LA ASTRONÓMICA CIFRA QUE TE PUEDE COSTAR LOS DERECHOS DE UNA CANCIÓN….¡¡PARA UN CORTOMETRAJE!! CARTA DEL REALIZADOR JAVIER GINER

Nos hacemos eco de una carta del periodista y cineasta Javier Giner, que nos da una idea de la dificultad que representa solicitar los derechos de una canción para utilizar en una película, y el bochornoso afán recaudatorio de las editoriales.

En este caso concreto, se trata de Ediciones Musicales Clipper’s, la editorial independiente más importante de España, que ante la solicitud de Javi Giner de emplear la canción “Qué será, será” (versión de Pink Martini) para su cortometraje “El amor me queda grande”, tras muchos cambios de parecer, le pidieron la astronómica cifra que podéis ver en su texto en derechos discográficos.

Os dejamos con su carta, que es bastante esclarecedora:

“Escribo esto con rabia, sí. Pero también con unas inmensas ansias de justicia y de que se sepa.

Ediciones Musicales Clipper’s, empresa que gestiona derechos editoriales musicales, tras meses (sí, meses) de negociación, tras cantidades de acuerdos por email, que luego “mágicamente” cambiaban y se ampliaban (monetariamente hablando), tras jugar-manosear con la ilusión-ganas y tiempo del equipo de El Amor Me Queda Grande, pretendían que un cortometraje español (no hace falta ser un premio nobel para saber el poco recorrido comercial que tienen los cortos, que si consiguen amortizar la inversión ya es toda una alegría) desembolsásemos 24.200€ (10.000€+IVA en derechos editoriales/10.000€+IVA en derechos discográficos) para el uso del “Qué será, será” (versión de Pink Martini) en nuestro corto.
Eso tras meses de negociación, con un elegante “lo tomas o lo dejas” y ahí te las veas. Empresas que no tienen en cuenta nada más allá que lo estrictamente financiero y a las que les importa bien poco los créditos personales que puedas tener que pedir para hacer frente a sus inmorales-mafiosos requerimientos. Luego se quejarán de la piratería (a la cual me opongo, que quede también claro).

Mi respuesta final, como la suya, ha sido mandarnos mutuamente al carajo. Y yo, a estas alturas, me dispongo a que mi maestro Mariano Marín me componga una banda sonora para ese momento en el que iba una canción que “ya teníamos apalabrada”, de no ser por la avaricia sin fin de unas personas a las que ni siquiera ponemos cara. Me he despedido de la única forma que sé: asegurándoles que, si tengo la suerte de poder continuar haciendo cine en un futuro, NUNCA-JAMÁS pondré una de las canciones de su catálogo en una de mis producciones.”

Mientras la cultura esté en manos de puros financieros como estos, mal vamos.

12 thoughts on “LA ASTRONÓMICA CIFRA QUE TE PUEDE COSTAR LOS DERECHOS DE UNA CANCIÓN….¡¡PARA UN CORTOMETRAJE!! CARTA DEL REALIZADOR JAVIER GINER”

  1. De acuerdo en que han actuado mal en la negociación, pero la canción es suya y pueden poner el precio que les de la gana. No entiendo que tengas que quejarte porque te pidan 24.000€, no están en la obligación de cedértela porque sí. Si no estás de acuerdo con el precio, pues buscas otra y punto.

    Habrá que ver cuando tu corto tenga éxito, las astronómicas cifras que pides por él cuando te toque y a los demás también les parezca astronómico.
    Que nos encanta mirar la paja en el ojo ajeno… y nos olvidamos que todos estamos aquí para hacer dinero, aunque quede mal reconocerlo.

  2. Cuando leyendo esto creí q el mundo no podía ser más absurdo, entonces vi el comentario de Peluchon. Tremendo todo.

  3. Una cosa es una y otra cosa es otra, Peluchón, se nota que no sabes mucho de cine y mucho menos de cortometraje, esa es tu idea de la vida? estamos para hacer dinero?, obviamente el deja claro: “Nunca jamás, pondré una de sus canciones”, un cortometraje en su mayoría no consigue más ingresos que para amortizar un poco su costo, que la canción cueste lo que costaría filmar unos 10 cortometrajes en digital (promedio en México) es una actitud gandalla.

  4. Hola Peluchón,
    Ya que te diriges a mi te contesto sin problema.
    Estamos de acuerdo en que pueden pedir el dinero que quieran puesto que la canción es suya, hasta ahí estamos en lo mismo.
    En ningún momento yo pretendía que me cediesen el tema gratuitamente, ni muchísimo menos. De hecho, a lo largo de los meses que ha durado la negociación, se han llegado a distintos acuerdos, algunos propuestos por ellos, de distintas cifras, que iban aumentando “mágicamente”, sin cambiar nada más que la cifra en sí: lo que se viene llamando de toda la vida “mercadear”. Cosa que pueden hacer, por supuesto, es su producto. Otra cosa es que a mí me parezca ético que lo hagan, porque al otro lado de su producto están mis ganas y mi ilusión y el trabajo de muchísima gente y una inversión privada (este corto no tiene subvenciones y está financiado con un crédito personal). Y con eso yo no mercadeo.
    Si este precio “final” hubiese sido así desde un comienzo, habría hecho lo que tú aconsejas, habría buscado otra canción o habría tocado yo mismo la pandereta. El problema es que no ha sido así. Se ha cambiado continuamente, jugando con los tiempos, dilatando las respuestas, arrinconando. ¿Las reglas de una negociación? Puede ser. Por eso jamás volveré a negociar con ellos (si tengo la suerte de seguir haciendo cine).
    Si me quejo es porque además, si miras a tu alrededor y ves los precios que se manejan en la actualidad para películas o anuncios de tv (que tienen fines comerciales, es decir, que uno se enriquece con ellos, o tiene la posibilidad de hacerlos) verás que los precios que se manejan son muy inferiores a los que pone Clippers.
    ¿Y por qué me quejo? Porque me parece abusivo, mafioso y poco ético que en un ambiente en el que la cultura no tiene oxígeno para sobrevivir, haya empresas que pretendan hacer caja con este tipo de tarifas por el uso de una canción POR TRES AÑOS (dato que no está puesto más arriba).
    Para terminar de responderte, te diré que no tendré la oportunidad de pedir cifras astronómicas por mi corto (si es que tiene éxito): es un imposible. No sé si lo haría, te lo digo de corazón. No estoy en esto para enriquecerme. Pero independientemente de eso, la realidad es que aunque quisiese no podría. Nadie paga un duro por un cortometraje: ni aquí ni en ningún sitio.
    Javier Giner

  5. Creo que nadie cuestiona que una editorial pueda negarse a ceder derechos para que sean usados en películas, o en u determinado tipo de películas. Las canciones de los Beatles han empezado a sonar ahora, pero antes no existía la posibilidad de usar ninguna de sus canciones. Nadie se llevaba a engaño.

    Si tienes un catálogo de canciones disponible para su sincronización, y permites su uso en cortometrajes, no hay ninguna justificación para poner un precio desorbitado a su uso. Si no las ofreces, estás en tu derecho, y no hay nada más que hablar, pero si las ofreces tienes que estar a las leyes que regulan el comercio.

    Ese no es el caso de esta editorial, que aunque nadie haya declarado que tenga posición de dominio, el hecho de que tenga el monopolio sobre varias canciones hace que, si las ofrece al mercado, lo tenga que hacer bajo unas condiciones muy concretas y, entre ellas, no imponiendo precios y condiciones comerciales no equitativos (art. 2.2 de la Ley de Defensa de la Competencia). 10.000 euros por derechos editoriales para un corto es un precio abusivo desde el punto de vista legal, pero también inmoral y vergonzoso.

  6. Es un precio escandaloso. Pedir 20.000 euros + IVA para un corto es absolutamente enfermizo. Conozco discográficas de las grandes que piden 2.000 euros y eso ya está fuera del alcance de la mayoría de cortometrajistas.

  7. Carlos Lalinde, te pongo un piso. Javier Giner, te ha salido mal la jugada de la pataleta sesgada. Zasca en todos los morros. La próxima vez que mandes lloriqueos a los blogs, cuenta las cosas COMO SON.

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