una película para nada amarilla, revanchista o maniquea. Tres Mentiras es un thriller que mezcla la investigación en tiempos actuales, de una forma moderna y con mucho ritmo, con el relato de las tres adolescentes, obligadas a estar recluidas en un piso debido a ser madres solteras. Quizás haya determinados estamentos que se puedan sentir aludidos y quizás se sientan culpables, pero no creo que la ternura de Tres Mentiras pueda dejar indiferente a nadie. Con respecto a las televisiones, éstas tienen una dinámica propia muy especial, porque todas las cadenas, sin exclusión, han participado o han comprado numerosos títulos de largometrajes que, por distintas razones, mantienen en el cajón. Es algo que puede depender mucho del director de programación de turno.
– Ana Murugarren, tu esposa, la directora de esta película, también es propietaria de Blogmedia, ¿cómo vivís tener que compartir espacio en casa y en el trabajo?
– En nuestro caso, no es ningún problema, porque son más de 30 años en esos términos que me planteas. Ya en el 84 codirigimos el mítico videoclip de Eskorbuto “Antes de las guerras”. Se trata de un trabajo muy creativo, aunque la fabricación de una película o de una serie de televisión no deja de ser trabajo, duro trabajo, y eso sin duda es una ventaja y marca diferencia con respecto a otro tipo de relaciones de este tipo, por ejemplo, tener un ultramarinos.
– ¿Qué se encontrará el espectador que vaya a ver a una sala de cine la película “Tres mentiras”, protagonizada por Nora Navas?
– Se encontrará con una película con mucho ritmo y, al mismo tiempo, con mucha ternura. Cuajada de buenas interpretaciones, empezando, por supuesto, por Nora Navas y con una magnífica dirección de Ana Murugarren, que le emocionará, le entretendrá, le hará sonreír y quizás le robe alguna lágrima.
– ¿Crees que Nora Navas obtendrá una nueva nominación al Goya por este trabajo?
– Es posible, sin duda, por el nivel de la película y lo bien compuesto y distinto que es para Nora Navas interpretar al personaje de Violeta, una tatuadora descarada y rompedora en su forma de vestir. Pero el mundo de la academia del cine, como todos sabemos, es muy peculiar.
– Cambiando un poco de tema, ¿Nos podrías explicar los pasos que lleva a cabo una productora para lograr la financiación de una película? Muchos jóvenes talentos se quejan de que las subvenciones siempre van a parar a los mismos, ¿estás de acuerdo?
– Lo primero es armar un proyecto sólido en cuanto al argumento, el guión, el casting, y el modelo de producción que se necesita levantar. Un proyecto debe ser pertinente y nunca el capricho, por ejemplo, de un director, aunque haya una serie de directores en todo el mundo con un acercamiento al cine muy peculiar y particular, que es muy valorado por distintas industrias, y puede hacer, en ocasiones, cualquier extravagancia, pero no es lo normal. Si pensamos simplemente en alguien tan conocido como Woody Allen, y repasamos su filmografía, veremos que cada título es de un padre y de una madre distintos. Rueda de una forma muy personal, pero nunca nada relamida. Son películas, al mismo tiempo, muy personales, pero siempre pensando en el público. En lo que se refiere a las subvenciones, las quejas que me comentas pueden tener cierto fundamento, sin duda, pero eso es un problema que se va a acabar en breve, puesto que las ayudas públicas a la producción están a punto de desaparecer.
– Fuiste el primero en producirle una película al director Enrique Urbizu, “Tu novia está loca”, allá por el año 1988, y también fuiste el productor de su segunda exitosa película “Todo por la pasta” (1991), ¿por qué no habéis vuelto a trabajar juntos?
– Como te comentaba antes, en nuestra compañía trabajamos desde un principio en plan factory y de forma estable. Básicamente, Ana Murugarren, Luis Marías, Enrique Urbizu y yo mismo. Yo no producía una película del director Enrique Urbizu, él dirigía una película del productor Joaquín Trincado. Lo cierto es que en España, a diferencia de otros países europeos, como Italia (Grimaldi), Francia (Luc Bessón), USA (Joe Silver, Lucas…) siempre se ha entendido la autoría de una película asociada al nombre del director, y rara al nombre del productor. En España, exclusivamente, Elías Querejeta. En concreto, en lo que preguntas sobre lo de no haber vuelto nunca a trabajar juntos es, simplemente, que aquella fase de producción en equipo dio paso a otras fórmulas, y aunque con el guionista, Luis Marías, y con la directora y montadora, Ana Murugarren, he seguido colaborando, con Urbizu no; en primer lugar, porque le surgieron otro tipo de propuestas personales, y segundo, porque incluso geográficamente los demás seguimos manteniendo nuestra base en Bilbao y él se mudó a Madrid hace mucho tiempo.
– En el año 1994 debutaste como director de cine con “Sálvate si puedes”, ¿cómo recuerdas esa experiencia? ¿Es más complicado el trabajo de dirección o de producción?
– La recuerdo con la normalidad de cualquier otra producción, que ya has dejado atrás hace unos años. El trabajo de director no era nuevo para mí, aunque sí en el largometraje. La dirección es, hasta cierto punto, muy creativa y claro está, agradecida, aunque siempre se va a mover dentro de unos determinados parámetros de producción, incluso siendo Ridley Scott. Si me preguntas por un recuerdo de esa experiencia, yo te diría que es cierto que eché de menos la complicidad de un productor creativo. Un buen productor siempre debe saber estar en la piel del director, y un buen director en la piel del productor. Es una química muy importante. Si no, malo.
– Desde el estreno de “Sálvate si puedes” hubo un parón de 10 años para ver una nueva producción tuya, ¿a qué se debió estar tanto tiempo parado?
– Alejado del largometraje sí estuve ese tiempo que comentas. Lo que no estuve es parado, si no fabricando otro tipo de productos más de encargo. Y la razón principal fue, básicamente, un asunto familiar. En concreto, su ampliación, que tiene tela.
– Con la mini serie de televisión “El precio de la libertad”, todo un éxito de público cuando se emitió en la televisión vasca, ¿qué recuerdas de este trabajo?
– El precio de la libertad fue una miniserie que abordamos con mucha energía y entusiasmo, porque nos apetecía mucho narrar la historia de Euskadi a través de los ojos de Mario Onaindia, interpretado por un magnífico Quim Gutiérrez, y narrar la historia del País Vasco, desde el nacimiento de ETA hasta la disolución de los polimilis, a principio de los 80. Disolución que, desgraciadamente, no tuvo el efecto deseado y la historia continuó de una manera desquiciada durante tantos años. Es una producción que abordé como si de un largometraje para salas se tratara, tanto en los parámetros de producción, el casting y el equipo técnico. Carles Gusi, con quien no habíamos trabajado desde Todo por la pasta, se puso de nuevo al frente de la fotografía. Es cierto que fue un enorme éxito, no solo en su emisión en la televisión vasca, sino también a nivel internacional, siendo premiada en California, y finalista en Montecarlo, Biarritz, y también premiada por la Academia de Televisión. En esta producción también participa TVE, pero, al parecer, es un tema políticamente delicado y no sé cuándo diablos se atreverán a programarla, aunque se trate de una miniserie que aborda un tema tan delicado de una forma creo que inteligente, veraz y exquisita.
– Como productor veterano, ¿en qué piensas que ha cambiado el cine español en estas décadas? ¿No crees que desde hace más de un lustro se apuesta por realizar producciones con vocación internacional?
– Sí, es cierto que desde hace más de un lustro se han buscado coproducciones, puesto que tenían grandes apoyos financieros europeos. De ahí a que eso signifique vocación internacional, hay un trecho. En muchos casos, estas coproducciones no han funcionado en ninguno de los países coproductores, ni en otros. Si hay otro tipo de producciones por las que, por ejemplo, ha apostado y apuesta Mediaset, con vocación internacional tanto para su financiación, como para su comercialización. También se han desarrollado muchas coproducciones intra-españolas, entre distintas autonomías, para así aprovechar los recursos financieros de varias comunidades. Lo cierto es que las coproducciones según para qué tipo de películas es complicado que estén bien armadas. Una coproducción debe existir porque el proyecto lo sugiera y vaya a crecer con ella, no solamente como una fórmula para levantar películas. En cuanto que ha cambiado en los últimos años en el cine español, pues mucho y nada. En definitiva, colocar en salas una película española era complicado, y sigue siendo complicado.
– Siguiendo con este tema, ¿qué te parecen las películas españolas que se ruedan en inglés y con actores extranjeros? Te lo pregunto porque hay varios usuarios de nuestro blog que no las consideran como producciones nacionales.
– Personalmente no tengo ningún problema. Como decían las actrices en la época del destape, “si el guión lo exige…”. En ocasiones puede ser una opción seria y en otras, una simpleza.
– Imagino que estarás en contacto con otras productoras y hablaréis de temas de actualidad, ¿qué se comenta entre las productoras españolas sobre la reducción tan grande de las subvenciones al cine español?
– No tienes más que ver cómo está la FAPAE. Los canales de comunicación con los distintos ministerios están rotos. La directora general del ICAA ha dimitido. Los de Hacienda parece que lo hacen a mala leche. Al de Industria ni se le ocurre pensar en el cine español y, bueno, incluso ha desaparecido el Ministerio de Cultura como tal. El asunto de Canarias es un modelo de desgravación muy adecuado, que además funciona por las características turísticas, paisajísticas y hoteleras. También tiene su importancia la fiscalidad canaria de ONO. En Bizkaia, nuestra Hacienda también tiene previsto un importante porcentaje de desgravación para el modelo AIE. De todas formas, el cine tiene el San Benito de ser visto como un negocio poco serio y que no es querido por el público. Esto hay que cambiarlo, porque es una percepción muy dañina para las empresas potencialmente inversoras. Lo cierto es que los gobernantes, con sus declaraciones, no ayudan lo más mínimo. Desde luego, también ha habido demasiadas galas de los Goya reivindicativas, sin gracia, y un tanto lloronas. Eso tampoco es bueno.
– Eres socio fundador de EGEDA, Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales, para nuestros lectores más noveles, ¿nos puedes resumir con qué pretensiones nació EGEDA en el año 1990 y cómo ha ido evolucionando en estos años?
– Sí, es cierto que soy el socio número 12 de EGEDA. Nació para adecuarse al nuevo modelo de propiedad intelectual europeo, que además de a los músicos, guionista y argumentistas, también reconocía a los productores y los intérpretes, que de igual manera debían ser remunerados por el uso público derivado de la difusión de sus productos. Durante estos años lo que no ha parado es de ponerse en cuestión la propia ley de propiedad intelectual, que ha ido perdiendo vigencia y, sobre todo, ingresos.
Supongo que será también culpa de la Academia que la película no la haya visto nadie.