El próximo viernes se estrena la primera gran comedia del cine español del año, “Tensión sexual no resuelta”, dirigida por Miguel Ángel Lamata y protagonizada por Fele Martínez, Amaia Salamanca, Adam Jeziersky, Norma Ruíz, Pilar Rubio, Miguel Ángel Muñoz, Joaquín Reyes, Salomé Jiménez y Santiago Segura.
El zaragozano Miguel Ángel Lamata todavía no es conocido por el gran público pero ya tiene un gran éxito de taquilla con la comedia “Isi&Disi”.
Su infancia transcurre sin demasiados altibajos. Pero en la Navidad de 1975 tiene lugar un hecho que marca un antes y un después (y sobre todo un “durante”) en su corta vida: en la sesión de tarde del cine Fleta, y acompañado de su padre, ve Tiburón, de Steven Spielberg. Probablemente, ese fue el momento en que decidió dedicarse, o al menos intentarlo, a hacer películas.
Durante los años 80, Lamata ocupa la mayor parte de su tiempo yendo al cine compulsivamente. Lo va a ver todo: arte y ensayo, entretenimiento puro y duro, clásicos, moderneces, comedias, tragedias, americanadas, españoladas… Lo curioso es que sus expedientes académicos no se resienten demasiado de esta cinefilia enfermiza. Su vida sentimental, en cambio, sí. Pero esa es otra historia.
En los años 90 se pone manos a la obra y dirige algunos cortos y varias obras de teatro con la compañía zaragozana Zíngaras Teatro.
Los cortos, todos con presupuestos ridículos, se llamaban Rencor visceral, ¿Quién te pides? y Robando el rock and roll. Contra todo pronóstico, Lamata cosecha con ellos algún que otro éxito: canales de televisión como el Plus o TVE compran los derechos de emisión de los dos primeros. Y Robando el rock and roll, quizá el más provocador de los tres, se hace con varios premios en diversos festivales. En uno de esos festivales, el de Sitges del 93, Lamata y Santiago Segura se conocen. Quizá una de las más grandes historias de amor, perdón, de amistad de nuestro tiempo.
En teatro lo mismo se atreve con Charles Baudelaire que con Quentin Tarantino o Woody Allen, estrenando en salas como el Cerbuna o el Teatro del Mercado y, de nuevo sorprendentemente, llegando a colgar en múltiples ocasiones el cartel de “No hay entradas”.
A finales de los noventa, Lamata es abducido por el mundo de la televisión. En lo que en el 98 era Antena Aragón y hoy es Aragón TV, Lamata dirige y presenta varios programas que abordan la actualidad cultural de la comunidad aragonesa en clave de humor. Y de ahí salta a la televisión generalista. Primero Antena 3, luego Tele 5. En este medio ha trabajado con profesionales como Florentino Fernández y Javier Capitán (para los que fue guionista en El informal), Pepe Navarro o Juan Ramón Lucas (con los que fue jefe de sus equipos de guión).
En 2004, Lamata hace realidad uno de sus grandes sueños y rueda su primera película: “Una de zombis”, producida por Santiago Segura. La estrenan en el Festival de Sitges, el mismo en el que se conocieron diez años antes. Una de zombis fue un gran éxito económico esa Navidad, obtuvo varios premios nacionales e internacionales y se vendió a medio mundo (tenemos pruebas: si queréis echaros unas risas, os pasamos los DVDs de las ediciones alemana e italiana de la peli; tienen un doblaje completamente descacharrante). La cinta se rodó en parte en Zaragoza, con muchos actores maños y un buen número del equipo técnico de la tierra. El rodaje dio mucho que hablar y fue seguido exhaustivamente: no en vano hacía cuarenta años que no se rodaba un largometraje comercial en Zaragoza.
En 2006, Andrés Vicente Gómez ficha a Lamata como guionista y director de Isi/Disi, Alto Voltaje, protagonizada por Santiago Segura, Florentino Fernández y El Gran Wyoming. La película, que contó con un gran presupuesto y se estrenó con más de 300 copias. El éxito de Isi/Disi, Alto Voltaje provoca algo con lo que su director no soñó ni en las más locas de sus fantasías: diversos productores españoles le ofrecen proyectos cinematográficos. Pero Lamata decide concentrarse en lo que va a ser su película más personal: Tensión Sexual No Resuelta, una comedia románticamente incorrecta tan influida por el universo de Woody Allen como por el de Misión imposible. Su tercera obra ha sido producida por María Luisa Gutiérrez y, de nuevo, Santiago Segura.
Miguel Ángel Lamata sobre los actores de su película “Tensión sexual no resuelta”:
“Es curioso lo de la tele. En TSNR tenemos un casting muy televisivo, pero todos se vinieron a hacer la película con dos condiciones: ensayar y distanciarse de los personajes televisivos que los han hecho famosos. Así, Norma Ruiz ha hecho todo lo contrario a su Bárbara de Yo soy Bea y borda un personaje pérfido y manipulador. Adam Jezierski también se apartó por completo del Gorka de Física o Química para convertirse en el oponente perfecto del personaje de Norma y la Amaia Salamanca de TSNR no tiene nada que ver ni con Cata en Sin tetas ni con Natalia, el personaje con el que triunfó el año pasado en Fuga de Cerebros. Por no hablar de Miguel Ángel Muñoz, cuyo personaje es el reverso oscuro de su Rober en UPA Dance y bien podría haber acudido en su consulta de El Síndrome de Ulises. Y, por supuesto, a Pilar Rubio no le queda ni la sombra de la reportera de tele que una vez fue… ni de la presentadora estrella que ya está siendo”.
“Para el protagonista, Juanjo, necesitábamos a un actor capaz de representar a un hombre gris. Es una de las cosas más difíciles para un actor: dar sustancia a alguien sin sustancia y, encima, asumir que todas las escenas cómicas que te tocan se basan en lo ridículo que puede llegar a ser un sin-sustancia en situaciones que la tienen. Fele Martínez era la persona perfecta… por buen actor, no por tipo gris”.
“Hasta la fecha, Amaia Salamanca se ha hecho famosa por, sobre todo, sufrir en pantalla: ser perseguida, violada, golpeada… Puteada, en definitiva. Pero a mí siempre me dio la sensación de que la chica ocultaba una payasa interior. En la peli sufre por el personaje de Juanjo, pero su personaje aprende la lección, acaba pateando cabezas de los hombres groseros y, sobre todo, haciendo reír a todo el que ha visto la cinta”.
“Adam Jezierski es un actor maravilloso, espectacular. Pero, como el mismo me dijo, saca lo mejor de sí cuanto más se le hace sufrir en rodaje. En pocas palabras, me pidió que lo putease, que nos llevásemos un poco mal. Por eso recurrí a tácticas más propias de un sargento del ejército que del director afable y cariñoso que soy: cosas como llamarle “pequeño pedazo de mierda polaca”, a lo que él contestaba increpándome con vocablos tan lindos como “puta basura maña”. ¿Fue bonito? No del todo, pero lo cierto es que dudo que ningún otro actor del universo pudiese hacer de Nico tan bien como lo ha hecho este jodido pedazo de…, digoooo, mi buen amigo Adam”.
“Norma Ruiz es algo muy grande. Es una de esas actrices capaces de coger un personaje en el que has puesto mucho de tu persona, con el que identificas plenamente, y hacerlo suyo, mejorándolo de tal modo que hasta te olvidas de que dicho personaje nació a partir de ti. No es que Norma sea preciosa (que lo es), no es que sea una actriz genial (que vaya si lo es), no es que sea una de las personas más divertidas del planeta Tierra (que también lo es): ¡es que además tiene el perrito más simpático y entrañable del mundo!”.
“Miguel Ángel Muñoz es un tipo supermajo. Y supersano. No fuma nunca. Ni bebe jamás. Tú te vas con él de copas por la noche y, mientras te atizas un gintonic (o cinco gins y un tonic), él toma un trinaranjus. Por eso ha sido preciso embrutecerle, convertirle en un borracho, fumador, machista y pendenciero, un salvaje violento y tatuado hasta las cejas. El eterno masculino, en definitiva. ¿Qué hizo el director? Sencillo: ponerle en contacto con sus amigos más peligrosos y autodestructivos, gente cuya vida va de mal en peor, gente acostumbrada a vomitar y mear sangre, hombres de mirada perdida y hábitos tipificados en el código penal que se ocuparon de sacar de Muñoz lo peor de sí mismo, noche a noche, juerga a juerga. ¿Y sabéis qué? Funcionó: Muñoz se volvió un poquito más indeseable y mis amigos un poquito menos impresentables. Eso es un actor del método y lo demás puñetas”.
“Trabajar con Joaquín Reyes es maravilloso. Pero es muy difícil, tanto para el director como para los otros actores, mantener la concentración en rodaje porque el manantial inagotable de partos, chorradas y gags que Joaquín es capaz de improvisar hace que, con frecuencia, la gente de descojone a mitad de plano. Eso, no obstante, suele ser bueno para una comedia. Quizá el reto sea poner a Joaquín en un drama existencial situado en la Guerra Civil, a ver qué pasa”.
“Salomé Jiménez, que interpreta a Celeste, es la gran apuesta de la película. Es una actriz con un talento indiscutible y un valor fuera de lo común. No tiene miedo a nada y su motivación actoral es inagotable. Una noche, en mitad de una escena erótica con Miguel Ángel Muñoz, se fueron tanto de la pinza que acabaron causando severos desperfectos en el capó del coche sobre el que estaban…, como diría, dando rienda suelta a su desmedida pasión. Naturalmente, producción tuvo que llevar el coche al taller a la mañana siguiente. Ignoro a cuanto ascendió la factura. No he querido preguntar”.
“Desde que era muy, muy pequeño siempre soñé con dirigir a Ava Gardner. Era una dama de una belleza deslumbrante, peligrosa, agresiva para los sentidos. Y tenía un misterio todavía más fascinante aún que su belleza. Naturalmente, era una actriz irrepetible. Por desgracia, murió mucho antes de que uno empezase en esto de hacer pelis. Pero debo haber hecho algo bueno en una vida anterior, porque Ava Gardner parece haberse reencarnado en Pilar Rubio. Pilar y yo disfrutamos como críos haciendo pelis juntos: lo pasamos bien riéndonos y lo pasamos bien sufriendo. A veces incluso jugamos a ser soldados. Hemos combatido ya en un par de batallas. Y esta es la única guerra que me gustaría que no acabase nunca”.
“Dirigir a Samuel Miró es como dirigir a Hulk. Puede ser el más tierno y el más salvaje. Puede ser un inocente niñito más o menos travieso. Y puede ser un monstruo furioso fuera de control. En ocasiones, para sacar al monstruo ha habido que cabrearle, sacarlo de sus casillas, liberar a la bestia que lleva dentro. Eso se consigue a base de provocaciones y/o insultos. Y acojona. Por eso creo que, un día, en mi afán por extraer una interpretación “brutalmente” buena de Samuel, puede que cruce la línea y, en un arrebato de ira, el chaval me decapite de un manotazo. Pero, bueno, ¿qué más da? Seguramente el plano habrá merecido la pena”.
Esta película me parece interesante, es humor sobre sexo.
Hola!!!
Desde hace mucho sigo el blog, pero hacía tiempo que no dejaba ningún comentario, sólo os escribo para felicitaros por el giro que ha dado el contenido, ahora mucho más lleno de entrevistas, que aportan mucho, y de otras reflexiones también importante.
A seguir, así.
Un saludo.
Desde luego que su expediente académico no se resintió. Siempre fue un estudiante bastante vagoneta.