Este viernes llega uno de los platos fuertes de la temporada: “Alacrán enamorado” (Santiago Zannou), la versión cinematográfica del libro homónimo de Carlos Bardem.
Tengo la intuición de que el salto de Bardem a la dirección será inminente. Es casi algo genético, que además va dentro de su personalidad, su calidez en el trato, su falta de convencionalismos y la valentía al tratar temas incómodos… Llamémoslo talento.
Hemos tenido el honor de entrevistar a Carlos Bardem (Madrid, 1963), uno de los protagonistas y guionistas de esta Spanish History X por la que se ha dejado la piel. Por supuesto, ha hablado sin tapujos. Como siempre.
A las puertas de un inminente estreno tras tres años de trabajo, ¿cómo habéis vivido las últimas semanas el equipo de “Alacrán Enamorado”?
Pues ha sido el tiempo de cerrarlo todo, de ver a la criatura perfectamente vestida, sonorizada, con su música. Un momento hermoso pues precede al más importante, presentar Alacrán Enamorado al público, entregárselo con la esperanza de que también lo ame.
Zannou ya mostró su buen pulso con el mundo marginal de la calle. ¿Cómo llegó al proyecto?
Yo estaba rodando en Barcelona. Me enteré de que estaba allí. No nos conocíamos. Quedamos para tomar un café, le pasé la novela y quedamos en hablar. Me llamó a los dos días, emocionado, y me dijo “tendrás un problema si no dirijo yo la película”… (risas)… Al productor Alvaro Longoria le encantó la idea, y la pasión de Santiago fue decisiva para poner todo en marcha.
Has declarado que te cuesta calificar de “malos” a los personajes de Alacrán, sino más bien movidos por el odio como herramienta para controlar a las personas
Que el odio es y ha sido utilizado como herramienta de control social es casi una obviedad. Señalar a alguien como un enemigo para tapar errores de gobierno y desviar la frustración de la gente es un truco viejo. Y repugnante. Se hizo contra los judíos antes del Holocausto y hoy se usa, en toda esta Europa saqueada y estafada, contra por ejemplo los inmigrantes. ¡Como si ellos fueran los culpables, en parte, de esta estafa! El odio racista y fascista siempre busca señalar a un colectivo “extraño a nosotros”, distintos, ya sean rojos, homosexuales o inmigrantes, deshumanizarlo como paso previo a su persecución y destrucción. “No son como nosotros” significa, por extensión, son peores, inferiores y debemos extirparlos. Hay que estar atentos a los fascismos cotidianos que alimentan ese monstruo.
Y no puedo, como creador, como creador suyo, calificar de “malos” a los personajes porque creo firmemente que si se quiere dotar de humanidad a unos personajes, ya sea como escritor o actor, no debes reducirlos a clichés sino intentar comprenderlos, comprender incluso las razones de un pensamiento o moralidad perversos, aberrantes. Juzgar lo impide. Hay que dejarles hablar, crear desde su lógica, la compartas o no, y que sea el lector o el espectador quien los juzgue.
El protagonista logra canalizar su violencia a través de la disciplina del boxeo, y eso le plantea una paradoja a más de uno. ¿Qué les dirías a quienes creen que el boxeo fomenta la violencia?
El boxeo es violento, sin duda. Y yo no hago proselitismo de la violencia ni quiero convencer a nadie de nada. A mí me gusta el boxeo, me gusta como deporte y me gusta como metáfora múltiple y acertada de la vida, de la lucha que es vivir. Yo lo único que cuento es que yo he visto muchos Julianes, muchos alacranes, que provenían de entornos sociales y familiares muy jodidos, muy violentos y desestructurados. Gente con una carga de odio y rabia encima ya muy fuerte. Chicos que encontraban en la práctica del boxeo unas normas, unos códigos, una disciplina que exige, para ser bueno, respetar al rival y respetarse a uno mismo. Para este tipo de chavales, para algunos, el boxeo es un camino de mejora.
¿Qué destacas del trabajo de Alex González?
Algo tan importante como su absoluta y profunda calidad interpretativa, fruto de un compromiso intenso y extenuante con Julián, su personaje, y con la historia. Alex, apoyándose en un gran trabajo técnico, lo ha dado todo, se ha vaciado emocional y físicamente. En mi opinión es lo mejor que ha hecho como actor hasta ahora y va a sorprender a todo el mundo. Esta genial.
En principio, el tono de acción trepidante y violencia puede atraer a un público masculino, pero el vértice del relato es una potente historia de amor. Cuando creas una historia, ¿piensas a qué público puede estar dirigido y sus aspiraciones comerciales?
Me niego a reducir Alacrán Enamorado a una historia de acción. Es mucho más compleja. Creo honestamente que es una gran película porque es eso, y esa acción está increíblemente bien filmada, pero es mucho más que eso. Es una historia de superación, es una historia de amor, tiene una lectura social y política muy clara. Es una película que creo atraerá a públicos muy distintos por muy diversas pero potentes razones. Y sobre todo porque es una película absolutamente emocionante.
¿Te has planteado el salto a la dirección?
Sí, claro. El problema es que se lo plantee algún productor…jajajaja
¿Qué opinas de Torrente?
Yo trabajé en la primera, me divertí mucho y me pareció muy original. Entretenimiento 100%.
Alacrán se aleja del tópico de “cine español”, cargado de prejuicios, aún asentado en parte del público. ¿Qué puede ofrecer la película al público en general?
Es que yo no sé qué coño es eso del “cine español”, ¿películas de la guerra civil? Es una etiqueta falsa, una calumnia interesada lanzada por un sector: el más cavernario de la derecha y medios ultras de este país. Yo creo en el buen cine. Punto. Y Alacrán es muy buen cine.
Estoy de acuerdo con lo que dice Carlos Bardem (que, por cierto, escribe cojonudamente), en cuanto al miedo que da el odio como herramienta política.
Aunque a riesgo de pasarme de original y exigente, echo en falta en su listado de extigmatizables a través del odio a los conservadores. Sólo enumera a los clásicos:
“El odio racista y fascista siempre busca señalar a un colectivo “extraño a nosotros”, distintos, ya sean rojos, homosexuales o inmigrantes, deshumanizarlo como paso previo a su persecución y destrucción. “No son como nosotros” significa, por extensión, son peores, inferiores y debemos extirparlos. Hay que estar atentos a los fascismos cotidianos que alimentan ese monstruo”.
Pero creo que ciertos métodos nada deseables se le aplican también a “los que son de derechas”, y no pocas veces con el mismo argumento: “no son como nosotros”, “son los culpables de todo lo que nos pasa”, “son peores”, etc.
Lo que pasa es que el término fascismo viene asociado únicamente al radicalismo de derechas y eso descarga al denunciante de tener que mencionar modos “fascistas” que se escudan en otras ideologías.
Hasta le permite despedirse con un zarpazo: “una calumnia interesada lanzada por un sector, el más cavernario de la derecha y medios ultras de este país”.
El tío dicen que como actor le da cien patadas a su hermano. Escribe de lujo y por lo visto es un tio protector, que atrapa a la gente y es super cálido. Lo veo dirigiendo.
Marañon,
Sí hubiese sido un acierto denunciar en fascismo o radicalismo de una u otra ideología, independientemente. Pero no era algo de esperar en él.
Eso sí, en su comentario sobre la calumnia acerca del tópico del cine español coincido bastante.