Gracias a la oportunidad que me brinda El blog de cine español durante varias semanas se irán publicando toda una serie de artículos relacionados con determinadas películas españolas de cine fantástico y/o de terror que se produjeron durante los años 70 -una de las décadas de mayor producción de cine de estas características en nuestro país-, por lo que se hará un análisis de éstas, sus repercusiones, sus elementos favorables, sus defectos y algún que otro dato relevante que den a conocer otra parte del cine español más comercial, rentable y de carácter exploitation que ha sido poco a poco reivindicado en nuestro país. En este caso el primer artículo tratará de una de las más interesantes películas de terror hechas en nuestro país y dirigida por un joven talento, Narciso Ibáñez Serrador, hablamos de “La Residencia“.
En este caso el film de Narciso Ibáñez tuvo todos los ingredientes para ser un gran éxito de taquilla y público; el talento demostrado por el director en la pequeña pantalla con “Mañana puede ser verdad” (1962), “Historias para no dormir” (1967) o “Historias para la frivolidad” animó a que se lanzará en su aventura al cine por todo lo grande, un presupuesto holgado -unos 22 millones de las antiguas pesetas-, actores extranjeros de buen nivel, costosas ambientaciones, perfecto equipo técnico, exteriores, etc.; todo un lujo que una producción española de 1969 no podía gozar pero gracias a la fama de Narciso Ibáñez se animó el productor José Frade a llevar a cabo tal hazaña. El resultado final fue uno de los mayores éxitos cosechados por una película española de género en nuestro país -con el permiso de “Los Otros” (2001) y “El Orfanato” (2007)- obteniendo una taquilla de 124 millones de pesetas y más de 3 millones de espectadores.
Por consiguiente, habrá que analizar cuáles fueron los elementos clave para el éxito de una película que aún ahora a mi parecer es totalmente desconocida en nuestro país, ya que estamos delante de una buena muestra de cine de terror y suspense bien urdido, que demuestra la capacidad del cine español por hacer productos de calidad, comerciales y exportables. En este caso, tales intenciones quedan bien clarificadas en el programa de mano original de la película, en el que Narciso Ibáñez deja las cartas encima de la mesa, sin necesidad de engañar y con una honestidad impecable, su Ópera Prima no podía ser tan rompedora como sus programas de televisión ya que su medio no era el cinematográfico, así que apostó por lo seguro a través un relato adoptado del guionista Juan Tébar y escrito por su álter ego, Luis Peñafiel.
A nivel de guión, su planteamiento resulta gozoso y bastante original para la época; situar la acción en una residencia estudiantil de chicas de pasado dudoso y que poco a poco van desapareciendo por un asesino que ronda, se acerca más a un argumento de filmes de terror americanos de los 70 como “Black Christmas” (1974) o la italiana “Suspiria” (1976) que no a los mitos clásicos que empezaban a emerger en la cinematografía española en los 70. Se puede decir que Narciso Ibánez es conocedor de lo que sucede en Europa y Estados Unidos, por lo que su marco referencial toma raíces en el Alfred Hitchcock de “Psicosis” (1960), la esencia de la puesta en escena y la elegancia de la fotografía que tanto promovió la productora británica Hammer, ensamblado con tintes del Giallo italiano que empezaba a emerger en aquella década -debido a la plástica visualización de los asesinatos- y aderezado con una pequeña referencia al clásico de Mary Shelley, “Frankenstein” (1818).
Pero, a pesar de que la película luzca un aire extranjero -algo muy típico de la época-y que sus temáticas parezcan más europeas que españolas, “La Residencia” sorprende por su desfachatez temática que se acerca a una realidad mucho más nacional que foránea; en este caso el aislamiento y la supresión personal que sufren las internas es una interesante referencia al mundo que se vivía en la España franquista -a pesar de que la llegada de los 70 promovía una cierta apertura y la llamada dictadura blanda-, cuyo personaje principal, el de Mme Mary Maude encarnado por Lilli Palmer es el ejemplo claro de lo dictatorial y lo represivo en un ambiente hostil y dominado por la religión. Otro tema clave es el tratamiento del sexo,que queda plasmado de forma abierta y liberal en un momento en que España no aceptaba esas temáticas, al igual que la visualización de desnudos -aunque aquí menos explícitos de lo esperado- y la inserción del tema lésbico como leitmotiv de conexión entre ciertos personajes y detalles, convierten a todo ello a un extraño referente de la España que quería salir de la miseria, que quería evolucionar pero no podía por la represión y un silencio que no podía quebrantar.
Estos condicionantes, se adaptaron a sus justa manera en el film que hoy explicamos, ya que todo juega con dobles sentidos, muchas veces con dobles o múltiples engaños que hoy en día nos parecen juegos de niños -ya que somos espectadores aventajados-, pero su visionado aún hoy resulta gratificante por la impactante puesta en escena, el buen uso de los escenarios, la perfecta fotografía y la perturbable y extraña partitura de Waldo de los Ríos -debido al uso de los sintetizadores, su banda sonora parece más de un film de ciencia ficción que de terror-. Los actores como pieza angular del guión, se presentan en estado de gracia destacando a Lilli Palmer como Mme Fourneau, Mary Maude como Irene y Cristina Galbó como Teresa, al otro lado encontraríamos al hijo de la Sra.Fourneau, Luís, encarnado por John Moulder-Brown talón de aquiles del film por un personaje que le queda grande y que no aporta lo suficiente para ser creíble y adherirse bien al relato. Pero a pesar de todo, la película funciona de forma espléndida gracias a la decisión de Narciso Ibáñez por usar el suspense como gran herramienta para crear tensión al espectador y mantenerlo intrigado en todo el metraje, ayudado por el uso de la sugestión y de lo perturbador.
Así mismo, se constituyen a lo largo dela película grandes set pieces memorables de incalculable valor. La primera hace referencia al castigo que recibe una estudiante en un cuarto a manos de tres estudiantes; en este caso la Sra.Fourneau da un látigo a Irene para que flagele a una estudiante rebelde mientras que las otras dos estudiantes obligan a desnudar la espalda a ésta, el forcejeo y la violencia de la escena de incuestionable, al igual que la planificación de planos y la puesta en escena, mostrando el placer de la tortura en el rostro de Irene y el placer vouyerístico de Fourneau ante tal atrocidad, finalizada con un soberbio beso en las heridas provocadas que la censura cortó por el alto tono erótico y lésbico que desprendía.
La segunda es la gran escena del asesinato en el invernadero,una atípica escena a cámara lenta que muestra el acuchillamiento de una joven estudiante, cuya sangre baña las flores del alrededor mientras que Waldo de los Ríos compone un tema atonal y dramático, mostrándose como una rara avis de la película pero también con una rotura al clasicismo que impera en el film por parte de su director.
La tercera escena se centra en el gran travelling de las duchas, una escena muy bien planificada donde la Sra.Fourneau expresa sus mayores deseos carnales en una mirada atenta y lasciva de todas sus estudiantes, que por pudor a la carne ocultan sus cuerpos debajo de unos vestidos enteros que al mojarse insinúan más de lo debido -como era de esperar la censura recortó y recortó metraje de esta escena por la explicitud de su contenido-.
La cuarta se centra en uno de los momentos más interesantes del film, en el que varias estudiantes están en clase de labores, mientras una de ellas marcha por órdenes de Irene a ir a la cocina, aunque lo que nos muestra la escena es que todas las internas se turnan para acostarse con Enrique, el chico que trae los víveres a la residencia y así pueden desahogarse esas pobres chicas con necesidades. En este caso, Narciso Ibáñez busca un lenguaje con segundas y con una iconografía explícita que marchase de los recortes de una censura estúpida que no sabía ver más allá de explícitos desnudos, insinuaciones o besos incestuosos. Por ello el director nos hace partícipe de dos momentos, de como la interna se escapa de la cocina y va con Enrique al granero para divertirse, mientras que otra de las internas visualiza su marcha al granero con éste. Es en este momento, cuando la mirada de la interna enciende la de las otras que realizan labores y a su vez la banda sonora desaparece para ofrecer la voz en off del acto sexual de la pareja, mientras que las labores se van sucediendo a un ritmo cada vez más acelerado. Los planos pasan de medios a primeros planos enfatizando las miradas de complicidad y lascivas con labios mordidos que suspiran por un placer que no tienen, además del añadido de toda una serie de referencias explícitas al coito que la censura ni se percató; en este aspecto aparecen enhebrar hilo rojo en una aguja, coser en una tela arriba y abajo sin cesar, mover un ovillo de lana roja sin parar, todo a ritmo frenético hasta el momento en que una aguja pincha por el frenesí una yema de dedo y surge sangre. Simple pero eficaz para eludir a una censura inculta y corta de miras.
La quinta escena trasladaría a un pequeño cuarto escondido a dos estudiantes con Irene y Teresa. Irene interesada de forma flamante con la recién llegada -lo lésbico siempre se encuentra más latente y candente en todo el metraje del film- obliga a cantar a Teresa como lo hace su madre que es vedette en un local musical, la violencia psicológica que se le aplica a Teresa es tan impactante y desagradable que demuestra el talento del director en la creación de la tensión y el suspenses, convirtiéndose en uno de los momentos más redondos de la película del film
Y finalmente la última escena a destacar es el impactante final, que a pesar de poder saber de sobras quien es el asesino, proporciona un clímax perurbador dado a que la propia obsesión de la Sra.Fourneau crea un monstruo a imagen y semejanza de sus demandas, siendo castigada con una muerta lenta al lado de un cadáver hecho a retales de diversas mujeres para así crear la mujer perfecta -he aquí el Frankenstein de Mary Shelley- finalizando con el plano fijo del personaje de Luís totalmente demente por el carácter posesivo de una madre que retuvo a su hijo demasiado y lo reprimió hasta límites insospechables -referencias a la magistral Psicosis de A.Hitchcock-.
En conclusión, “La Residencia” es una obra a tener en cuenta, a poderla revalorizar y de visionado obligatorio para entender otra vertiente del cine español con aspiraciones internacionales -siempre en el ámbito comercial- que demuestran la capacidad de hacer un producto digno y solvente, que no tuvo continuidad en su época y no creó escuela, aunque sí que es cierto que como señalé anteriormente lo que sucedió con el fenómeno de Los Otros y El Orfanato son equiparables a los de éste film, ya que en su interior guardan ciertos aspectos en común que los emparentan. Además de esto hay que celebrar la decisión del director por dejar los mitos clásicos, algo que el cine español de la época explotó gracias al otro éxito del momento que fue La marca del hombre lobo (1968) de Enrique López Eguiluz, que mostrará una dinámica muy divergente del género a la que nos ofrece Narciso Ibañez en este film.
ISRAEL MACIAS PARRA
Interesantísimo análisis, en efecto. Felicito a su autor y aguardo sus próximas entregas con grandes expectativas.
Sólo un consejo que espero que Israel se tome a bien: Hay que revisar el texto con atención una vez terminado. Y después de haberlo hecho, hacerlo una vez más. Los “gazapos”, por pequeños que sean, siempre deslucen el resultado en el aspecto formal. Y la calidad de tu artículo no se merece ni un borrón.
Por lo demás, estoy de acuerdo contigo al cien por cien: La residencia merece verse. Pero sospecho que la última vez que la pasaron por TVE fue a principios de los años ochenta, en “Mis terrores favoritos”. Un programa dirigido y presentado por el propio Narciso Ibáñez Serrador.
Que grande era Chicho, ésta y Quien puede matar a un niño siguen siendo de mis películas favoritas de todos los tiempos. Artículos como este elevan la calidad del blog por fin, que últimamente estaba un poco de capa caída en mi opinión con críticas desfasadas y artículos más cercanos al corazón que al cine. Enhorabuena!
Winona, ¿a qué te refieres con críticas desfasadas?
Muy interesa te Israel. Wellcome to the jungle.
Con criticas desfasadas me refiero a críticas a películas que hace años que se estrenaron, que supongo que las hacéis cuando se emiten en televisión. Ahora recuerdo Fuga de cerebros. Muy diferente al análisis de este artículo de una peli de los 70. Pero lo digo con cariño, redacción!
muY BUEN ARTICULO. NO TE DEJAS NINGUN DETALLE DE LA PELICULA POR ANALIZAR. ENHORABUENA!!!
Me gusta mucho “La residencia”. Narciso Ibáñez Serrador fue mi primer jefe en esta profesión cuando me contrató como asesor cinematográfico para el programa “Mis terrores favoritos”.
De adolescente sus programas me encantaban. Chicho prefería el terror real al terror digamos fantástico porque es mucho más creíble. El terror basado en elementos sobrenaturales muchas veces cae en el ridículo.
Me comentaba muchas veces que si una comedia o un drama es malo, el resultado es aburrido. Pero si una película de terror está mal hecha, el resultado es ridículo y la gente se lo tomará a guasa.
En aquella época, finales de los sesenta, la película recibió algunas críticas muy malas más bien basadas en la envidia. Actualmente es considerada un clásico.
Gran película que la verdad desconocía. Investigando, el director Narciso Ibañez Obrador es uruguayo como yo y es hijo del Gran Narciso Ibañez Menta el Vincent Price de Hispanoamerica. Podría haber hecho IO está pelìcula sin mamar de chico la profesión de su padre.
En cuanto a que no tuvo continuación, no estoy tan seguro. Acaso no habría que Remontarse a Buñuel un maestro del suspenso, o más alla a las leyendas de Bequer o aún más alla al medioevo.
Con las justas, los asesinatos, el complot y el deseo.-
Para mí el terror está en la sangre española. Sangre que también corre en América Latina. Lo único es que no ha sido tan bien publicitado como los ingleses ke son los reyes de la autopromoción.
Hablando de autopromoción, la Casa Hammer inglesa,elogiada por su elegancia y sensualidad, en realidad pertenecía a productores españoles, y eso no puede ser una mera coincidencia.-
Volviendo al tema, hay que destacar que Lilli Palmer fue una actriz alemana de origen judío, perseguida por los nazis, y casada en aquel momento con el galan argentino Carlos Thompson, que no soportó su muerte y tras unos pocos años de depresión tras su viudez se suicidó, no sin antes autocandidatearse como presidente.-
Muy acertada la elección de Palmer, quien más podría ser una represora que una ex reprimida y además debió saber algo de español, lo que ayuda.
Muy bien también Maude como Irene, una interpretación ambivalente y por momentos hipocrita, por un lado Moralista intransigente y defensora de los debiles, y por otro sadomasoquista, lesbiana.
El Bulling, hoy ya fue muy bien representado hace 45 años.-
En ese sentido me parece una película muy actual que Hollywood bien podría hacer una exitosa remake.
Por último me encanta el terror español, por que no tiene miedo de matar a los niños o a los protagonistas, a diferencia del cine norteamericano, que a los 10 minutos te das cuenta de quienes son los posibles sobrevivientes y las victimas.-
No tuvo continuación porque a Chicho le ofrecieron el Uno, dos, Tres que le absorbió completamente y no le dejó rodar más por falta de tiempo.
Muy buena crítica, aunque yo creo que se podrían pulir un par de detalles:
1. La expresión no siempre resulta clara y la redacción es mejorable. En alguna ocasión, la frase peca de ser demasiado larga y prolija.
2. El análisis de determinadas escenas no me parece pertinente y remite a la visión típica del aficionado. Me parece más convincente la crítica que se dedica a analizar la película en su conjunto.
Puede que la redacción deba pulirse,pero ir de letrado y demasiado corrector no ayuda, creo que para ello hay que ayudar y enseñar, así que desde aquí invito a Josemi que haga una crítica…pero bueno las críticas son para ser criticadas,jajaja
Por lo que respecta al análisis de las escenas es correcto y es esa mirada de mero aficionado por lo que gusta, se llama honestidad Josemi, no hace falta dar gato por liebre ni buscar aspectos o interpretaciones que no existen, una crítica de cine siempre cae en ser de aficionado de la misma manera que tu crítica es de mero crítico.
En conjunto es buena, y debo señalar que lo más hermoso de criticar es ofrecer los puntos más buenos para rebajar los pros si el trabajo es bueno y en este caso Josemi, no lo has hecho.
Bueno..creo que está bien escrita. Anda Josemi no seas tan estricto,jajajajaj!!! Y tampoco creo que sea de aficionado el análisis de las escenas, gracias a esa visión más plana me dan ganas de ver LA RESIDENCIA
Buffff…que pesada la gente como Josemi….en serio quieres dar lecciones de escritura?? Pues enseña tus trabajos de literato y entonces veremos si puedes hablar más de la cuenta. Primero si quieres enseñar no debes quedar de pedante como quedas en tu comentario -teniendo o no razón- y segundo, sé más humilde porque todos somos humanos y hay mejores formas de dar consejos, mírate el magnífico comentario de MARAÑON, que demuestra ser una persona con sensibilidad y empatía!!
Espero que en otras ocasiones JOSEMI sepas ser más persona….y la visión de mero aficionado me parece totalmente fuera de lugar, si le crítico no es un aficionado del cine, apaga y vámonos. Al menos cuando lees las escenas sabes de que habla y no tienen una reflexión tan extensa como para no describirlas como se hace.
Me gusta la crítica…aunque me sobra que la gente quiera opinar tanto y critique más de lo debido como Josemi,aunque debo decir que tiene algo de razón, pero hay mejores formas de decirlo.
Sigue así ISRAEL….tranquilo que con el tiempo se mejora!!!
Abarzos