Nadie habla de ello, pero está pasando.
Por mucho que los titulares se centren Montoro, las catastróficos datos de taquilla o los recortes, España vive una auténtica revolución en nuestro cine.
Nuevos directores indies de la generación “Ni-Ni” -Ni tienen pasta Ni les importa- asoman la cabeza a base de talento y nos presentan alternativos a base de talento y creatividad.
Una nueva forma low cost surgida de la necesidad imperiosa por hacer cine, se dispone a romper moldes en el más complicado de los contextos -falta de apoyos institucionales, descrédito del público, crisis, etc-. Tampoco Almodóvar lo tuvo fácil.
Mientras España va un paso atrás, desde el extranjero se observa este fenómeno con cada vez más interés y admiración.
Albert Serra se convirtió recientemente en el estandarte de este “otro cine” cuando se llevó uno de los más prestigiosos premios internacionales con “Historia de la meva mort”, alzándose con el Leopardo de Oro a Mejor Película en Locarno. El particular encuentro entre dos figuras antagónicas como el galán Casanova en sus últimos días y el Conde Drácula está causando admiración en su periplo europeo.
Pero Serra no es el único. Otro que sorprendió en Toronto fue Juan Cavestany con “Gente en sitios”, un inclasificable trabajo con el elenco de actores más impresionante de los últimos tiempos -cogemos aire: Eduard Fernández, Raúl Arévalo, Adriana Ugarte, Eva Llorach, Javier Gutiérrez, Diego Martín, Martiño Rivas, Irene Escolar, Maribel Verdú, Antonio de la Torre, Santiago Segura o Coque Malla- y rodada con cuatro perras.
Recomiendo encarecidamente “Otel.lo”, de Hammudi Al-Rahmoun Font, y espero tenga un merecido reconocimiento en España -como mínimo una nominación en los Goyas a novel para uno de los trabajos de dirección más memorables que he visto últimamente-.
Por ahora acumula premios allá donde va: Mejor Película en el ÉCU -The European Independent Film Festival de París, premio del público en el Festival Internacional de Cinema d’Autor de Barcelona, Mejor Opera Prima en Festival de Cine Español de Toulouse, y Mejor Película Festival de Cine de Madrid-PNR.
Otros ejemplos recientes de nuestro “nuevo cine conceptual-low cost” -perdón por todas las que me dejo- serían “The extraordinary tale” (Laura Alvea y José F. Ortuño), “Mapa” (León Siminiani), “Ilusión” (Daniel Castro), “Casting” (Jorge Naranjo) o “Stockholm” (Rodrigo Sorogoyen).
no he podido ver muchos de estos títulos, pero si “otel.lo” y doy fe que es un título altamente recmendable. También le tengo muchas ganas a la de “Gente en sitios”, la verdad..
Gente en sitios la vi en Sitges y es una maravilla.
Dejando de lado que Albert Serra realmente salta al “estrellato” con “Honor de cavalleria” (top-10 del año del Cahiers du Cinema francés, que le convierte en un cineasta de culto), echo mucho de menos ahí la mención a Carlos Vermut y “Diamond Flash”, que creo es un caso bastante notorio. Tengo muchas esperanzas puestas en “Magical Girl”. Veremos. En general lo ideal sería que aquellos que han demostrado tener nivel, puedan dar el salto a un cine con más medios.
Hombre, no se puede hacer de la necesidad virtud. Supongo que estos creadores del cine y muchos otros van a seguir haciendo pelis, como sea, con la financiación que puedan obtener.
Pero eso no es un mérito ni una distinción pues lo deseable, como muy bien apunta Genjuro, es que estos autores pudieran contar con más medios.
No sé si ellos apoyarían esa aseveración de que “ni tienen pasta ni les importa”. Me parece bastante dudoso, lo mismo que llamar revolución al simple hecho de tener que buscarse la vida como sea para seguir haciendo cine. Revolver en la basura para buscar comida no es una revolución gastronómica sino un triste reflejo de la coyuntura actual. Pues lo mismo pasa con el cine. No disfrazemos la realidad.
Alberto. Tengo clarísimo que de la necesidad surge el talento y muchas de esas películas no habrían tenido el mismo resultado con pasta de por medio (he hablado con varios de los autores y ellos mismos lo reconocen).
A ti no te parecerá meritorio, pero para mí contemplar un trabajo de 15 mil euros como Otel.lo y que en ningún momento tengas la sensación de que te falte algo es muy grande.
Esto no significa que no me encantaría que tuvieran los apoyos y medios deseables, pero obviar que se está haciendo un cine diferente, muy interesante y a tener en cuenta es absurdo.
Creo que hay muchos que no podrán optar a Goya en esta edición, ya que no han sido estrenadas comercialmente, me equivoco?
Otro caso reciente es el de El Mundo Es Nuestro,que estrenará pronto su segunda parte.
Creo que el termino lowcost perjudica seriamente a estas películas.
El término lowcost, hace incapie a las películas desde un punto de vista puramente ecónomico, en cuanto al coste de producción que – ¿a quién le importa? – Creo que es nefasto, tanto para las películas, como para los posibles espectadores.
Es cine.
Por otro lado, dentro de esos parámetros, no se puede comparar “Meva Mort” película hecha con un presupuesto de cine de autor (otra definición que ayuda a repeler algún espectador), con las otras dos películas que no he visto y estoy seguro que son apuestas valientes.
Enhorabuena por el blog.
Intentaré explicarlo (explicarme) de otra forma. Hace no mucho se estrenó una peli española, publicitada como la primera en nuestro país en ser producida mediante crowfunding. No recuerdo el título.
La crítica publicada en el diario El País decía que si esa era la baza promocional o el gancho del filme, mal vamos, ya empezamos mal. Con esto del lowcost pasa exactamente lo mismo. No tiene nada que ver con la calidad del filme, que es que realmente importa a fin de cuentas. Son etiquetas que confunden, más que otra cosa, no nos dicen nada sobre los méritos de la película.
De la necesidad no surge el talento sino que el talento se impone por encima de la necesidad. La miseria no engendra talento. Es mi opinión, claro. Lo que dices resulta muy extraño, pero si es lo que te han afirmado los propios autores, pues allá ellos.
Si la escasez y la penuria son un bien objetivo, en vez de una dificultad, entonces habrá que dar las gracias mil veces al ministro Wert, y al gobierno entero por machacar nuestro cine. Es una filosofía parecida a la del programa ese de TV, “Entre todos”: qué felices que somos todos rebuscando entre los contenedores de basura.