El pasado sábado TVE1 después de “Las cosas del querer” emitió otra película española, “El portero“, de Gonzalo Suárez, pero si la primera es digna de ver, la segunda deja mucho que desear.
El guión de la película “El portero”, protagonizada por Carmelo Gómez y Maribel Verdú, y estrenada en el año 2000, adapta al cine el relato homónimo escrito por el periodista Manuel Hidalgo, que él mismo se encargó de transformarlo en un guión cinematográfico, es demasiado simple y sus supuestos simbolismos no llegan a calar en el espectador.
La historia de “El portero” nos mete en la vida de guardamente de Primera División, concretamente del Real Madrid, que se gana la vida en la Posguerra yendo con una vieja camioneta de pueblo en pueblo retando a los aldeanos a que le intenten meter un gol de penalti a cambio de unas monedas. Sin embargo, su vida se complicará al llegar a un pequeño pueblo asturiano donde conocerá a una joven (Maribel Verdú), que tiene un hijo de color, y donde la benemérita, con la bendición del cura del pueblo, organizará un partido simbólico: una ronda de penaltis que enfrentará al pueblo y a la Guardia Civil, que no está dispuesta a perder de ninguna de las maneras.
Del amplio reparto, aparte de Carmelo Gómez, que recibió una nominación al Goya, destaca Elvira Mínguez interpretando a la mujer de la autoridad más importante de la Benemérita del pueblo, el Sargento (Antonio Resines), que está cansada de su esposo y de sus ideas, y acaba engañándole con el médico del pueblo y uniéndose al pueblo en la secuencia final.
Maribel Verdú no llega a destacar, ni siquiera en la escena que le confiesa a su amante cómo llegó a tener un hijo de color.
Lo que más sorprende de este film es su tramo final de casi 20 minutos de duración donde, a modo de duelo de pistoleros, se baten tirando penaltis dos representantes de la Guardia Civil y dos representantes del pueblo.
Durante estos 20 minutos se borda la parodia, desde el momento que el balón del fútbol aparece con los colores de la bandera española, hasta ver como el maqui más perseguido de la localidad, interpretado por Eduard Fernández, aparece en el duelo, junto a sus amigos armados con escopetas, dispuesto también a tirar penaltis para ganarle la partida a la Guardia Civil, bajo la atenta mirada del párroco (Roberto Álvarez) que, como descubriremos al final de la película, se acaba llevando la mejor parte del botín.
Nota El Blog de Cine Español: 4.