“La Herencia Valdemar”, para mí, es una película española de mayor calidad que la mayoría de las que se estrenan cada semana y supera a muchas de otras nacionalidades, que son elogiadas por parte de la crítica.
“La Herencia Valdemar” fue concebida por su guionista, José Luis Alemán, también director y productor, como un díptico en la que la narración transcurriría en dos tiempos, en la actualidad y a finales del siglo XIX. La parte del pasado se centra en el esoterismo y critica al periodismo sensacionalista.
Sus referentes fundamentales son dos: “La verdad sobre el caso del señor Valdemar”, de Edgar Allan Poe y, fundamentalmente, Howard Phillips Lovecraft (Providence, U.S.A 20 de agosto de 1890-15 de marzo de 1937), que sólo vivió 46 años, y que en su tiempo fue el gran innovador del género del terror, incorporó elementos de ciencia-ficción, como viajes en el tiempo, razas alienígenas o existencias de otras dimensiones. Lovecraft tuvo mala salud toda su vida y falleció de cáncer intestinal. Una de las obsesiones de Lovecraft es la imposibilidad de escapar del destino.
El guión de José Luis Alemán está inspirado en Lovecraft, pero como el repitió durante la promoción de “La Herencia Valdemar”, es una historia totalmente original, de terror clásico.
Alemán que ejerció varios años como abogado, siempre quiso hacer cine, por ello creó su propia productora, La Cruzada Entertainment. Nunca se planteó solicitar ninguna subvención, ni la participación de ninguna televisión para tener más libertad creativa, y se jugó su dinero para poder sacar adelante el proyecto. Consiguió financiación gracias a empresas y a créditos bancarios (ahora esto último sería imposible). El planteamiento fue hacer dos películas, con un presupuesto inicial de 5.000.000 de € cada una, y 1.500.000 de €, también cada una, para copias, publicidad y extras. En total cada una de las dos películas, que se rodaron simultáneamente, costó 6.500.000 de euros (las dos, 13.000.000 de euros).
Al estrenarse la primera de las dos películas, “La Herencia Valdemar”, tuvo una de las críticas más feroces que recuerdo, fundamentalmente de la gente del diario El País. A mí modo de ver, totalmente injustas. Se le trató con saña, como si fuera un intruso, en una industria muy cerrada, cuando lo único que había hecho era crear una historia original, trabajar mucho y jugarse su dinero. Los ataques fueron subiendo de tono, creando un clima en contra de la película, con una formula conocida, cuando una mentira es fuertemente repetida, para mucha gente se termina convirtiendo en cierta.
Recaudó algo más de 1.000.000 de €, concretamente 1.018.000 €. Lo que supone pérdidas cuantiosas.
Como reconoce el propio José Luis Alemán, hubo dos errores de comunicación. En primer lugar la publicidad se dirigió al segmento juvenil, al que o no le gustó el film, o no lo entendió, desdeñando el público adulto que si conocía la filmografía de Roger Corman, otro de los referentes de José Luis Alemán. En segundo lugar, no insistir en que se trataba de dos películas, ya que había gente que salía de las salas de cine molesta con el final tan brusco de la historia (a mi esa idea me gustó, ya que me sorprendió y me dio ganas de ver en la segunda película el desenlace de la historia).
Dicho todo esto, vayamos al análisis de la película que nos presenta elementos de suspense al principio, en la actualidad, para trasladarnos al origen, en el pasado, de los misterios de la casa Valdemar. “La Herencia Valdemar”, en ningún momento engaña al espectador, juega muy bien sus cartas y nos adentra en el misterio.
Tiene un reparto coral, en el que es difícil indicar el protagonismo. La ambientación está muy conseguida, así como los efectos especiales (del gran Reyes Abades), dignos de cualquier producción estadounidense. La música de Arnau Bataller (también responsable de “Héroes”) es extraordinaria, este joven músico valenciano estoy seguro que pronto será uno de los grandes en su especialidad.
En este Ópera Prima de José Luis Alemán hay algunos fallos, yo destacaría dos. Los protagonistas de la parte antigua, Danielle Liotti (que ya no me gustó en “Juana, la loca”, de Vicente Aranda) y Laia Marull, que pese a ser buena actriz, sobreactúa y tiene una dicción poco clara.
El guión que es bastante sutil, nos guarda un par de joyas, la aparición en la acción de Bram Stocker, el creador de Drácula, en un guiño muy interesante y que no desvelaré para la gente que no haya visto la película. Otro hallazgo es la utilización del tren y del paso del tiempo que está muy conseguido.
“La herencia Valdemar”, además, fue la última película de uno de los grandes del género del terror (es más famoso a nivel internacional que en España), Jacinto Molina, más conocido como Paul Naschy, que falleció poco después del rodaje. En el casting hay actores tan buenos como Óscar Jaenada, Ana Risueño, Silvia Abascal, Eusebio Poncela o Norma Ruiz, que seguro que en la continuación “La sombra prohibida” lucen mucho más.
La película la distribuyó en salas Universal y el próximo 29 de junio se pone a la venta en DVD, distribuida por Sony. Una excelente oportunidad para mucha gente que no la disfrutó en las salas de cine.
Tendremos que esperar a enero de 2011 para ver el desenlace de la historia que ha tejido José Luis Alemán en “La sombra prohibida” que, por el tráiler provisional que he visto, promete muchas más acción, efectos todavía mejores e interpretaciones más conseguidas.
El equipo técnico de las dos películas con gente como el montador Frank Gutiérrez o Antonio Rodríguez, “Mármol”, el jefe de sonido, más la gente que cité al principio, es de los mejores.
“La Sombra Prohibida” espero que encuentre el público que entienda el mensaje.
“No es que sea pesimista, es que este mundo es pésimo”
José Saramago.
José López Pérez.
* Foto: Story Board original del propio director José Luis Alemán.
Si no me equivoco, se trata del mismo avance que proyectaban al final de la primera parte; vamos, que no muestra nada nuevo que no se haya visto ya. No creo que sea demasiado pronto para comenzar a promocionarla; precisamente una de las cosas que le criticamos al cine español es dejar la publicidad para la última semana antes del estreno (con suerte).