2013 está siendo un año de excelente salud en cuanto a la calidad de nuestro cine. A falta de un gran “impacto”, de un título de esos capaces de sacudir la taquilla y crítica (Celda 211, No habrá paz para los malvados…), hemos tenido una sucesión de pequeñas joyas -la lista no es nada desdeñable- que merecen ser consideradas.
Una de ellas viene en forma de diamante negro y tendrá su estreno comercial en cines el próximo mes de noviembre.
El público de Málaga premió este impecable trabajo dirigido por Miguel Alcantud, que retrata el viaje de dos jóvenes malís captados bajo la promesa de ser convertidos en estrellas del fútbol.
“Diamantes negros” se forjó bajo la displicencia de nuestros principales equipos de fútbol, quienes se negaron colaborar durante el proceso documental de la pre producción (un dato que nos debería hacer reflexionar).
Más allá del fútbol, la película logra convertirse en un fiel reflejo de algo tan candente como es el drama universal de la inmigración y tráfico de personas. Vemos cómo esos niños crecen con referentes como Eto’o, Drogba o Keita. Son embaucados del mismo modo que miles de africanos que se embarcan en una patera hacia un paraíso soñado, que no existe.
“Diamantes negros” jamás se deja llevar por códigos del melodrama y ciertos maniqueísmos a los que se podía prestar. Los roles de Carlo D’Ursi, Carlos Bardem o Guillermo Toledo se apartan de histrionismos en unas interpretaciones firmes y creíbles.
En ningún momento vemos una escena de ensañamiento o crueldad de D’Ursi o Bardem hacia los dos chicos malís. Incluso llegan a parecer amables.
Por todo ello, “Diamantes negros” logra situarse dentro de una fría atmósfera de veracidad. Su sobriedad se transforma en una virtud, convirtiendo el relato en una precisa y conmovedora denuncia que nos habla de la codicia, de las ilusiones rotas o la vergüenza de admitir un fracaso ante la familia; de cómo muchos se aprovechan de la desesperación del pobre.
Un tema de reciente sensibilidad, algo que contribuye a que esta valiente película impacte en el corazón y la cabeza del espectador.
PUNTUACIÓN: 8
tiene una pinta estupenda.. habia oido hablar de hace tiempo mucho y muy bien de ella, y tu crítica me lo confirma…